Sociedad
Señor caníbal, mejor es apagar el fuego
El caníbal Obutu Andapa Ayá –un pensador desconocido que probablemente nunca existió– pertenecía a la vieja escuela de caníbales de la meditación introspectiva, convertidos oportunamente al veganismo, abandonando su debilidad por la carne con hueso. Ya en su edad madura, Obutu sostenía que el hombre barrigón mira hacia su interior y se pierde en el laberinto de sus indeseables jugos estomacales. No muy dispuestos a la meditación intestina, sus contertulios procuraban eliminar ese escollo morfando menos proteína humana y aficionándose a las dietas saludables, aunque no querían renunciar a sus tradiciones. Así las cosas, en los días reservados a los permitidos salían a cazar blancos, comían solo a los flacos (algún explorador delgado, algún navegante extraviado) y si alguna flaca les daba oportunidad, también le entraban.