Política y sociedad
Una propuesta política en clave de reflexión
Existen quienes señalan que limitar la política a una mera definición de objetivos, sin indicar los cómo y con quiénes, equivale a aceptar que la estrategia usurpe la acción, relegando a la primera tan sólo al rol de especulación teórica.
En este sentido, se ha sostenido que el político debe fijar fines y conocer y/o emplear medios, con lo cual estaría llevando adelante la estrategia. Porque los fines u objetivos sin precisar los medios, muchas veces, no pasan el límite de frases vacías, desprovistas del necesario señalamiento de los cómo y con quién o quiénes se llevarán adelante.
Ello permitiría inferir que la estrategia, siendo un método de razonamiento para elegir procedimientos eficaces, es algo propio de la política. Es en este nivel de razonamiento que proponemos como objetivo político para Entre Ríos, insistir en la persecución de un federalismo que, los entrerrianos, hemos perdido en algún punto de nuestra historia.
En términos estrictamente provinciales, podemos asegurar que en este tiempo histórico de deriva política y desinterés por las decisiones soberanas, que nos condujo a una miseria casi calculada, donde se intentó que lo económico, casi por cuestiones del azar, prevalezca sobre lo político, es cuando se hace perentorio el apuntalamiento de un “proto-nacionalismo provincial” (i.e., prioridad, preeminencia o superioridad), no sólo como reivindicación territorial sino como razón política que nos induzca a ser protagonistas de nuestra propia historia, no testigos mudos de la misma, indiferentes y pasivos frente a una cruda y dura realidad que nos interpela cotidianamente.
¿En qué consiste el federalismo?
Federalismo proviene del latín foedus -oris que significa pacto, alianza y hace referencia a la distribución funcional y territorial del poder. En este sistema político, los diferentes Estados provinciales conservan la potestad de dictar sus propias leyes y elegir autoridades propias. Pero delegan o ceden algunas prerrogativas con el objeto de organizar un poder central, es decir, el Estado Nacional.
La Constitución Nacional que decidieron conformar todas las provincias establece cómo se distribuyen las competencias entre las instituciones centrales y las territoriales.
Es en este antiguo pacto, por ejemplo, donde hemos aceptado delegar (i.e.,tercerizar) la administración de nuestro principal recurso que son los ríos, delegación que ha sellado de algún modo, lamentablemente, un destino seguro de subdesarrollo, un aislamiento fatídico, una cesión de nuestros derechos, que explica una pérdida neta de soberanía y cuya proyección implica la certeza de que nada nos corresponde. En ese infausto y equivocado derrotero, advertimos la imposibilidad de utilización y/o administración sobre los “sistemas de recursos naturales”, lo cual explica no solamente la indigencia de recursos en las que nos coloca y transitivamente la pobreza a la que condenan a nuestra sociedad, y es por ello que lograron convencernos, salvo escasísimas excepciones, que definitivamente nada es nuestro y por ende, resultaría totalmente improcedente todo reclamo por el usufructo, sobre todo porque “la política” (nuestra clase política, extraviada por arcanos andariveles y sin vocación ni voluntad de cambios copernicanos) aceptó irresponsable y torpemente el tránsito desde la propiedad de los recursos naturales hacia la nuda propiedad.
Es en este marco, en estas kafkianas circunstancias provinciales, donde resulta profundamente funcional la introducción del concepto de “protonacionalismo”, para el cual podríamos (debemos) desempolvar historias de nuestros caudillos, arraigadas en el ser provincial que permitirán que germine la indispensable “mitología pragmática” anterior a la construcción de un territorio soberano.
Esta suerte de secesionismo propuesto como estrategia, aplicado en dosis homeopáticas, podría ser el inicio de un camino que conduzca a construir un futuro, un discurso que tiene que sonar único en toda nuestra isla (Entre Ríos), apoyándonos en nuestra cultura que es la que nos define y predispone al encuentro, con una música que suene e interprete con la misma letra.
Nos angustia y exaspera ver como cada día más somos la hermana pobre de la llamada región centro y cómo desperdiciamos impúdicamente posibilidades únicas e inmejorables.
En definitiva, se ha construido en décadas, una ecuación lamentable y ruinosa, que aduna a los males estructurales señalados como el subdesarrollo, el aislamiento y la pérdida de autonomía como provincia, estos horrendos sucesos de anti republicanismo y ausencia de ética política.
En tanto que “la política” que conduce la provincia no haga el esfuerzo suficiente para saber verdaderamente a dónde elige ir, continuaremos siendo el juguete de la fuerza gigantesca que se desencadena, sin saberlo, en sociedad con la búsqueda de la ventaja inmediata.
Depende sólo y exclusivamente de nosotros. Todavía estamos a tiempo, pero no tenemos mucho más para desperdiciar.
Trabajo realizado por: Alejandro Di Palma, José Mouliá, Roberto Domingo, Julio Panceri, Pablo Mussio, Rubén Pagliotto, Pablo Presas
Contador público nacional; también asesor económico- financiero, especializado en Pymes locales; y especialista en Sindicatura Concursal.