Historia
Ramiro Ghigliazza, un creador digital que conjuga arte e historia
Apoyándose en la tecnología, este diseñador gráfico investiga en la documentación y antecedentes existentes para reimagina próceres argentinos con rigor, corriendo ese velo mítico del bronce.
Victoria.- En el mundo del arte digital y la historia, Ramiro Ghigliazza se destaca por su capacidad de devolverles humanidad a los próceres argentinos a través de sus retratos. Diseñador gráfico de formación y artista autodidacta, Ghigliazza ha desarrollado una obra que combina creatividad, tecnología y un profundo respeto por las fuentes históricas, logrando que figuras emblemáticas como José de San Martín, Manuel Belgrano o el propio Urquiza cobren vida de manera nunca antes vista.
“Mi comienzo fue desde el arte, no desde la historia. Siempre me atrajeron los retratos porque me hacían imaginar qué estaba viviendo esa persona en ese momento”, relata Ghigliazza a Paralelo 32. En sus primeros pasos retrató figuras contemporáneas como Roberto Fontanarrosa o Joan Manuel Serrat, pero pronto centró su atención en los próceres argentinos. El punto de partida fue San Martín, figura convocante y compleja, cuya imagen ícono —reproducida en billetes y libros escolares— no necesariamente refleja la realidad histórica.
La reconstrucción del Libertador
El daguerrotipo de 1848, tomado en París cuando San Martín tenía cerca de 70 años, fue el punto de partida para Ghigliazza. Con esa base comenzó un trabajo de rejuvenecimiento del prócer apoyándose en descripciones de sus contemporáneos, como Jerónimo Espejo, compañero de armas durante el cruce de los Andes, o informes de espías ingleses y estadounidenses. “San Martín usaba el cabello corto en campaña, estaba delgado por las inclemencias del clima y el estrés. Detalles como su nariz aguileña o su tono de piel más moreno también fueron claves”, explica.
Las pinturas de la época, aunque útiles, también presentaban limitaciones. Por ejemplo, los retratos de José Gil de Castro —realizados entre 1817 y 1819— tenían un estilo caricaturesco. En contraste, el conocido retrato del billete argentino es una versión idealizada y posterior, elaborada en Europa, que no coincide con los registros históricos.
Proceso artesanal con ayuda tecnológica
La reconstrucción de San Martín llevó cuatro años divididos en dos etapas: primero, restauró el daguerrotipo, y luego trabajó en retratos de distintas etapas de su vida, desde su juventud hasta la adultez. Para ello, se valió de herramientas digitales como Photoshop, en un proceso artesanal que describe como “lento pero apasionante”. Ghigliazza destaca que su obra no implica pintar, sino editar y transformar digitalmente las imágenes existentes, un oficio que perfeccionó bajo la guía de Rubén Tealdi, un maestro del retoque fotográfico. “Rubén me enseñó el oficio de la edición de imágenes. Su ojo crítico y su experiencia han sido fundamentales para lograr resultados tan detallados”, asegura.
Más recientemente, comenzó a incorporar inteligencia artificial como apoyo para agilizar ciertas tareas, aunque aclara que la creatividad sigue siendo insustituible: “La tecnología no sabe qué estaba viviendo esa persona en ese momento. Solo aporta un empujón, pero el trabajo final sigue siendo humano”.
El trabajo colaborativo también ha sido fundamental. Ghigliazza destaca el aporte de historiadores y críticos como Nicolás Galetti, quienes lo ayudaron a ajustar detalles clave. “Les mostraba mis bocetos y me daban devoluciones que enriquecieron mucho el resultado final. No soy historiador, pero me contacto con especialistas que me aportan información invaluable”, comenta.
De paso por Victoria
Para su última obra, Ramiro Ghigliazza estuvo esta semana en Victoria, lugar donde reside parte de su familia. Allí, gracias al apoyo de sus allegados y el contacto con profesionales locales, pudo avanzar en la creación de una monumental silueta de hierro de San Martín, basada en uno de sus retratos más recientes. Esta escultura, que mide 2,70 metros, se instalará en el Campo de la Gloria en San Lorenzo. Además, fue en este contexto donde volvió a reencontrarse con Rubén Tealdi, uno de sus más reconocidos mentores, consolidando la importancia de los lazos personales y artísticos en su proceso creativo.
La expansión hacia nuevos proyectos
El éxito de su retrato de San Martín impulsó nuevos encargos. Desde Manuel Belgrano y el Negro Manuel —figura vinculada a la Virgen de Luján— hasta personajes menos conocidos como Remedios del Valle o Juana Azurduy, Ghigliazza ha expandido su obra con rigor histórico y sensibilidad artística. Además, ha trabajado en proyectos escultóricos, como la mencionada silueta de hierro de San Martín.
“La historia no es aburrida ni estática; siempre hay algo nuevo por hacer”, afirma Ghigliazza, quien actualmente está desarrollando una composición que recrea el abrazo entre San Martín y Belgrano. “Es un proceso desafiante, pero gratificante, porque demuestra que el pasado puede reimaginarse con rigor y creatividad”.
El impacto de una obra rupturista
El estilo de Ghigliazza ha generado reacciones encontradas. Aunque sus retratos suelen ser bien recibidos por su realismo, también desafían la imagen más idealizada y mitológica que la escuela y los símbolos oficiales han consolidado a lo largo de los años. “No intento reemplazar las versiones clásicas, sino ofrecer una alternativa fiel a los registros históricos. Creo que la gente conecta con mis retratos porque ven a los próceres como seres humanos, no como estatuas inalcanzables”, reflexiona.
Ramiro Ghigliazza no solo reimagina el pasado, sino que invita a redescubrirlo. Con cada retrato, su arte nos recuerda que la historia, lejos de ser un relato cerrado, está viva y en constante transformación.