Sociedad
El uso del celular en el aula: un problema creciente en Argentina
Más de la mitad (54%) de los estudiantes argentinos de 15 años reconoce que se distrae en clase utilizando dispositivos digitales, según el último informe del Observatorio de Argentinos por la Educación. Esta cifra, basada en las respuestas de los alumnos a los cuestionarios de las pruebas PISA 2022, se encuentra muy por encima del promedio de la OCDE (30%). Además, un 46% de los estudiantes afirma que se distrae por el uso que hacen otros compañeros, lo que sitúa a Argentina como el país con los porcentajes más altos en esta problemática entre los 80 participantes de las pruebas PISA.
El informe, titulado "Celular en el aula: uso, distracción y aprendizajes", fue elaborado por Andrea Goldin (investigadora del CONICET y el Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Torcuato Di Tella), junto a María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén (del Observatorio de Argentinos por la Educación). En sus conclusiones, destaca el impacto negativo del uso indiscriminado del celular en la atención y el rendimiento académico de los estudiantes.
Medidas para regular el uso del celular en las escuelas
Frente a esta situación, algunas jurisdicciones en Argentina han comenzado a tomar medidas. La Ciudad de Buenos Aires reguló el uso de celulares en las escuelas en 2024. Desde agosto de 2023, en las escuelas primarias y jardines de infantes, los estudiantes no pueden utilizar celulares ni en clase ni en los recreos. En el nivel secundario, los dispositivos deben permanecer guardados durante las horas de clase, salvo en actividades pedagógicas planificadas, según estableció la ministra de Educación Mercedes Miguel. Provincias como Salta también han implementado restricciones similares, mientras que en Tucumán se analiza una medida en la misma línea.
A nivel regional, Brasil aprobó recientemente una ley que limita el uso de celulares en las escuelas primarias y secundarias, tanto públicas como privadas. La normativa permite su uso solo con fines educativos, bajo autorización del docente, o por motivos de accesibilidad y salud. En ese país, la mayoría de los 26 estados, incluido Río de Janeiro, ya habían implementado restricciones antes de la aprobación de la ley federal.
Otros países, como Francia, Italia y China, así como algunos estados de Estados Unidos y Alemania, han adoptado medidas similares en sus sistemas educativos.
Impacto de la regulación en CABA
El gobierno porteño realizó un relevamiento en octubre de 2023 entre 50 escuelas secundarias para evaluar los efectos de la restricción del uso del celular. Los resultados indicaron que el 57% de los estudiantes afirma prestar más atención en clase, un 47% conversa más con sus compañeros y un 41% manifiesta sentirse más aburrido. Además, el 96% de los directivos y el 98% de los docentes considera que el uso de celulares dificulta la atención y participación de los alumnos.
Las autoridades educativas de CABA señalaron que el objetivo de esta regulación es "estimular la concentración en clase" y "promover la socialización" en los recreos. Cada escuela debe confeccionar su propio protocolo, pudiendo establecer medidas más estrictas que las impuestas por el gobierno.
Expertos advierten sobre la necesidad de estrategias claras
El debate sobre la regulación del uso de celulares en las aulas genera diversas posturas. Fabio Tarasow, coordinador del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías (PENT) de Flacso, señala: "Las investigaciones son contundentes: la presencia del celular en el aula tiene efectos distractivos y perjudiciales. Si acordamos limitar su uso a momentos puntuales donde la actividad lo justifique, surge un desafío importante: ¿cómo se gestiona y controla el no uso? Esto nos lleva a la necesidad de definir políticas institucionales claras". Además, destacó que sin estrategias bien definidas y apoyo a los docentes, el problema persistirá.
Por su parte, Alejandro Artopoulos, director del Centro de Innovación Pedagógica de la Universidad de San Andrés, enfatizó: "Estamos atravesando un período de turbulencias psicosociales provocadas por la presión del FOMO (miedo a perderse algo) y la insana socialidad digital, que afectan especialmente a niños y adolescentes". Sin embargo, advirtió que "regular el uso del celular no es sinónimo de abstinencia" y que la escuela tiene la responsabilidad de preparar a los estudiantes para una ciudadanía digital responsable.