Sociedad
Aquel desopilante diálogo con un filósofo de cabotaje
** Sería para quebrar su reputación de hombre solitario, o quizás porque se diera un encuentro casual, la cuestión es que hoy Don Leoncio quebró su tranquila costumbre de andar solo y vino acompañado por Doméstico Antunez, a quien presentó como ‘el filósofo del Quinto’, haciendo alarde de verse acompañado por un intelectual. Y uno, apabullado frente a la colisión repentina con sus supuestos saberes, solo pudo hacer preguntas predecibles, tipo, y dígame, filósofo Doméstico, ¿qué opina frente a este nuevo cambio de año del que gracias a Dios todavía somos testigos?
** Me miró con desinterés, alongó con el índice y pulgar su plateada barba con chiva en forma de cono de delgadas hebras, se tomó unos segundos y alzando la vista me dijo: “Hubo años que me ataloné en cada diciembre tratando de resistirlos, de pararlos. A mí los años no me engañan, sé que los próximos vienen por mí.
--M.- ¿Y eso de querer impedirlo, cómo se hace?
_Filósofo Doméstico.- Me abstendré que caer en detalles de aquellos atalonamientos, pero ya que insiste le cuento otro intento fallido… Me acuerdo que en el 99 me encadené a la vieja magnolia del Jockey Club para quedarme ahí tratando de impedir que me llevara el torrente de los años, y ahí supe que su pérfida alma de innoble madera había sido arrastrada por la ambición.