Tras un año de incertidumbre, bajó la cortina de una pyme que llevaba doce años de trabajo
Valle María- “Hola gente, quiero comunicar que debido a las circunstancias actuales y motivos personales que me obligan a priorizar cosas he tomado la decisión de disolver el Servicio de Gastronomía «Las Margaritas». Quiero agradecer a quienes confiaron durante estos años en nosotros. Fue una etapa increíble, que me hizo conocer personas que nunca pensé conocer, pero sobre todo cantidad de amigos. Me queda agradecer a Dios por esta etapa de la vida, pero llegó el momento de cerrar un ciclo. No quiero terminar sin mencionar mi eterno agradecimiento a todas las personitas maravillosas que pasaron alguna vez por este equipo que como siempre dije “son mi segunda familia”. Muchas gracias y hasta siempre”. Este es el mensaje que a través de sus redes posteó Gastón Dening, quien durante muchos años desarrolló sus tareas en eventos sociales y empresariales no solo de Valle María sino de toda la región.
Fines de semana, sábados a la noche, domingos a mediodía, feriados, fueron trabajados por Gastón y su equipo, para acompañar desde la parte gastronómica a decenas de quinceañeras, parejas que dieron el sí, vecinos que festejaban sus cumpleaños, entre tantas celebraciones. La pandemia complicó todo. La rueda que marchaba, de repente se detuvo. Y a pesar de algunos intentos, no arrancó más. La situación se volvió insostenible, la incertidumbre insoportable, y Gastón, luego de pensarlo mil veces, decidió bajarle el telón a este emprendimiento que con tanto empeño llevó adelante.
Decisión difícil
Su historia es la de muchos. De diversos rubros. No solo de los que están relacionados con los eventos sociales, sino con tantos otros que siguen postergados y esperando la oportunidad de regresar al trabajo. En diálogo con Paralelo 32 reconoció que “Fue una decisión difícil, pero el estrés me superó y mi salud me dio un aviso. La verdad, nunca esperé tantos comentarios de apoyo. Me emocioné mucho, pero la realidad es esta”, dijo.
Entre los comentarios, aparecieron palabras de agradecimiento no solo de quienes confiaron en su servicio, sino también de colegas, recordando momentos de nervios, adrenalina y el lógico desahogo cuando todo terminaba saliendo bien y un nuevo evento se realizaba con éxito.
Dening recordó que “Empezamos en 2009. Venía trabajando con mesas dulces y repostería, hacíamos trabajos fusionándonos con otros muchachos de Valle María. Empezamos a pensar qué más podíamos hacer y surgió la idea de ofrecer este servicio”.
Números
La pandemia mantiene en vilo a toda la economía y, en ese marco, el sector gastronómico es uno de los más afectados. Y el rubro moviliza mucha más gente de la que muchos imaginan. Por eso tanta preocupación genera un nuevo parate de la actividad. Uno más, después de un 2020 totalmente frenado. “Dependiendo del evento, en nuestro caso teníamos directa o indirectamente alrededor de veinte personas trabajando, porque había gente para la preparación de las comidas, mozos, lavado de vajilla, armado, etc. Es un rubro que genera para muchos el extra del fin de semana que les permite llegar a fin de mes. Por eso duele, por tanta gente a la que se le cortó la posibilidad de trabajar, porque es gente que se sacrifica los fines de semana para juntar unos pesos más y solo quieren trabajar”.
Gastón reconoció que “venía analizando todo, pero este último parate fue la gota que rebalsó el vaso. Acumulamos un año de no poder trabajar, y si bien todos tenemos otros laburos, te genera dolor tanta incertidumbre. Fue el detonante. Venía con mucho estrés, empecé a notar que sin darme cuenta a los platos rotos los terminaban pagando los seres queridos y no me parecía justo. Mi salud también me hizo llamados de atención y decidí dejar de preocuparme tanto. Vi colegas a los que esto los afectó mucho, en lo económico y en lo psicológico. Te agobian tantos problemas, y en mi caso no quiero llegar a un extremo, quiero disfrutar a mis hijos. Seguiré con la panadería, que es mi caballito de batalla, y viviré más tranquilo”, agregó.
Sueños rotos
Haciendo números, Dening explicó que “En lo económico el parate me influyó para proyectos que tenía pensados a futuro. Veníamos con muchos eventos, logramos imponernos y eso no es fácil, y la idea en lo personal era desarrollar un proyecto turístico más adelante. Pero todo se vino abajo y quedó parado. Nada más puedo hacer.
Reconoció que “Me quedan muchas anécdotas. Hay dos momentos que nos marcaron especialmente. Uno fue cuando hicimos un importante evento solidario en Las Cuevas, que nos llenó de satisfacción por que pudimos celebrar un Día del Niño en esa localidad. Creo que fue el momento más lindo y nos terminó de formar como familia y como amigos a todos los integrantes de Las Margaritas.. Y otro momento que nos marcó fue el último festival de Diamante, donde nos tocó atender los camarines. Conocimos artistas, personalidades importantes”.
Un trabajo sacrificado
Todos los que trabajan en eventos saben que no es un rubro sencillo. Implica trabajar a deshora y los fines de semana, hacerlo mientras otros festejan o duermen en sus casas. Pero para todos es un dinero extra que sirve para pagar cuentas o programar otras cosas. “Cuando me tocaba un evento un sábado trabajaba en la panadería normalmente en la previa, en eso iba y venía al salón que nos tocaba y eran muchas horas sin parar. Y los domingos a la tarde seguía en la panadería. Fue lindo pero muy desgastante. Los horarios no son fáciles y mis hijos muchas veces quedaban con los abuelos, porque volvía cansado y quería dormir unas horas. Es momento de vivir de otra manera”, dijo.
Expresó que “En lo personal, no concuerdo con muchas decisiones del gobierno. A lo gastronómico lo descuidó, no le dio ninguna ayuda, lo dejó de lado mucho tiempo. Nadie nos escuchó y no teníamos espalda para estar tanto tiempo sin trabajar. Nadie nos dio una mano, siendo que movemos mucha mano de obra. El parate se podía entender en algún momento. Pero ahora que presentamos protocolos y formas de trabajo y que invertimos para tener en orden todo lo sanitario, te vuelven a castigar. No lo entiendo. Te cansa y se hace insostenible. No merecíamos tan poca atención. Ojalá los servicios puedan seguir trabajando, porque solo piden eso: trabajar”.