Qué nos pasa por la cabeza a fin de año
Victoria.- Por lo general los niños las esperan con ansias y llenos de ilusiones, los jóvenes encuentran en ellas una buena ocasión para salir y divertirse, y los adultos disfrutan cada instante del tiempo compartido en familia. Se trata de las fiestas de fin de año. Tanto Navidad como Año Nuevo son momentos de reunión y reflexión. Sin embargo, no se puede soslayar a aquellos que guardan rechazo por este momento. Las razones pueden ser muchas: tristeza por las sillas vacías de los que ya no están, objetivos de fin de año no cumplidos, incertidumbre hacia el porvenir. La lista es larga.
Asimismo, un dato no menor es que las consultas a los psicólogos aumentan por estas fechas o bien se centran en los mismos tópicos recurrentes. Para contar con el testimonio de los profesionales, Paralelo 32 consultó a diferentes especialistas.
La psicóloga Margarita Ruaro (terapeuta familiar y de pareja) explica que para estas fechas “se genera un impacto emocional fuerte, sobre todo para aquellas personas que han perdido un ser querido”. Sin embargo, cuenta que a sus pacientes le recuerda que el fin de año no responde a otra cosa que a un calendario impuesto por el hombre para dar orden y vivir en sociedad, pero que de ninguna manera es algo significativo donde se deba hacer un balance. En este sentido, aclara que para las personas, al tratarse “en mayor proporción de seres culturales”, es difícil no tener en cuenta la fecha.
“Lo que tenemos que hacer es plantearnos objetivos que dependan de nosotros. En muchas de las metas que nos proponemos hay factores que no dependen de nosotros, entonces hay que preguntarse si todo lo que dependió de uno se pudo lograr”, dice Ruaro. Siguiendo con esta lógica cartesiana, agrega que si las personas entienden sus objetivos de la forma anterior, el nivel de frustración va a ser menor y no se va a tener sensación de vacío.
Promesas y listas
Otra cosa que nunca falta para estas fechas son las promesas y las listas. Aprender un idioma nuevo, bajar de peso y salir a correr son algunas de las tantas promesas que se pueden enumerar. Pero, para que los objetivos no queden sólo en promesas de sobremesa juradas a uno mismo, la psicóloga señala: “El pasado nos sirve para re-ordenar y corregir cosas. Y el futuro, para que exista, tiene que transformarse en presente. Por lo tanto, lo único que tenemos es el presente y es ahí donde existe la posibilidad de cambio”.
Así las cosas, Ruaro simplifica: “Hay que pensar: hoy me propongo salir a correr. Y al otro día volver a renovar esa meta. Esto te ayuda a lograr objetivos mucho más amplios que proponiéndolos como un gran proyecto”.
A lo largo del año
Por su parte, la psicóloga Agata Popovici opina que el mayor conflicto de las fiestas es “el vínculo familiar”. En base a lo anterior, indica la posibilidad de que también puedan darse comparaciones en cuanto a objetivos logrados en la reunión familiar. Además, comenta que, a grandes rasgos, las consultas más usuales tienen que ver, justamente, con el vínculo familiar a lo largo del año y que las cuestiones patológicas graves no son frecuentes. Finalmente, agrega que, con respecto a los niños, hay muchas derivaciones de las escuelas por falta de límites o mal comportamiento.
Margarita Ruaro, debido a su especialidad, atiende, mayoritariamente, consultas sobre violencia de género. En este sentido, asegura que muchas veces las mujeres no se dan cuenta de estar sufriendo maltrato y señala que lo peligroso que se tomen como normales estas conductas. Incluso, remarca que no sólo las mujeres son víctimas de violencia psicológica, sino también los hombres. Sin embargo, dice que debido al machismo o al temor a reconocerlo, muchos hombres no denuncian o exponen esto. En base a lo anterior, añade: “Son muchos más altos los porcentajes (de hombres que sufren maltrato) de lo que creemos”.
En definitiva, es casi imposible mantenerse ajeno a las fiestas. Pero para aquellos que las padecen, pueden aprender a conducir sus pensamientos de otra forma. En el budismo se suele decir que la mente es un mono loco al que hay que adiestrar. Y aunque poco tengan de budistas estas celebraciones, no viene mal tomar el consejo.
Santiago Minaglia (De la Redacción Paralelo 32 Victoria)