Sueldos políticos, impuestos y gasto público
(Santiago Minaglia – Paralelo 32)
En los últimos días el debate político en la ciudad estuvo signado por la pregunta: ¿Cuánto cobran los funcionarios? Hay quienes sostienen que cobran demasiado y otros que dicen que el punto no está en cuánto cobran, sino en cuánto hacen.
La retribución del intendente está fijada por ordenanza (la 1102), que se aprobó en el año 1992. Es decir, si bien el debate no es inoportuno, tampoco es nuevo. Llega con casi 29 años de retraso.
Para que la discusión no quede en la mera dialéctica, algún concejal debería proponer cambiar la mencionada ordenanza. Ahora bien, es cierto que ningún edil ha propuesto una modificación a ésta (ni de Alianza Cambiemos, ni del Frente de Todos), pero sí han habido propuestas para cambiar los sueldos políticos.
En noviembre de 2019, desde la agrupación política Progreso Cívico Vecinal, se solicitó la Banca Ciudadana al Concejo Deliberante anterior para una nueva ordenanza de sueldos políticos, pero el pedido se postergó para que lo trate la actual gestión del Concejo. Entonces, en 2020, Alejandro Rees (perteneciente a ese espacio) expuso en el Concejo actual, aunque ningún edil tomó el mencionado proyecto, de modo que durante casi 29 años el intendente de turno ha cobrado lo establecido en la ordenanza.
Influencia de la carga impositiva
Tener funcionarios caros es una cosa. Pero a esto hay que sumarle los impuestos que se pagan. Sin ir más lejos, el último incremento que se aprobó de la Unidad de Cuenta Municipal (UCM) fue de un 45 por ciento. Incremento desproporcionado si se tiene en cuenta que el Ejecutivo en el presupuesto prevé una variación anual del Índice de Precios al Consumo (IPC) para el 2021 del 29 por ciento.
Además, aumentar los impuestos no se traduce, necesariamente, en recaudar más. Pretender eso sería ir en contra de la teoría económica y de la evidencia empírica. De hecho, existe una hipótesis llamada: La curva de Laffer.
Esta hipótesis afirma que la relación entre recaudación por impuestos y el tipo impositivo no siempre es positivo, sino que puede ser negativo. En la curva se demuestra cómo subir los impuestos, en su primera parte, tiene un efecto positivo en la recaudación, pero a partir de un determinado porcentaje los impuestos tienen un efecto negativo sobre la recaudación.
Existe una investigación empírica sobre la curva de Laffer, donde se muestra cómo la curva difiere entre los países. Los lectores curiosos pueden buscar en Internet: How Do Laffer Curves Differ Across Countries?
Hasta el propio Keynes sostenía que aumentar los impuestos para incrementar la recaudación del Estado es comparable al comerciante que decide subir los precios de sus productos ante la pérdida de ventas. Al final, tanto el Estado como el comerciante (en estos ejemplos) encontrarán que las cuentas no se equilibran.
Sin embargo, no hace falta leer papers en inglés para descubrir la evidencia empírica. El miércoles, gracias a una reunión por Zoom organizada por Progreso Cívico Vecinal, Javier Iguacel, el intendente de Capitán Sarmiento, habló con Paralelo 32.
Iguacel redujo los funcionarios políticos y, además, 109 tasas municipales. Sobre esto, eliminó tasas como el derecho de construcción, lo que se tradujo en un aumento de la recaudación del 50 por ciento.
“Cuando me preguntan si el Estado es muy grande yo siempre digo que, la mayoría de las veces, lo grande son los cargos políticos. Acá en [Capitán] Sarmiento había 35 puestos políticos. Mi primera decisión fue reducir eso a lo mínimo posible, quedaron solamente 12”, dijo.
Sumado a lo anterior, aclaró: “La planta política se redujo notablemente, lo que nos permitió contar con más trabajadores que den muchos más servicios a la comunidad. Tenemos tres cuadrillas de obras trabajando con empleados municipales. En la municipalidad trabajan alrededor de 360 personas, incluidos los concejales”.
De esas 360 personas que señala Iguacel, hay que aclarar que 160 son empleados del hospital municipal de Capitán Sarmiento, ciudad poblada por aproximadamente, 20 mil habitantes.
“Además, había muchos contratos para tareas que se podían hacer desde la municipalidad misma. Entonces, cortamos con esos contratos y ahorramos, más o menos, un millón y medio de pesos. También ahorramos dinero en los costos, el solo hecho de licitar y que las compras sean a los verdaderos precios y no a los precios de la política también nos permitió ahorrar. De esa forma, ya de arranque y (en dos meses) pasamos de un déficit a un superávit”, explicó.
“En el municipio había 130 tasas, básicamente hasta para respirar te cobraban. Obviamente que esas tasas no se pagaban, porque algunos iban a la informalidad o directamente no pagaban por ser imposible. Así que decidí que las tasas debían ser justas, o sea que si se cobraba una tasa el municipio debía dar algo a cambio.
Seguidamente, especificó: “Además, que las tasas sean justas también es que le permitan a alguien que quiere iniciar un negocio iniciarlo sin pagar impuestos hasta tanto sepa si va a funcionar o no. De esta manera, no cobramos derecho de habilitación y por seis meses no le cobramos tasas al comerciante. Con lo cual, una persona que pone un negocio tiene un tiempo para saber si va a funcionar o no y, recién ahí, empezar a pagar”.
Todo esto, sumado a incentivos para microemprendimientos, significó que, en plena pandemia, Capitán Sarmiento tenga habilitaciones netas de 67 negocios, 107 altas y 40 bajas. “Está bien que el Estado esté, pero para lo que tiene que estar. Es importante que el Estado le dé a la gente libertad y capacidad de hacer”, opinó el intendente de Capitán Sarmiento. En resumen, se dieron ejemplos teóricos y empíricos que demuestran que limitarse a subir los impuestos para recaudar más es propio de personas que desconocen profundamente la teoría económica. También se mencionó un caso en el que menos cargos políticos significó más personal dando servicios y más dinero para invertir en favor de los ciudadanos. A la pregunta inicial se le suma otra: ¿Podemos en Victoria implementar algo de lo mencionado? La respuesta es fácil: sí, siempre y cuando los políticos tengan la voluntad de hacer las reformas necesarias.