Historias urbanas
“Siempre me gustó dibujar y luché por eso”
Nacida en Europa en los primeros años de la posguerra, la artista Antonia Sleger supo construir y transcurrir su rica vida en el arte, desde las colinas victorienses.
Llegó al mundo un 28 de enero, en los albores de los años cincuenta, en el crudo invierno del poblado de Okucani, en Yugoslavia, interpelado por un contexto mundial que se encontraba aún cerrando las cruentas heridas de una guerra atroz, en el seno de una familia que vivió en carne propia los adversos vaivenes de la Segunda Guerra Mundial, Antonia supo desde pequeña que el arte se deslizaba en sus venas.
Claramente un contexto geopolítico aquel, que ayudó para que decidiesen recorrer muchos kilómetros y afincarse en el sur entrerriano, en Las Siete Colinas, donde los esperaban parientes, que ya se encontraban aquí, en la región.