Narcotráfico y política: La distancia muy corta entre el Estado y la delincuencia organizada
En el libro “Territorio narco – Cómo la narcopolítica contaminó un municipio desviando fondos públicos”, los periodistas Daniel Enz y José Amado, repasan la denominada ‘Causa Narcomunicipio’, donde quedó demostrada en los estrados judiciales la relación del exintendente de Paraná Sergio Varisco y algunos funcionarios, con el narcotraficante Daniel ‘Tavi’ Celis. Éste apoyó con una agrupación política de su zona de influencia y negocios, el Movimiento Vecinalista del Oeste, la campaña electoral de 2015 que le permitió a Varisco volver a la presidencia municipal por segunda vez. Durante la gestión del dirigente radical, la relación se profundizó con contratos en planta municipal para cómplices del jefe narco, más dinero y otras prebendas.
Fue la primera vez que un intendente del país terminó condenado por sus relaciones con el poder narco.
Robo, avioneta, municipio
La primera causa donde quedó involucrado Celis, pero no Varisco, se llamó ‘Narcoavioneta’. La justicia federal estaba tras los paso de los hermanos Daniel y Miguel Ángel ‘Titi’ Celis. Se interceptó luego del aterrizaje, una avioneta proveniente de Paraguay con 317 kilos de marihuana, que había descendido en un campo de Colonia Avellaneda. Tavi estaba preso desde agosto de 2016 por un frustrado intento de robo a mano armada en un campo cercano a Las Cuevas. En la causa de la avioneta surgió un indicio que vinculaba a la banda con cierta estructura municipal paranaense, a partir de una denuncia sobre la utilización de camiones municipales sin GPS para el traslado de droga. En esa causa, el entonces intendente Sergio Varisco fue llamado a declarar como testigo. Luego, ‘tirando de los piolines sueltos’ de la investigación se llegó al entramado de la causa ‘Narcomunicipio’.
Territorio Narco repasa todo el proceso judicial y los años previos. Las pacientes escuchas telefónicas de diferentes teléfonos permitieron a la Policía y la Justicia ir armando el mapa de relaciones entre el submundo del delito y la política paranaense. Luego llegaron los allanamientos, la detención de personas implicadas (entre ellos la funcionaria Griselda Bordeira y el concejal Pablo Hernández) y las requisas de celulares que permitieron seguir las cadenas de comunicación directa o en clave que fueron desovillando la trama del acuerdo narco-político.
La defensa
La Fiscalía construyó el caso en torno a las escuchas y mensaje telefónicos analizados. También fueron importantes algunos testimonios, como el de la testigo ‘arrepentida’ Luciana Lemos, ex pareja de Tavi Celis, quien se presentó como madre vulnerable y víctima que debió participar de los ilícitos investigados. La defensa atacó esos elementos señalando que:
• No era correcto el contexto de acuerdo entre política y narcotraficantes planteado por la pericia policial sobre celulares y mensajes. Señaló que de las escuchas se puede aducir, a ciencia cierta, que se trató sólo de un acuerdo político en tiempos de campaña entre una entidad vecinalista y el varisquismo.
• También desacreditó a Lemos, que habría memorizado un libreto pergeñado para hacer encajar las piezas del rompecabezas armado por la Policía y la Fiscalía.
• Además, arremetió contra el gobierno nacional, en especial la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien bajo el paraguas del relato de la ‘lucha contra el narcotráfico’ habría exigido la ‘cabeza’ política de Varisco. Todo sería parte de un armado de causas judiciales para perjudicar dirigentes políticos, método conocido como lawfare.
Al final, no convenció a los vocales Lilia Carnero, Roberto López Arango y Noemí Berros la argumentación de la defensa desarrollada por los reconocidos abogados Miguel Cullen y Rubén Pagliotto. Las tesis de los fiscales resultaron más verosímiles para el Tribunal Oral Federal de Paraná.
Conclusiones preocupantes
De la investigación periodística surgen, para el lector atento, algunas conclusiones preocupantes.
• El narcotraficante, sus lugartenientes y soldados, están desplazando al puntero barrial político y su organización; se transforman en los intermediarios entre las comunidades y la dirigencia política.
• El Estado aparece débil frente al submundo del narcotráfico; llega tarde y con pocos recursos a las necesidades del vecindario, que tiene en el narcotraficante de ‘la otra cuadra’ un apoyo más directo y efectivo, aunque venenosamente condicionado.
• Un punto importante es regular la financiación de la política. ¿De dónde salen los fondos para hacer campañas electorales y para cumplir promesas durante la gestión del ganador?
• La Municipalidad de Paraná está contaminada por el narcotráfico desde hace tiempo y parte del parque automotor es útil para el narcomenudeo.
Evidencias acumuladas
Durante la campaña electoral de 2015, Varisco estableció un acuerdo político con Celis, que incluía entregarle el manejo de la Unidad Municipal 2 y unos 40 cargos para su gente en áreas como Tránsito, Obras Sanitarias y Acción Social.
Parecía imbatible luego de llegar por segunda vez a la intendencia capitalina. Pero Varisco – fallecido por causas naturales el pasado 27 de mayo mientras cumplía arresto domiciliario con una pena de 6 años y medio de prisión –, cayó con evidencias que se acumularon durante el juicio. Sin embargo, la creciente influencia del narcotráfico en la municipalidad viene de más lejos y exige, como corolario, a toda la dirigencia política poner sus ‘barbas a remojar’ si ven las del adversario rasuradas.
Escuela de narco-gestión a distancia
Como dato colateral, surge de las páginas de la investigación que la cárcel es un importante escuela de gestión a distancia. Allí van a parar a menudo líderes y lugartenientes del narcotráfico caídos en desgracia. ‘Tavi’ Celis estuvo detenido por otro hecho en simultáneo con los acontecimientos que desencadenarían la causa ‘narcomunicipio’. Desde el encierro forzado reconstruyó parte de su imperio con aportes que recibía desde la Municipalidad por los acuerdos políticos anudados con Varisco durante la campaña electoral. Y pudo restablecer sus negocios ilegales porque el lugar se transforma en un punto de encuentro, intercambio y reorganización de bandas en desgracia. El uso del celular y las visitas familiares son los principales mecanismos de control ‘a distancia’ para restablecer la trama del comercio de estupefacientes.