Economía
La producción de pollos crece con innovación, eficiencia y nuevas apuestas energéticas
A pesar de los desafíos, el sector avícola sigue apostando por la innovación y la eficiencia como motores de su crecimiento y sostenibilidad en el futuro.
La industria avícola argentina cerrará el 2024 con una producción de pollo superior a la del año anterior, un crecimiento que no se debe a un aumento en la faena, sino al incremento en el peso de los animales. La relación favorable entre los precios de los granos y el valor del pollo en el mercado ha permitido a los productores aprovechar la situación para agregar más valor a su oferta, resultando en una mayor cantidad de carne disponible para el consumo interno y la exportación.
Según las estadísticas del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), la producción de pollo alcanzará las 2,5 millones de toneladas, lo que representa un aumento de 50.000 toneladas respecto al año anterior. Esto se traduce en un consumo de 48 kilos de carne de pollo por habitante en 2024, cifra que supera por 2 kilos el consumo de carne vacuna, que hasta octubre de este año promedia los 46 kilos por habitante.
Impacto en el consumo interno y las exportaciones
El crecimiento en la producción de carne de pollo se ve reflejado en el consumo interno, que ha desplazado a la carne vacuna, alcanzando cifras récord para el sector. En cuanto a las exportaciones, se espera que el volumen llegue a las 230.000 toneladas al finalizar 2024. Aunque aún se encuentra por debajo de las 253.000 toneladas alcanzadas antes de la crisis de la influenza aviar, que provocó el cierre de mercados internacionales, las expectativas son positivas para el futuro cercano.
Uno de los principales mercados que aún sigue cerrado es China, que representa una de las principales oportunidades para el sector. Sin embargo, se mantiene la esperanza de que se reabra próximamente, lo que permitiría continuar con el crecimiento de las exportaciones en 2025.
La eficiencia y la innovación como claves para el futuro
El sector avícola argentino es conocido por su alta concentración y por estar integrado verticalmente, lo que significa que muchos frigoríficos poseen sus propias granjas de engorde. Sin embargo, en muchos casos, este proceso está tercerizado en los llamados "integrados", productores que reciben los pollos bebé para luego entregarlos al frigorífico con el peso solicitado para su faena.
Con la implementación de nuevas reglas de juego bajo el gobierno de Javier Milei, el sector avícola enfrenta el desafío de mantener la competitividad y la eficiencia, sin depender de la inflación o las devaluaciones. En este sentido, la clave está en mejorar la eficiencia productiva a nivel interno, especialmente en el proceso de engorde de los pollos.
Roberto Domenech, presidente de CEPA, explicó en diálogo con Bichos de Campo que uno de los mayores desafíos del sector es la modernización de los galpones de engorde. Según Domenech, para lograr un crecimiento sostenido y competir a nivel global, es fundamental mejorar los procesos de conversión de alimentos y optimizar la ganancia de peso diario de los animales. "Si queremos tener un crecimiento sostenido en producción, tenemos que incrementar la disponibilidad de galpones que marcan una diferencia muy grande en conversión, en ganancias de peso diario", comentó.
La reconversión energética: Un proyecto clave
En respuesta a la necesidad de modernización y eficiencia, el sector avícola está apostando a una reconversión energética, enfocándose en la implementación de energía fotovoltaica para los galpones de engorde. CEPA está trabajando con YPF en un proyecto piloto para instalar paneles solares en los galpones, con el objetivo de reducir los costos operativos. Domenech detalló que, si bien la energía solar no reemplazará por completo el suministro eléctrico necesario en momentos de baja luminosidad o durante la noche, se espera que ayude significativamente a reducir el consumo de electricidad.
"Estamos trabajando con YPF, en el nivel de análisis e información con las distintas integraciones de energía fotovoltaica. La inversión en paneles solares para un galpón rondaría los 300 mil dólares, y tenemos muchos proyectos en movimiento", dijo el presidente de CEPA. La meta es que los paneles solares cubran el 70% del consumo energético necesario para el funcionamiento de las granjas.
Además, Domenech señaló que la empresa provincial de electricidad ENERSA ha mostrado interés en comprar la energía excedente que no se consuma en los galpones, lo que representaría una importante fuente de ingresos adicionales para los productores.
El proceso de reconversión energética no solo depende de la inversión privada, sino también del apoyo gubernamental. Según Domenech, el éxito de este tipo de proyectos depende en gran medida de la infraestructura disponible en las provincias, como el acceso a caminos adecuados y una buena conexión de internet en las áreas rurales, además de una adecuada provisión de energía. "Es importante que la provincia de Entre Ríos haga su aporte, no solo en términos de energía, sino también en términos de conectividad y acceso a los galpones", agregó.