Un antiguo tipo de música que perdura en la Abadía del Niño Dios
Victoria.- Es reconocida la importancia que la Abadía Benedictina del Niño Dios ha tenido desde su origen para la cultura y la educación victoriense. Tiempo atrás era una visita obligada para cualquier turista, y en la ciudad todos hablaban de la miel, el dulce de leche, los caramelos y los licores de los monjes, pero en aquel lugar se podía y se puede asistir también para apreciar los cantos gregorianos, quizás menos populares pero muy presentes.
Un canto a Dios
San Agustín de Hipona escribió: “Pues aquel que canta alabanzas, no sólo alaba, sino que también alaba con alegría; aquel que canta alabanzas, no sólo canta, sino que también ama a quien le canta”. De lo anterior se ha interpretado que, según el santo, cantar es como orar dos veces.
El que haya escuchado a los monjes a la hora de los cantos gregorianos, seguramente no lo olvidará jamás. Y es que estos cantos generan una emoción inmediata, a pesar de estar cantados en latín.
La música, muchas veces, le gana al texto. Sin embargo, en este caso, el texto es de vital importancia, ya que se trata de cantos cuya función es expresar la palabra de Dios. Debido a lo anterior, en la abadía ahora se cantan obras traducidas del latín al español.
Pero, ¿qué son los cantos gregorianos? ¿Es música casi extinta? ¿Por qué han perdurado en la abadía de Victoria? ¿Por qué se cantan en latín? El organista Adrián Terraza, entrevistado por Paralelo 32, se refirió a la historia de estos cantos y contó cómo se desarrollaron en la ciudad.
“El canto gregoriano es un tipo de canto llano. O sea, es un canto simple, monódico (formado por una sola línea melódica). El canto está en función del texto. Se podría definir que el soporte textual de la música litúrgica la convierte en una lectura musical. La característica del canto gregoriano es, también, que trata de expresar la palabra de Dios”, comenzó Terraza.
Además, el organista explicó que, en estos cantos, se utiliza un sistema diferente al de la música actual. En este sentido, contó que las piezas gregorianas siempre son modales y están escritas dentro de uno de los ocho modos gregorianos. Luego, hizo hincapié en que “es un canto en función de la liturgia”.
La musicalidad de la abadía
Si bien los cantos gregorianos se realizan a capella, a veces en la abadía son acompañados del órgano francés que tienen. “El órgano sostiene el canto”, detalló Terraza. “Sobre todo, esto se da así cuando no hay una gran cantidad de cantantes y se necesita mantener la afinación. Ahora bien, el acompañamiento del órgano debe ser muy sencillo, simple y suave. El canto gregoriano es sin acompañamiento musical, pero se pueden hacer excepciones”, añadió. “El órgano de la abadía tiene registros franceses y se presta mucho para el canto gregoriano”, comentó el músico.
“La acústica de la Abadía del Niño Dios es espectacular. Gran parte de esto se debe al piso y techo de madera. La abadía tiene la particularidad de que vos cantás adelante y se escucha con la misma intensidad de volumen atrás. Es un ámbito donde podés escuchar una orquesta, un órgano, un coro, de manera perfecta. Esto no ocurre en todas las iglesias”, sostuvo.
“El gregoriano es un canto que está, prácticamente, en extinción. Es poco cantando en el mundo. Tuve la oportunidad de ir a San Pablo Extramuros, en Italia, y participé tocando y cantando oficios como en la abadía de acá. Uno de esos oficios fue cantado, los demás fueron recitados, o sea que ni en Roma cantan gregoriano. Es algo que está bastante dejado, pero que en la abadía de Victoria se conserva”, dijo.
Rubén Leikam es el maestro de coro y organista de la abadía. Tiene un doctorado en Sagrada Liturgia, por el Pontificio Instituto Litúrgico del Ateneo benedictino San Anselmo, en Roma. Allí fue, también, profesor de liturgia durante once años. Leikam respondió a las preguntas de Paralelo 32, referidas a los cantos gregorianos, por escrito. El intercambio fue por correo electrónico.
—¿Qué son los cantos gregorianos y cuándo comenzaron en nuestra ciudad?
—Normalmente, los turistas preguntan a qué hora se hacen los cantos gregorianos, y en la publicidad de las empresas de turismo se indica que a las 12:15 los monjes hacen los cantos gregorianos. Quizá muchos piensen que a esa hora damos un concierto de canto gregoriano. Los monjes nos reunimos seis veces al día para rezar el Oficio Divino o Liturgia de las Horas: Vigilias a las 05:00, Laúdes a las 07:00, Sexta a las 12:15, Vísperas a las 19:00 y Completas a las 20:30. Estos oficios constan de himnos, salmos con antífonas, lecturas, responsorios y oraciones. Estos oficios son cantados utilizando el género musical llamado gregoriano: gregoriano auténtico tradicional cuando se cantan los textos en latín, y neo gregoriano cuando se canta en castellano. Llamamos neo gregoriano a las melodías de composición reciente, recurriendo al sistema modal y tonal gregoriano, estructurado según los ocho modos gregorianos, y con el ritmo libre, binario y ternario que le es propio. La música se escribe con notas cuadradas y sobre cuatro líneas llamado tetragrama. Para algunos textos se adoptan y se adaptan las mismas melodías del gregoriano tradicional. El canto gregoriano llegó a Victoria con los monjes benedictinos en 1899; la liturgia, el culto o los oficios se celebraban en latín y, por lo tanto, con canto gregoriano. Con la renovación de la liturgia promovida por el Concilio Vaticano II, que permite el uso de la lengua vernácula, se fue pasando a las celebraciones en castellano, conservando la modalidad del canto gregoriano, ya sea en latín para algunos textos o cantos, ya sea en castellano con nuevas composiciones, siempre en la modalidad y estilo gregoriano.
—En la actualidad, la música atraviesa una etapa de exploración tímbrica, cuando antes esa búsqueda era armónica, ¿cómo han cambiado los cantos gregorianos en el tiempo?
—El canto gregoriano usa el sistema diatónico, mientras que la música moderna usa el sistema cromático, con medidas y ritmos dados por los diversos compases. El canto gregoriano se ha mantenido siempre en el ritmo libre y modal, y más que rítmico el canto gregoriano es expresivo. En el renacimiento se fueron creando composiciones en polifonía, cuyo exponente es Palestrina con los motetes, que siguen un estilo armónico y tranquilo muy cercano al estilo gregoriano. Pero el canto gregoriano nunca se abandonó en las abadías, si bien para algunos textos también se recurrió a la polifonía sacra. También, en la Abadía del Niños Dios se hacía polifonía antiguamente cuando se contaba con los niños oblatos y el colegio; esta modalidad, alternando con el canto gregoriano, se utilizaba en las misas solemnes de los domingos y las grandes fiestas.
—¿Cómo se estudian y se realizan los cantos en la Abadía Benedictina del Niño Dios?
—En la Abadía se enseña la teoría y la práctica del canto gregoriano a quienes ingresan al monasterio, vale decir, lectura de la música y solfeo, como también la educación de la voz; y se hacen algunos ensayos con toda la comunidad de monjes cuando se trata de preparar algunas celebraciones.
—¿Por qué deciden continuar con esta tradición?
—Se decide continuar con esta tradición ya que el canto gregoriano pertenece al patrimonio cultural y litúrgico de nuestra larga y rica tradición benedictina. Además, el estilo gregoriano se presta mucho a una celebración y oración tranquila y meditativa. Además, el estilo del canto gregoriano permite saborear los textos, en su mayoría bíblicos, por la estrecha relación entre música y texto, algo jamás superado en la historia de la música.
—¿Qué tan importante es la acústica para una correcta ejecución de los cantos y cómo es la de la abadía?
—La acústica en la Iglesia de la Abadía es muy buena, no hay reverberación ni efectos de eco. Favorece a la buena acústica el piso y el techo de madera de la Iglesia.
—¿Cuál es la actualidad y cómo piensa que será el futuro de los cantos gregorianos en nuestra ciudad?
—Creo que mientras existan monjes en la Abadía, seguirá la celebración litúrgica y la oración de una comunidad con el canto gregoriano; el futuro no lo podemos predecir.