Si pasás música en tu local también tenés que pagar
Victoria.- En el transcurso de la semana pasada causó preocupación y bastante bronca entre los comerciantes el hecho de que Aadi- Capif los visitase para cobrarles un canon por ambientar sus locales con música (en cualquiera de los soportes y/o plataformas) o replicar la programación de las radios.
Lo cierto es que existe una ley Nº 134 (antes Ley 4257) que establece precisamente esto, el pago de cierto monto por difundir intérpretes o compositores en interiores o en la vía pública. Quien habitualmente sale a la caza de quienes organizan una fiesta familiar de cualquier tipo, o de comerciantes que emiten música hacia la vereda, es Sadaic. En este caso salió de inspección Aadi Capif, pero cuando sale a facturar una de estas instituciones la otra le sigue los pasos. Son leyes y hay que cumplirlas, para que los autores de piezas musicales reciban su recompensa por sus creaciones.
Entre los reclamos, pudimos acceder a algunas boletas que el personal de esta entidad entregó como comprobante a aquellos que pagaron cifras entre los 800 y 1.500 pesos —según la cara del cliente— por reproducir contenidos musicales, como ya anticipamos. En esta documentación se advierte que AADI- CAPIF “es la entidad que gestiona en todo el territorio del país las retribuciones de los artistas intérpretes y de los productores de fonogramas, nacionales y extranjeros, por la comunicación pública de música fonograbada”.
Capítulo seguido, la plantilla que el personal completa con los datos del comercio añade: “En razón de haber constatado en su local la difusión pública de fonogramas comerciales y a los fines de informarle el régimen de usos y aranceles….” Le proponen una próxima visita.
A los que tengan dudas, pueden llamar a un teléfono con característica de Rosario, 341-6243903, que también consta en la ‘boleta’ que le hicieron a uno de los comerciantes de nuestra ciudad.
En fin, como no hay espectáculos que gravar actualmente, el ente en cuestión se sirve de los comerciantes que intentan con todo el esfuerzo de estos tiempos, no solamente levantar persianas, sino que además, cualquier cosa que hagan por fuera de su rubro, aparece alguien a cobrar ese importe, que no exaspera por lo caro, sino por el sinsentido que viven tantos emprendedores con la falta de apoyo desde los organismos estatales.