Sociedad
Déficits alimentarios y obesidad: un desafío para quienes gestionan los planes alimentarios en los comedores sociales
En un contexto donde la alimentación se ha convertido en un tema de preocupación creciente, el licenciado en Nutrición y docente Sergio Britos ha destacado la grave situación de déficits progresivos en la alimentación que contribuyen al aumento de los índices de obesidad en la sociedad argentina. Como investigador de la Facultad de Bromatología en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), Britos ha señalado que, más allá de las dificultades económicas del país, persiste una cultura alimentaria que prioriza el consumo excesivo de carne y productos derivados de harinas, lo cual se refleja en la gestión de los planes alimentarios, especialmente en comedores.
"Durante décadas, los nutricionistas hemos advertido sobre los problemas en el diseño y la gestión de la alimentación, especialmente en lo que respecta a la nutrición de los niños. Muchas veces, estos programas están pensados para engordar en lugar de nutrir", afirmó Britos, subrayando la cronicidad de la baja calidad alimentaria que enfrentan muchos niños, la cual se agrava con los programas alimentarios deficientes.
Britos ha señalado que desde hace aproximadamente 30 años se observa con preocupación la problemática del déficit nutricional, y la Facultad de Bromatología de Gualeguaychú trabaja en programas de investigación y extensión para mejorar la gestión de comedores escolares y sociales. Según estudios realizados en 2019, ya se alertaba sobre el impacto en la salud de una alimentación inadecuada, con el 59% de la población presentando sobrepeso u obesidad, cifra que incluye al 14% de los niños menores de cinco años, el 41% de los escolares y el 68% de los adultos.
El investigador ha diagnosticado una dieta monótona y desequilibrada en la sociedad argentina, caracterizada por bajos consumos de verduras, frutas y lácteos, y un excesivo consumo de cereales refinados, carnes rojas y productos azucarados. Esta tendencia se ve agravada durante momentos de crisis económica, limitando aún más la accesibilidad a una alimentación saludable.
En cuanto a las recomendaciones, Britos aboga por un reemplazo progresivo de alimentos excesivos por verduras y frutas, así como por una planificación consciente de la alimentación familiar. Destaca la importancia de combinar alimentos de diferentes grupos y reducir el consumo de carnes, priorizando verduras, frutas y legumbres, además de asegurar un adecuado aporte de lácteos.
Ante este panorama preocupante, es crucial que tanto las autoridades como la sociedad en su conjunto trabajen en políticas y acciones concretas para promover una alimentación más saludable y equilibrada, especialmente entre los sectores más vulnerables. Según el último estudio realizado en el 2019, ya se manejaban cifras que alertaban respecto al impacto en la salud, de una alimentación inadecuada, donde el 59% de la población, es decir, más de la mitad del país, tenía sobrepeso y obesidad. “Es un número gravísimo y da cuenta de la magnitud del problema y el 14% de los niños menores de cinco años tenían sobrepeso, el 41% de los escolares y el 68% de los adultos. Cuando se promedia, es que llegamos al 59%”, señaló.
“Es fundamental abordar estos desafíos de manera integral, reconociendo la complejidad de los factores que influyen en los hábitos alimentarios y promoviendo cambios estructurales que permitan mejorar la calidad de vida de toda la población”, indicó.