Sociedad
Vaselina para economistas pifiadores
** Con su refinada retórica y decoro verbal (digámoslo de este modo si vamos a preservar la habitual ironía de esta columna), el presidente de la Nación recayó una vez más en la extraña sofisticación lingüística que lo caracteriza. Quiérase o no, es un hombre que enriquece nuestro desactualizado glosario lunfardo. En este caso se trató más bien de una dicción de estilo maradoniano, muy prostibularia, cuando planteó que "hay un negocio floreciente que se llama la producción de vaselina para economistas pifiadores seriales".
Como mérito a esta nueva zafada presidencial, debemos admitir que fue menos grotesco, menos directo y más insinuante que Maradona cuando le avisó al periodista Toti Pasman que tenía un objeto extraño metido en sus entrañas (y sin vaselina). Ríase si quiere, pero es así.