Tradiciones
Tres sorbitos en honor a la Pachamama
Un cultor de la caña con ruda.
Victoria.- Este martes –y hay quienes dicen que debe sostenerse durante todo agosto— los tres tragos de caña con ruda se convertirán en ritual obligado para aquellos que siguen al pie de la letra las celebraciones de la Pachamama.
Aunque en la Argentina se popularizó que el 1º de agosto se consume esta bebida casi como un amuleto personal, en realidad, el inicio del mes de la Pachamama remite al respeto absoluto a la Madre Tierra en un sentido ambiental y de convivencia.
Por estos lares, la despensa de Hugo Ramón Godoy ya tiene el stock listo para esperar el 1º de agosto a sus clientes y compartir la tradicional copa de caña con ruda. Una costumbre que ha sabido imponer desde su comercio frente al hospital primero, y que en los últimos años lo llevó a embotellar su propia receta para la venta con marcado éxito.
Así que, aprovechando la fecha que se avecina, le consultamos cómo había sido la apuesta de este año, “este año armé 20 cajas, cada una tiene 12 botellas de litro, así que calculamos unos 290 litros, porque le saco aproximadamente 200 cm³ para el almíbar”. Para quienes prefieren tener a mano una botella de menor volumen, también Hugo pensó en las alternativas de ¼, y también de ½ litro. Los precios oscilan entre 300, 500 y 900 respectivamente.
El entrevistado dijo a Paralelo 32 que para 2024 se cumplirán 20 años desde que se empezó con esta práctica en su local, si bien él reconoce que hace 28 que tiene el comercio, “queremos poner una referencia de esta tradición que la gente adoptó para con nuestra caña con ruda, y programar alguna celebración especial, quizás algún presente a los que compren, ya lo iremos viendo con el paso de los meses”.
Según los estudios históricos fueron los guaraníes quienes crearon esta bebida. El antropólogo José Humberto Miceli apunta que el origen de este hábito—que se debe hacer en ayunas— está a fines del siglo XVII, y que en su creación tuvo que ver el choque entre los habitantes guaraníes y los españoles que llegaron.
Por el momento, ya tenemos en María Oberti de Basualdo y Montenegro un cultor de esta práctica camino a las tres décadas, que a su modo agradece a la Pachamama mientras sostiene la creencia de alejar males y proteger contra las enfermedades junto a sus clientes.