Sociedad
Un gesto dulce: helados para los niños en una jornada solidaria
Gracias a la iniciativa de Martín Vivanco y el proyecto Hombre de la Calle, los más pequeños disfrutaron de una tarde especial en Plaza Moreno, con el apoyo de comercios y vecinos comprometidos con la causa.
Desde el proyecto Hombre de la Calle, Martín Vivanco junto a un importante número de colaboradores sigue sorprendiendo gratamente por sus ideas y acciones colaborativas que impactan siempre en los que menos tienen. Esta vez, se trató de una tarde de helados artesanales en Plaza Moreno.
Justamente el domingo 9 de marzo, aprovechando que Martín finalizó un curso sobre este tipo de elaboración, se dio a la tarea de preparar más de 55 litros para repartir entre los chicos que se dieron cita desde las 15:00 en la placita. Pero no se quedó allí solamente, sino que fue en busca de respaldo con las heladerías de la ciudad, golpeando puertas de Siete Colinas, Samoa y Grido para incrementar el caudal a repartir entre los más pequeños. También en cotillones donde le donaron dulce de leche, crema, etcétera. Y así sumó también a la familia Squizziatto que desde La Serenísima también se prendió en la cruzada solidaria, el panadero Weber, Agustín Guagliano, un proveedor de Rosario.
Dentro de esta iniciativa, Martín puso el acento en la predisposición que desde el comienzo del proyecto Hombre de la Calle ha brindado la familia Otegui, “Darío y su esposa nos abrieron la puerta desde el primer día, son nuestros padrinos en cada actividad social que emprendemos”.
Largas colas se armaron para retirar los helados que preparaban los colaboradores/as del proyecto Hombre de la calle, “y es conmovedor ver la sonrisa de los chicos ante esta posibilidad de degustar un heladito”, añadió el entrevistado y recordó su propia infancia “cuando tenía 9 años y La Moderna inauguraba la primera máquina de servir helados en Laprida y Abasolo (año 1988) regalando un helado a los 100 primeros chicos que concurrieran, entre esos chicos estaba yo y los amigos del barrio. Me marcó tanto aquel gesto, que siempre imaginé trasladarlo a alguna de las acciones que hacemos, con la gran colaboración que prestan los comercios de la ciudad. Y vaya coincidencia, cuando fui a pedir colaboración a Samoa, resultó que era el papá de ‘Bebi’ Oberti. Así que también allí tocamos algunos corazoncitos con esa historia”.
Sobre el final Vivanco agradeció nuevamente a cada una de las empresas y personas que participó de esta nueva apuesta del proyecto Hombre de la calle, “estas pequeñas cosas son una caricia para el alma de muchos niños que viven hoy un sinnúmero de dificultades, y una satisfacción para aquellos que los vemos sonreír y compartir un momento de felicidad”.