Tarta de cebolla y pepinos kirby
** No es que hoy me haya levantado con ganas de enemistarme con alguien y mucho menos con vegetarianos y veganos, pero uno siente la necesidad de explicarles que si tan solo la mitad de la población mundial, es decir cuatro mil millones de bocas, adhirieran a su gusto excluyente por los vegetales, habría que voltear mucho bosque nativo más para extender almácigos, porque no habría otra forma de alimentarlos. Se acabarían los cultivos extensivos que conocemos actualmente, pero nunca Monsanto, Bayer y similares, porque el bicherío pasaría a comer lo que hay, barriendo con las acelgas, coliflores, repollos, berenjenas, papas, hojas de zapallo y hasta buscarían a los loros en sus nidos… y no habría más remedio que pulverizarlos. Son ellos o nosotros. Los insectos no comen mucho pero son capaces de acabar con todo.
** Existen desde hace tiempo organizaciones que militan por la igualdad animal. No sabemos hasta dónde quieren llegar, porque se empieza por exigir más libertad para los animales de crianza y se termina por reclamar que tengan derecho a vacaciones, por ejemplo, o que se les construyan cerramientos sanitarios en el campo para que las vacas y vaquillas más pudorosas no tengan que hacer sus necesidades a la vista de los toros viciosos que se tientan con muy poco.
** En el caso de la avicultura, se hizo viral hace tiempo un debate televisivo donde dos chicas veganas argentinas acusaban a los gallos libidinosos de violar impunemente a las gallinas, que quizás no tenían en ese momento ganas de que ‘les hagan un huevo’ (sic). Las chicas creían honestamente que el gallo las embarazaba de esa forma. Las hay también de España y están en su derecho, pero en casi todos los casos con un ¿deliberado? desconocimiento de la fisiología y alimentación de las aves de cría, y sobre todo de los recursos indispensables para abastecer a la humanidad.
La rebelión de las vacas
** En muchos casos producen videos caseros en iniciativas personales, lo cual es inobjetable. En otros casos de “protesta organizada” estas motivaciones sirven para emprender pequeñas empresas muy prósperas bajo el formato ONG, con abonados y donaciones dinerarias de todo el mundo que resultan muy motivadoras.
** Todo emprendimiento es lícito y plausible, pero como mínimo deberían preocuparse por conocer las estadísticas de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), porque es muy altruista militar por la desaparición de la ganadería, avicultura, porcinocultura y lechería, pero hay que darle soluciones alternativas a las 8 mil millones de bocas que piden algo para masticar. Además, si vamos a sustituir la leche de vaca por la de soja, las vacas se nos morirían de risa por la contradicción.
** Por supuesto que, más allá de nuestro pretendido y no siempre logrado humor, digamos que aquel poderoso hombre que con sus think tanks (grupos de reflexión) está pensando en reformular y rediseñar el mundo; su majestad don Tito Gates; va veinte años más adelante que nosotros e invierte en el futuro que él mismo creará. La semana pasada hablamos de su amenaza de fabricar un producto que evita el eructo ruminal de las vacas, por su contaminante gas metano, pero nada piensa hacer con los Boeing, los Airbus y con su propio jet privado Bombardier BD-700 Global Express, con el que incluso voló a la reunión de la Cumbre Climática en París. A esto lo admitió en su último libro editado hace dos años.
** Esta semana un gentil lector nos dio precisiones: Una hora de un jet en vuelo contamina lo mismo que una vaca a lo largo de toda su vida. El sabio Bill lo sabe mejor que nadie. En realidad solo trata de desprestigiar a los vacunos porque ya está invirtiendo en reemplazarlos por “carne de laboratorio”. Un plan sin fisuras.
Hasta el último mugido
** Veamos qué le dijo al mundo el cofundador de Microsoft (Gates, por supuesto), justo dos años atrás. Los diarios titularon: “Bill Gates: Los países ricos deberían comer solo carne sintética” (y no la que producen las vacas). Está claro que invirtió algunos bonos verdes en la investigación y producción de “carne de cosa”. Le llamaremos así, porque años atrás trascendió que Mc Donald no usaba carne de animales identificables, sino “carne de cosa” (cultivada en laboratorio).
** La carne sintética o cultivada, también llamada carne “limpia”, se refiere a la carne obtenida mediante el cultivo industrial de tejidos. El proceso consiste en aislar las células progenitoras de una pequeña muestra del músculo de un animal y multiplicarlas en gigantescos laboratorios. Algo parecido se hace con las células precursoras de la grasa, lo que permite obtener tejido graso cultivado para ir mechando. Es un logro de la Universidad Estatal de Michigan e incluso ya hay una firma californiana (Upside Foods) que comenzó a producirlo. Imaginate pasar por la carnicería y todos los cortes son iguales como si fuera aquel Corned Beef del frigorífico Santa Elena de los ingleses.
** Tanto veganos como los visionarios que apuestan a ese futuro con sus mega inversiones, se apresuran demasiado en celebrar la extinción del último mugido. No tan rápido…si de emisión de esos gases se trata, aflojen que vamos a negociar dos cosas. Por cada vaca sacrificada o por cada toro que tendrán que venir a castrar ustedes, conviertan en chatarra 40 aviones. Segundo punto de negociación, si van a fabricar la carne de esa manera, piensen también en producir hueso de costilla y buscarle la forma al que bordea la costeleta, y no olviden el caracú con el tuétano adentro, o habrá rebelión.
El triunfo de los veganos
** Entre nosotros… si el mundo avanza hacia el dominio de la inteligencia estamos a contramano los argentinos. ¡Admitámoslo aunque nos duela!.. Comprar hueso y grasa para tirar a la parrilla y buscar luego la forma de pellizcarle el treinta por ciento de músculo bovino, no es muy inteligente, pero es entretenido. Dejemos las cosas como están que después de todo los robots no morfan y los orgánicos nos iremos extinguiendo.
** Lo que más bronca nos da es que Argentina coopere a full con ese plan global de exterminio de la hacienda vacuna. Me avivé de eso cuando vi esta semana una queja en Instagram. Allí alguien nos mostraba que la polenta Presto Pronta está a $ 328,64 en la góndola de Precios Justos, recordándonos que la carne vacuna (que costaba $ 250 hace 6 años) es hoy en el país de las vacas un bocado para unos pocos ricos. ¿Para qué necesitamos vacunos todavía?