Victoria
Un buen momento para hablar de Patrimonio
¿Valoramos nuestra herencia arquitectónica? ¿Puede ser Victoria declarada Patrimonio de la Humanidad?, el Arq. Poggio ensaya algunas respuestas y trabaja en otras.
El arquitecto Edmundo E. Poggio – asesor en Planeamiento y Urbanismo del Concejo Deliberante de Rosario— que desde hace 15 años adoptó Victoria como su segundo hogar, nos acercó recientemente un nuevo análisis sobre su pasión, esta vez haciendo foco en otro aspecto fundamental del ordenamiento urbano y preservación de determinadas construcciones típicas de la inmigración vasco genovesa, inventariadas en lo que constituye el llamado Patrimonio arquitectónico.
“La palabra Patrimonio hace referencia a lo nuestro, a lo que conservamos, nuestro acervo cultural, nuestra memoria y pasado, son las acciones de nuestros antepasados que perduran en el tiempo, son nuestro espejo en que debemos mirarnos.
Allí está condensado nuestro ser, representado por el pasado, de dónde venimos y quienes somos…”, comienza diciendo.
Añade que los pueblos que reconocen su pasado y le han dado valor y protección, son los que han desarrollado su futuro y proyectando su cultura. “Reconozcamos a China, Japón, Europa, África y América”.
También suma a la Unesco, quien declaró a muchas ciudades, pueblos, lugares, naturaleza, como Patrimonio de la Humanidad, “es un distintivo que le otorga a estos lugares un reconocimiento en el contexto internacional por su valor, que trasciende al sitio propio”.
En el año 1978, viviendo en la ciudad de Quito, Ecuador, le tocó asistir a la primera declaración de Patrimonio cultural de la humanidad para esa ciudad —también lo recibieron Cracovia en Rusia, y a las islas Galápagos, como patrimonio natural de la humanidad–.
Desde ese momento comprendió —relata— el valor de contar con la presencia de un centro histórico “que nos represente, nos identifique y nos presente ante el mundo, nuestro valor, cultura, arquitectura y sociedad”.
Quizás por todo esto, Poggio manifiesta que “Las ciudades que han conservado y protegido sus centros históricos son las que tienen en su poder la joya del pasado, tan valorado en términos de turismo, que atraen a multitudes por la fascinación de recorrerlo y admirar la arquitectura y artesanías que hoy ya son imposibles de realizar”.
Poggio tal vez no está al tanto de que hay un inventario de preservación de frentes y edificios con valor 1, 2, y 3, según su grado de protección, y que para intervenirlos se necesita la aprobación del Concejo.
“¿Ustedes no reconocen que Victoria tiene un casco histórico de gran valor? ; ¿Son conscientes de esto? , les pregunto a los victorienses, porque los que llegamos de afuera lo primero que apreciamos, observamos y nos entusiasma es ver sus construcciones, comenzando por la plaza mayor, el club social, el Palacio Municipal, la basílica menor, el banco, la jefatura, el club trabajo y placer, y circundando este espacio una gran cantidad de edificios, casas, escuelas, teatros, el mercado municipal, el museo Carlos Anadón, la sociedad Italiana de Socorros, edificios que cuentan las historias de sus propietarios originales, los usos y costumbres, los edificios de los servicios, del agua, del puerto, las familias aristocráticas, las otras que forjaron con sus manos la ruralidad, agricultura, ganadería, los cascos de estancias, los primeros médicos, los que construyeron su imperio económico, los que construyeron contención y solidaridad, el hospicio de niñas y tantos otros que trabajaron por sueños y un futuro mejor para sus hijos”,
Sin dudas, esa valoración inventariada y catalogada por el arquitecto Poggio no alcanza. Y sí, la mayoría reconoce la belleza de esas construcciones, pero no hay mayores ‘incentivos’ para preservarla, que esa memoria de un pasado pujante y un presente totalmente distinto, donde nietos y biznietos prefieren despojarse de esa herencia, no porque estén en contra del Patrimonio, sino porque la misma división de las familias hace que todos necesiten un hogar, y esa porción de historia no siempre termina en manos de quienes pueden seguir apuntalando esa belleza constructiva.
Este es un debate que ya hemos abierto en otras oportunidades, pero sin dudas retorna porque esta ciudad, ligada a la inmigración, sigue conservando muchas de las tradiciones que la forjaron. Otros piensan que esa misma tradición, expresada en la ornamentación del pasado y las convicciones epocales de antaño, es la que muchas veces le impide crecer.
“¿Que opinan?... no es importante trabajar para conservar esta rica historia que nos enorgullece. Se han perdido numerosos testigos edilicios por falta de decisión y cultura de la protección y resguardo del patrimonio como el caso de la ex Casa de la Confederación, en calles Maipú y Piaggio, frente al club El Porvenir (en existencia hoy), ambos en esquina sin ochavas. El Banco en el Quinto cuartel, el puente Urquiza, el puente Antón, los baños del puerto, la grúa que estaba sobre el muelle negro, el tanque de agua del tren, que estaba frente al monumento al pescador, y miles de referentes , historias y anécdotas, que seguramente muchos memoriosos hoy podrán contar”, continúa.
Poggio traslada el debate a plano mundial, donde las ciudades que tienen centros históricos protegidos son fuentes de recursos económicos por turismo, y generan mucho trabajo de todo tipo, guías, artesanos, historiadores, arquitectos, eventos, fotógrafos, escenógrafos, luminotecnia, congresos. “Anualmente se hacen encuentros técnicos a nivel internacional en que se dictan normas o cartas de acción en las conductas de preservación, como la carta de Venecia”.
“Mucho se ha hecho, se han inventariado los edificios con distintos valores de protección, destacados apasionados y profesionales han dado su tiempo y vocación, destacando la incansable tarea del Profesor Oscar Lami, fundando y dirigiendo el museo de la ciudad hasta su último respiro, dejando el legado de la memoria de la ciudad a resguardo”.
En el año 2002, la Comisión de museos, monumentos y lugares históricos, declara a Victoria como “Bien de interés histórico Nacional” mediante la sanción de la Ley Nº 25.686.
En tal sentido, recupera intentos municipales como el Programa del Patrimonio histórico y urbanístico de la ciudad, la restauración del Palacio Municipal y el cine teatro Victoria. “El valor patrimonial de Victoria, no solo es lo catalogado, esto es solo una parte de lo real, hay mucho más…”
Incluye en esa porción de Patrimonio no tan visible a “Las esquinas sin ochavas, testigos de la construcción sin normativas, la curtiembre del Quinto cuartel, las caleras, las panaderías con hornos de ladrillos abovedados, antigua cerámica Rourich, la antigua estación de tren, los primeros asentamientos, el puerto de la Matanza (hoy puerto viejo), las estancias con historia como la de las hermanitas Vivanco, las casas de referentes locales como la del Dr. Cúneo, la antigua Aduana, La cancha de pelota del Jockey con su magnolia grandiflora, los primeros asentamientos, y tantos otros para destacar”.
Sobre el final, Poggio anticipó que trabaja firmemente para presentar ante la UNESCO la solicitud que Victoria sea declarada ‘Patrimonio de la humanidad’, “por su alto valor patrimonial arquitectónico, su unidad como casco urbano, su patrimonio material e intangible y su humedal que abarca 336.000 has, uno de los más importantes del mundo”.
“Esto sería relevante, porque colocaría a Victoria en un contexto internacional, que generaría recursos propios, fuente de trabajo y de ingreso que puedan ser volcados a mejorar considerablemente el desarrollo urbanístico y de servicios de la ciudad”.