“Pañuelos para la historia” refleja la realidad de mujeres frente a la violencia
“Pañuelos para la historia” es un documental que trasciende fronteras, en más de un sentido. A pesar de los miles de kilómetros que separan a la Argentina de Turquía, y de tantas diferencias culturales, dos jóvenes cineastas hallaron una similitud en la que hacer foco. Alejandro Haddad (fallecido recientemente) y Nicolás Valentini, acompañaron a Nora Cortiñas en un viaje hacia la región kurda del país asiático y siguieron todos sus movimientos. Fundamentalmente, sus reuniones con las Madres de la Paz, de Diyarbakir, y las Madres de los Sábados, de Estambul, quienes perdieron a sus hijos en los noventa, en un contexto de violencia y terrorismo de Estado, admiran y toman como ejemplo la lucha de las Madres de Plaza de Mayo. El viaje se realizó en 2013.
En diálogo con Paralelo 32, Valentini comentó que hubo una etapa previa cuando su amigo, al que le gustaba mucho viajar, estuvo en Chiapas (Méjico) donde se encontró con un kurdo que le contó todo lo que ocurría con las mujeres de su país. La reflexión inevitable lo llevó a compararlas con el padecimiento que sufrieron las Madres de Plaza de Mayo. Haddad viajó primero solo a Turquía y convivió durante 6 meses con la realidad de ese país.
A partir de ese momento tomó forma la idea de hacer un documental y comenzaron a trabajar en el proyecto, en principio solicitando permiso a las Madres para llevar adelante la propuesta.
Con todo armado enviaron el modelo al Instituto Nacional de Cine para su aprobación, pero “rebotó” dos veces porque sugirieron algunas modificaciones al proyecto, pero finalmente fue aprobado.
Cuando comenzaron la filmación, su compañero viajó una semana antes, no sabían demasiado con lo que se iban a encontrar obviamente y había que comenzar de cero.
La represión estatal del Estado Turco comenzó en los 90 y tenían una especie de gendarmería paramilitar que con mucha violencia atacaban a estos sectores, a pesar de ser una democracia tenían fuerzas no oficiales para llevar a cabo un ataque al pueblo kurdo. Este último, tiene más de 2 mil años de existencia y fue dividido en cuatro partes en la Primer Guerra Mundial y los kurdos –que fueron atacados– defendían su territorio, comentó.
La experiencia, según Valentini, fue muy fuerte, con muchas cuestiones sensibles, encontraron a mujeres que compartieron su dolor con las Madres. No solamente reivindicaban los derechos de esa población sino que también significaba valorar la lucha de mujeres sufrientes.
Estas tienen organizaciones con centros de educación, talleres, y destacó que si bien sirvió para comparar las dos realidades de oriente y occidente que tienen una cultura y religión diferente, curiosamente han compartido sus padecimientos ante políticas autoritarias que violan los más elementales derechos humanos.