Verduras y hortalizas inocuas desde la huerta a la mesa
Puiggari– Pasando la planchada del arroyo Gómez, a unos 400 metros, sobre el camino de broza que pasa detrás de Puiggari y comunica con Aldea Protestante, se encuentra la Huerta Racine. Son unas 7 ha que cultivan los esposos Débora Racine y Diego Schiavoni, de la mano de un tradicional productor hortícola santafesino, Silvio Racine, a quien definen como la voz cantante del proyecto de producción agroecológica, un sistema que es mucho más que el no uso de químicos.
Las verduras y hortalizas de la Huerta Racine están en verdulerías y supermercados de la zona según prácticas de manejo recomendadas para la producción vegetal, incluyendo la actividad primaria, el transporte y el empaque, para asegurar la inocuidad de los productos que llegan a la mesa de los consumidores.
La familia Racine tiene una larga tradición en la producción hortícola, con cultivos a escala de zanahoria, choclo y algo de papas en Santa Rosa de Calchines (Santa Fe), de donde son oriundos. En la huerta de Puiggari, iniciada hace unos 3 años, cultivan: batata, zanahoria, repollo, brócoli, coliflor, acelga, espinaca, rúcula, verdeo blanco y rojo, zapallito, calabaza, zapallo, remolacha redonda y alargada, lechuga de hoja, repollada y mantecosa, morada, cebolla de cabeza.
Diego Schiavoni, entrevistado por Paralelo 32, habla sobre lo que significa el sistema de producción agroecológico, sustentable en el tiempo, que mediante el manejo racional de los recursos naturales, contemplando la diversidad biológica y sin la utilización de productos de síntesis química, permite obtener alimentos sanos, manteniendo o incrementando la fertilidad del suelo. “Este sistema –explica- es mucho más costoso en tiempo”.
“Usamos semillas F1 híbridas o comunes y hacemos mucho control de malezas a mano”.
“Lo importante para mantener controladas las malezas, además, es no sembrar fuera de temporada”- concluye Schiavoni.
– ¿Se utiliza algún abono especial para preparar la tierra?
– Hacemos un compost con cama de pollo de la zona, mezclado con tierra y todo el desperdicio del proceso de cosecha y de la limpieza al momento del empaque. Terminamos con la época de calabaza y las que están para tirar, van a esa pila; al igual que las hojas de afuera del repollo y del brócoli. Tenemos un empaque habilitado, entonces procesamos mucho lo que cosechamos y de ese proceso de limpieza y selección, el desperdicio también va a esa pila.
Para enriquecimiento de tierra, tratamos de incorporar la mayor cantidad de rastrojo, materia orgánica post cosecha, dentro del campo. Otra cosa que usamos son algunos productos orgánicos para tratar de mantener nutrida la planta.
En la huerta se trata de mecanizar la mayor parte posible del trabajo. En ese sentido se utiliza una máquina para los trasplantes, el riego es por goteo o aspersión según la época del año, los tubérculos como remolacha y batatas se cosechan a máquina.
Mercado
Sobre el mercado que atienden, Diego señala: “tratamos que sea lo más cercano posible acorde al kilómetro 0 (NdelaR: es una filosofía de producción donde los productos consumidos recorren no más de 100 kilómetros, desde el sitio de producción a la comercialización). Por eso estamos enfocados a la periferia para que la verdura no tenga kilómetros de viaje”. Los productos están disponibles en comercios de Crespo, Libertador San Martín, Valle María, Puiggari. Sobre este punto alude a una normativa de la década del 70 que se está tratando de implementar en este momento en nuestro país, dirigida a que el producto pase el menor tiempo posible entre la cosecha y la puesta en góndola.
“Al no tener químicos –comenta- las plantas reaccionan distinto al stress post cosecha y tienen otro gusto, inclusive”.
Se trata de un producto que se encuentra diferenciado en góndola, llega seleccionado, envasado, roturado, acorde a las normativas de trazabilidad que inician con la elección de la semilla. “Siempre se pensó hacer el embolsado para lograr la inocuidad del producto de la huerta a la mesa. Con el tema de la pandemia, aceleramos ese paso para que no haya posibilidad de que compren algo y lo cambien por otra cosa, la manipulación o ese tipo de cuestiones” –señala Diego.
Además, son productores con reparto propio. “Se arma un bolsón a pedido de la gente y se entrega embolsado, con eso garantizamos la inocuidad del empaque a la mesa”. Es un paso adelante a la implementación de las DTB, normativas de buenas prácticas agrícolas que ya rigen para los cítricos y la fruta, y entrarán en vigencia el año próximo para la horticultura.
“Nosotros –relata- no usamos productos químicos para fumigar. Sabemos que la persona que nos compra es un vecino, no mandamos a un mercado donde no nos preocupa a quien le cae y cómo le cae el producto. Al haber un nombre en el empaque hay una responsabilidad y por eso también la preocupación de cumplimentar todas las normativa vigentes. El Senasa nos ha asesorado muy bien y estado a disposición de lo que fuimos haciendo”.
Control de plagas
Para el control de las plagas se utiliza un extracto foliar que cumple una función de repelente, generando malestar estomacal a los insectos. “En general – dice Schiavoni- ninguno de los plaguicidas orgánicos mata el bicho por contacto, que es la gran diferencia que existe con los plaguicidas fitosanitarios comerciales; en realidad las plagas se combaten entre ellas. La vaquita de San Antonio –afirma- come al pulgón, por ejemplo, pero si no tenés la plaga buena, es difícil combatir la mala. Entonces lo que se busca es generar un ecosistema que se vaya nivelando solo. Para eso es importante tener partes del campo con su correspondiente yuyo, más allá de estar en un trabajo de producción intensiva”. A modo ilustrativo, Diego comenta que “este año cuando empezamos a sembrar acelga hacía un poco de calor, vino una plaga y la liquidó directamente. No hubo nada para hacer y con los productos que usamos, cuando uno tiene la plaga adentro, no la puede parar”. En cuanto a las pérdidas que generan estos ataques de plagas precisa que “siempre buscan algo, según la temperatura o la humedad, pero es raro perder todo”.