Producción
Tiempos de turbulencias en el sector agrícola: una mirada a los productores entrerrianos
En un contexto de alta volatilidad para el sector agrícola, es esencial diferenciar entre las realidades que enfrentan los distintos actores. Aunque las dificultades abarcan a toda la actividad, no todas las situaciones son iguales.
En Entre Ríos, la última cosecha marcó un récord en rendimientos, logrando la mayor producción histórica en la provincia. Sin embargo, esto no se tradujo en alivio económico para muchos productores. La baja rentabilidad, las deudas acumuladas durante tres años y medio de sequía, y otros factores económicos profundizaron la crisis, afectando principalmente a los pequeños y medianos productores.
Los desafíos del pequeño productor
Los productores de menor escala enfrentan un panorama desalentador. Al inicio de la campaña 2024-2025, debieron soportar un aumento desmedido en los costos de arrendamiento de tierras, lo que desplazó a muchos de sus explotaciones tradicionales. Paradójicamente, estos incrementos favorecieron a grandes actores del sector, quienes ahora enfrentan dificultades para cumplir con sus compromisos financieros.
En este escenario, las cooperativas y los productores genuinos se destacan como pilares de resiliencia. Estas entidades, fundamentales en la economía regional, han sostenido sus actividades a pesar de los duros golpes de la sequía y la falta de lluvias prolongadas durante el 2024. En muchos casos, los chacareros trabajan con maquinaria que supera las dos décadas de antigüedad, adaptándose a las adversidades con creatividad y esfuerzo.
Un llamado urgente a la política fiscal
Desde las entidades representativas del sector se reivindica el rol de los pequeños productores y las cooperativas, que continúan generando riqueza genuina para la provincia, aún en los peores momentos. Sin embargo, el panorama actual exige medidas urgentes.
El Gobierno Nacional enfrenta el desafío de implementar una reforma fiscal que alivie la presión sobre miles de productores, quienes día a día aportan al desarrollo del país. Sin este cambio estructural, el futuro del sector agrícola, base económica de muchas provincias, corre el riesgo de fragmentarse aún más, perjudicando no solo a las familias rurales, sino también al tejido productivo del país.