Riesgo en internet: páginas que hacen apología de la bulimia y la anorexia
Comer frente a un espejo, casi sin ropa para “tomar conciencia de la grasa”, vomitar después de tragar y beber vinagre de manzana antes de las comidas para disminuir el apetito, son algunos de los “consejos para bajar de peso” que figuran en estas páginas. Para ocultar la enfermedad sugieren usar la excusa de haber comido en el colegio o en otro lugar, comprar galletitas frente a los demás, convidar a todos, pero ingeniárselas para no comer ninguna, entre muchas otras artimañas.
“Las redes sociales cumplen un papel enorme en la difusión de trastornos alimentarios como la bulimia y la anorexia, porque en general cumplen un rol preponderante en la vida cotidiana de los jóvenes de hoy”, dice la doctora Mabel Bello, directora de la Asociación de Lucha Contra la Bulimia y la Anorexia.
“Las redes sociales cumplen un papel enorme en la difusión de trastornos alimentarios como la bulimia y la anorexia, porque en general cumplen un rol preponderante en la vida cotidiana de los jóvenes de hoy”
La especialista explica que la paciente con anorexia tiene una distorsión de su imagen corporal, que la lleva a creer que está aumentando cada vez más de peso. Entonces, se obliga a mantener una dieta cada vez más estricta, aunque en realidad está adelgazando de manera alarmante. Por su parte, la bulimia se caracteriza por episodios de “atracones” en los que se come en exceso, que luego tratan de compensarse con vómitos, ayuno y uso de laxantes, entre otros métodos.
El Informe anual sobre la difusión y proliferación de contenidos de apología de la anorexia y la bulimia en la red, que en el año 2010 realizó la Agencia de Calidad de Internet (IQUA) en colaboración con la Asociación contra la Anorexia (ACAB), planteó un alarmante crecimiento de los sitios que proponen adherir a estas enfermedades.
Quienes participan de estos grupos no reconocen a la bulimia y a la anorexia como enfermedades, sino como “un estilo de vida” que las llevará hacía “la perfección”. Para las bulímicas, ser anorexias es la meta, ya que son éstas quienes logran controlar el hambre.
En estas páginas se da una jerarquía muy fuerte: en la cúspide se ubican las ‘Anas’ (anoréxicas) y en lo más bajo, las ‘Mías’ (bulimicas). Las que están “arriba” tienen un trato despectivo con las de abajo, que, por su parte, aceptan que las llamen “cerdas” porque aspiran a que las ‘Ana’ las ayuden a dejar de comer para (de esa manera) “convertirse en princesas”.
Simbolos, slogans e iconografia de grupo
Dentro de ese mundillo hay símbolos, slógans e iconografía propia de grupo. Son frecuentes los lazos blancos virtuales o los mensajes que instan a usar pulseras rojas (Pro-Ana) y moradas o negras (Pro-Mía) para reconocerse unas a otras en cualquier lugar.
Abundan las imágenes ‘thinspiration’ (inspiración de delgadez) que fomenta un ideal de mujer escuálida. También forman parte de la iconografía típica los vestidos acampanados, las mariposas y las coronas de flores.
“Parte del problema es que las pacientes no tienen conciencia de que les pasa algo que debe tratarse con ayuda médica, o que estas patologías pueden atentar contra su vida”, dice Bello, y explica: “En general se trata de personas muy perfeccionistas y exigentes consigo mismas, y con baja autoestima, que resultan muy permeables a los cánones de belleza que se impulsan desde los medios de comunicación”.
Según el informe, los usuarios de estos sitios son jóvenes que por lo general se encuentran en el comienzo del trastorno y buscan “comprensión y refugio”. En estas comunidades intercambian trucos para bajar de peso y para engañar a los padres y maestros.
De hecho, los médicos descubrieron la existencia de estos grupos al comenzar a indagar por qué pacientes que se encontraban en las fases iniciales del trastorno, conocían trucos propios de los pacientes crónicos.
Según difundió la Agencia de Calidad de Internet (IQUA), el 75% de los usuarios de estos sitios son menores de edad y el 80% son chicas. Una encuesta realizada por la Fundación Protégeles (en 2007) a chicos de entre 8 y 17 años reveló que el 17% de los encuestados visitaban páginas ‘Pro-Ana’ y ‘Pro-Mía’. El 26,2% de las chicas y el 15% de los chicos manifestaron que entraban en busca de estrategias para perder peso.
“Estamos preocupados por el rol de internet en la propagación de trastornos alimenticios. Los grupos que tienen como eje a la comida, las estrategias para bajar de peso o a los ejercicios físicos, suelen captar a los jóvenes con cierta problemática”, señala Norberto Russo, especialista en trastornos de la alimentación y presidente de APADAVIS (Asociación de Prevención de los Desórdenes de la Alimentación y Vida Sana).
El especialista señala que muchas veces a estos sitios entran adolescentes que no padecen trastornos alimenticios todavía, pero tal vez sienten cierta disconformidad con sus cuerpos o con la imagen que tienen de sí mismos y en esos grupos terminan por iniciarse en la bulimia o en la anorexia.
“Cuando leen los efectos de estas enfermedades buscan eso. Imitan lo que hacen los otros, sienten que forman parte de un grupo y que tienen cómplices. Se ‘apoyan’ unos a otros”, cuenta el médico, y señala que a los pacientes en tratamiento se les suele prohibir el ingreso a internet.
En algunos países, como Francia, existe una regulación específica en torno a páginas ‘Pro-Ana’ y ‘Pro-Mía’. Desde 2008, los responsables de estas páginas pueden llegar a enfrentarse a tres años de cárcel y a multas de hasta 30.000 euros.
En Argentina existe un vacío legislativo en relación a las páginas que promueven la bulimia y la anorexia (a diferencia de lo que sucede con la pornografía infantil, para la que sí existe una norma específica).
El abogado especialista en informática Raúl Martínez Fazzalari explica que “sólo se puede hacer algo si están en Facebook y la red social decide sacarlas. De otra forma es imposible. Además es necesario llegar a las personas que las administran y casi siempre lo hacen de forma anónima”. Además señala que este tipo de contenidos no está únicamente en las páginas web, sino también en los chats, en los foros, blogs, redes sociales y hasta en el messenger.
Bello plantea que el vacío legal en la web con respecto a este tema se agrava por las facilidades para subir contenidos y por el poder de sugestión que tienen para los jóvenes los grupos que se forman en Internet. “Entre quienes padecen estas patologías se crea un grupo de pertenencia muy fuerte y a muchos pacientes les cuesta enormemente salir”, señala.