Nosotros somos aquellos… ¿o no?
** No es por erosionar la autoestima de nadie, pero nosotros somos aquellos que evitan la bolsita de polietileno para salvar el planeta, mientras millones de aviones queman billones de toneladas de combustibles fósiles en el cielo dejando a su paso, ya no huellas de carbono, sino autopistas. Los terráqueos volamos sobre esos aviones mientras abrimos alegremente los polietilenos del catering del servicio de a bordo. O quizás, jactándonos de ‘conciencia ambiental’, optamos por aquella aerolínea que en su oferta marketinera promete no usar plásticos en el catering, y eso nos hace sentir mejor pero tiene un precio… Una vez que abordaste y preguntas qué hay para cenar, te dan la opción: palito helado o turroncito Misky.
** Sin embargo los depredadores obligados a cuidar el planeta somos los de a pie. Nos hacen sentir como talibanes del ecosistema, pero ¿qué podemos hacer si cuando vamos al súper lo único que queda en envase de cartón es el Quaker? Además, los vehículos siguen quemando combustibles fósiles y el mayor consumo de electricidad en el mundo –que se produce en parte quemando carbón- está dado por los gigantes globales Google, Facebook, Amazon y Microsoft (de Bill Gates). Además, se fabrican autos eléctricos, ahora camiones (Tesla de Elon Musk), y sus baterías terminan en residuos tóxicos contaminantes. Pero, resulta que ahora para el señor Gates los gases ruminales de los vacunos son más perjudiciales que los Boeing y los Airbus, aunque eructan el mismo gas metano que hace millones de años.
Gates es así; si le decís que Melinda (su esposa) lo engaña con su mejor amigo, va y mata al perro.
** Por si no lo sabías, esta semana Gates anunció que está invirtiendo en investigar y producir un alimento para vacunos que evitaría que perjudiquen la capa de ozono. No está mal que lo intente pero parece más bien letra para la gilada. Rumiantes como la cabra ya fueron domesticados por el hombre 8 mil años antes de Cristo, y las demás unos 2.500 años a. C., entre ellas las vaquitas cada vez más ajenas. Resulta que ahora son responsables del calentamiento global.
¡Bá-babá-babá!, a nuestro globo ya se le está revolviendo el núcleo con todo esto, pero el señor Gates quiere que las vacas aprendan modales y no eructen más en la sobremesa.
Los tragasapos de siempre
** Nosotros somos los que, cuando retiramos ‘nuestra’ plata por cajero interno en un banco, porque necesitamos algo más de las treinta lucas que nos niega el automático, nos hacen firmar una declaración jurada preguntándonos qué haremos con esa guita. Retiras cien lucas y debes declarar para qué, ¿esperan que les reveles un suculento plan de inversiones inmobiliarias? Para abrirnos una cuenta corriente acopian tantos datos sobre nosotros, la familia y nuestras actividades, que al final te quedas asombrado por saber sobre vos mismo más de lo que querías saber. Se suman a esto los datos biométricos. En cualquier momento pedirán una colonoscopía; no sirve para mucho pero le proporciona a los bancos la satisfacción de meternos el dedo ahí una vez más.
** De acuerdo a datos oficiales del IFAI, “los datos biométricos se componen de propiedades físicas, fisiológicas, de comportamiento, o rasgos de la personalidad. Por ejemplo: las huellas digitales, el rostro, la retina, el iris, la estructura de las venas de la mano” (textual). Se meten hasta con nuestras funciones fisiológicas: ¿Cómo funcionará eso?… declare si es de tránsito regular, lento, o si es propenso a las emergencias por fluxo de ventre cuando se entera que su cuenta está en descubierto…
¡Para evitar fraudes!
** Dicen que todo aquello es para evitar fraudes. Mientras tanto los estafadores, generalmente desde las cárceles -donde en 2020 se los autorizó a tener celulares- se cansan de engañar a personas que les transfieren dinero, y los bancos, dotados de la más alta inteligencia artificial, no logran seguir la huella de esa estafa hasta saber quién cobró esa guita por ventanilla o se le acreditó en su billetera virtual.
** El sistema bancario sabe todo acerca de todos los que abren una cuenta; cada movimiento, para qué mueve la guita, ¡menos de la que se llevan los tumberos y los maestros de las estafas virtuales! En un mundo donde se nos dice que en 2030 habrá robots que tendrán más transistores que neuronas tenemos los humanos, parece que no existe un software capaz de identificar a estos delincuentes que siguen timando a los crédulos desinformados.
Grillos para llenar heladeras
** Pero bajemos los pies a la tierra de Argentonia para aplaudir a un equipo de investigación del INTA y del INTI que elaboró budines, panes y pastas a partir de grillo en polvo. Se dice que tienen muy buen sabor y la propuesta se multiplicará en el país y el mundo. De hecho, nos enseñó Marley que hay países pobres donde el grillo glaceado es un manjar crocante para morfar en un entretiempo, pero no se nos hubiera ocurrido en el país de la abundancia de proteínas.
El invento nos dará seguramente dos grandes satisfacciones; la de aplastar y moler a los grillos primero (¡grrrr!), y la de encontrar una proteína accesible al presupuesto familiar actual. Quien dice budín y pastas también dice empanadas de grillo. La necesidad tiene cara de hereje.
** Los especialistas destacan el alto aportenutricional y contenido proteico de esta fuente alternativa y sustentable de alimentación. Además, una reciente encuesta de los organismos confirmó que más del 60 % de los consumidores aceptaría el uso de insectos en polvo como ingrediente culinario. ¿Te imaginás un zapallito relleno?
La ventaja que tienen es su bajo costo de faena. Con una chancleta basta. Incluso, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), promueve la inclusión de insectos en las dietas por sus beneficios nutricionales, socioeconómicos y ambientales.
** A mí no me engañan, esta gente de la FAO es fan de Messi y por extensión nos ama a todos los argentinos. Con su discurso de apoyo al invento culinario argentino, nos dan una mano para que sigamos morfando alguna proteína. Te digo más, con esta iniciativa no nos asombremos si en este país festivo donde recula bailando el más valiente y revolea el poncho tanta gente, no aparezca pronto alguna “Fiesta Nacional del grillo de engorde”. Las carnes más tiernas tendrán que esperar hasta el cobro de cada aguinaldo.