En nuestra alimentación no estamos demasiado acostumbrados a las legumbres; y vaya a saber por qué los abuelos inmigrantes, que tan arraigadas las tenían a su dieta, las fueron sacando de sus hábitos. Tal vez recuerdos amargos de una infancia de privaciones, o de la guerra, o de los motivos por los que vinieron buscando un destino más amable, un futuro prometedor.

Las legumbres han sido desde tiempos inmemoriales un alimento al alcance de todos durante todo el año. Si bien se disfrutan tiernas y frescas en primavera e inicios del verano, son muy nutritivas y podemos conseguirlas secas en las dietéticas durante todo el año.

Pero también el tabú de la cocción pudo haber sido un factor determinante a la hora de evitarlas. Hay algunas que tienen mala fama por producir flatulencia, pero no son la mayoría. Pero sí todas, si no están frescas, requieren tiempo de remojo y paciencia en la cocción. Fácil, pero tiempo en fin. Tiempo que escasea en estas épocas donde cada minuto es oro. Pero… son tan fáciles de cocinar que prácticamente se hacen solas.

Es importante que las pruebes, que las disfrutes, y que cuides tu salud, porque ellas son una fuente inagotable de vitaminas, minerales y proteínas vegetales. Y hay tantas, pero tantas preparaciones que pueden comerse en cualquier día con cualquier clima. Dan para un guiso súper caliente como para una ensalada en un día demasiado caluroso. Sólo es cuestión de tenerlas presentes. Amamos su versatilidad, la posibilidad de combinarlas con todo tipo de carnes, con todo tipo de vegetales, solas o especiadas, con aromáticas o con los típicos masalas indios.

Bien de verano, sacada de la heladera, y para cuando asoman algunos fríos a modo de guiso, esta receta libanesa es especial para todo el año: Fassoulia bi-silk
Es altamente rica en proteínas, fibra y hierro. Contiene porotos negros, que son nativos de Africa y Asia, bajos en grasa y sin colesterol, combinada con uno de los vegetales más viejos que se conoce: la remolacha, si conseguís mejor blanca, y perfumado con hierbas y especias típicas. Probala, es increíble.

Ingredientes:
225 gramos de porotos negros, remojados al menos 6 horas. O los que te gusten: alubias, de manteca, peruanos, rojos, aduki….
1 cucharada de aceite de oliva
1 cebolla picada fina
3 dientes de ajo picados
4 hojas de menta picada
450 gramos de remolacha blanca, dorada o morada, cortada en cuadrado
Sal, pimienta blanca y pimienta negra a gusto

Preparación:
1) Cocinar los porotos durante no menos de dos horas en una olla donde el agua de cocción se mantenga siempre 2 cm por encima de la legumbre. Si el agua baja, agregar más hirviendo. Cuando están tiernos como una manteca derretida, ya están cocidos.

2) Saltear la cebolla y el ajo hasta que estén dorados. Condimentarlo con la menta y agregarle la remolacha, cocinando hasta que ablande a fuego bien bajo. Si se desea, agregarle unas gotas de jugo de limón

3) Juntar ambas preparaciones y dejar reposar.

4) Servir, y si se desea, decorar con trocitos de pan y queso blanco.

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