La importancia de la salud emocional para los trabajadores de la salud
El jueves de la semana pasada fue el día internacional de la enfermería, una profesión que es de vital importancia para cualquier nación, y más en este último tiempo. Ahora bien, hemos visto demasiadas veces enfermeros sobrecargados, saturados y emocionalmente afectados durante la pandemia. Si tenemos en cuenta que la salud mental es parte de la salud integral, cabe preguntarse: ¿quiénes cuidan a los que nos cuidan?
Con ese mismo interrogante, la psicóloga Stella Cístola comienza su reflexión, en diálogo con Paralelo 32. “Hace muchos años, cerca de 20, me pregunté, como psicóloga, quién cuidaba a quienes nos cuidan, qué protección psicológica recibían, y comencé a estudiar, investigar y trabajar en consecuencia”, introduce.
Es preciso señalar que Cístola cuenta con amplia experiencia en el tema. De hecho, el mismo jueves fue convocada por el Departamento de Enfermería del Ministerio de Salud para dar una charla virtual sobre el asunto. Asimismo, a lo largo de su carrera profesional ha participado de distintas jornadas, encuentros y simposios de enfermería.
“Desde el comienzo de la pandemia, he puesto el acento en los cuidados emocionales hacia la población en general y al sector de los «Respondientes», y enfermeros en particular”, dice. Y, continúa: “¿Qué reflexiones al respecto me provoca la pandemia? Si el que cuida no es cuidado, difícilmente pueda cuidar, pagando con su salud”.
Seguidamente, la psicóloga argumenta que es importante profundizar sobre este tópico “porque reflexionar es cuidar”. En relación a esto, añade: “He insistido desde hace tiempo en la inclusión de psicología en las currículas de los institutos de formación, en su doble vertiente, hacia el paciente y hacia ellos mismos, para que tengan herramientas de afrontamiento ante las situaciones estresantes (conviven con el dolor y la muerte)”.
Con base en lo anterior, narra: “He visto el miedo, la frustración, la irritabilidad, el enojo, que son emociones normales en una situación que no lo era (pandemia). Sentían todo esto y más, como cualquiera, pero la diferencia es que debían continuar actuando, cuidando, mitigando los efectos de la pandemia, de las emergencias, sintiéndolas…. En un doble trabajo, permitírselo como ser humano sin que afectara o interfiriera su accionar”.
Luego, prosigue: “La enfermería fue y es uno de los puntales del sistema de salud y de la crisis vivida. Salud, bomberos, fuerzas de seguridad, etc., fueron primera línea: «Respondientes», organizados, conteniendo, produciendo”.
Llegado a este punto, aclara: “Y no podemos pensar que esto no haya tenido un costo, más allá de la vocación de enfermeros (que sin dudas es fuerte). Sentimientos encontrados, presión, frente a la conducta de terceros, resistencia a tener que trabajar en esas condiciones, tensión y conflicto entre lo que se quiere hacer, lo que no, lo que no se sabe o no se puede, irrumpiendo la frustración, sentimientos vividos en soledad”.
En relación a la tarea de las instituciones frente a esta situación, opina: “Las organizaciones deben ser y mantenerse sanas para cuidar a sus miembros y hacer los esfuerzos necesarios para que cuenten con inmunidad psicológica, logrando un ambiente humanizador, distendido, que favorezca la circulación de la palabra. Palabras de intercambio que son protectoras, por lo que producen sensaciones, afectos y efectos en aquellos que las escuchan. En las instituciones de salud, ¿hay protocolos de medidas de seguridad psicológica? ¿Por qué la salud emocional no es tenida en cuenta dentro de la profilaxis?”.
Por último, concluye: “Nuestros Enfermeros, están agotados… se los llamó héroes, pero si no se le suman herramientas de protección emocional, se los deja solos. Que deje de ser una aspiración para convertirse en realidad, la salud emocional también es salud. Cuidemos a nuestros enfermeros”.