El descontrol manda en la previa y la salida del boliche
Crespo.- En la noche del sábado, cuando los vecinos intentan irse a dormir lo que comienza a escucharse es una mezcla de griterío con una fuerte música de fondo, aceleración de motores y bocinas que llegan desde la calle. Es el horario de la previa del ingreso al boliche ubicado sobre Otto Sagemüller entre Moreno e Yrigoyen.
A pocos metros del ingreso se afianza una tendencia: los asistentes se juntan en las veredas y calles con su propia fiesta de bebidas y parlantes en la calle.
Los vecinos del lugar dicen que cada fin de semana reciben los molestos coletazos del ruido de la calle, donde pasan motos haciendo explosiones en sus escapes; automóviles que abren sus puertas dejando la música al palo, o que sirven de provisorios moteles; chicos que hacen pis y vomitan en las veredas. Todo eso sucede en las puertas de sus casas y nadie pone un solo límite.
El problema se da en doble turno. Por un lado, antes de que la noche comience (ingresando a las 02:00 am) y, por el otro, a la hora de la salida (06:00 am).
En parte, este fenómeno es una de las caras del exacerbado consumo de alcohol en la noche crespense. Pese a que no es una situación nueva, los consultados señalan que ahora es mucho más severa. Para el barrio es un problema adicional, al del colapso en el estacionamiento, las situaciones violentas, al margen de los ruidos que además se emiten desde el propio local bailable –que supera los decibeles permitidos- a los que tampoco se pueden acostumbrar. También los efectos del consumo de alcohol, del que quedan vestigios junto a las viviendas.
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