Mi vieja mula ya no es lo que era
En esta semana hemos tenido varias novedades y con seguridad vamos a seguir teniendo muchas más. Incluso al momento en que ustedes -respetables lectores- estén leyendo este artículo ya se hayan dado a conocer nuevas medidas por parte del gobierno y siempre con relación al tema económico y financiero.
No sé por qué, pero las últimas medidas trajeron a mi mente un capítulo de Los Simpson en el que un grupo de viejos locos (así los llamaban) cantaban en televisión un hit que decía “mi vieja mula ya no es lo que era, ya no es lo que era”. Hace varios meses mencioné que el ministro Sergio Massa, sacaba conejos de la galera para tratar de mantener a flote una economía que se estaba hundiendo. Los problemas de nuestra economía no se resuelven, por supuesto, sacando conejos de una galera para sorpresa de todos, sino corrigiendo los problemas de fondo, como por ejemplo y más importante, solucionando el déficit (más gastos que ingresos).
De todas maneras, un truco de magia hacía que muchos se sorprendieran por la audacia y por lo inesperado del acto. Claro que al pasar el tiempo y al mantenerse los inconvenientes de fondo, esos conejos ya no salen de la galera en el mismo estado en que salían al principio. Podemos decir que el pelaje ya se les está cayendo y que los espectadores no se sorprenden demasiado.
Ahora se ha decidido que todos los organismos públicos que tengan bonos en dólares los vendan el mercado y luego compren bonos en pesos. El Secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein, hizo una publicación explicando las bondades de que los organismos públicos cambien bonos en dólares por bonos en pesos. Es un sistema de ingeniería financiera que le va a permitir al gobierno dos objetivos muy importantes para tratar de llegar a las próximas elecciones, que son el control del valor de los dólares financieros para que no suban. Y por otro lado asegurarle al tesoro que va a poder financiar los gastos que tiene, porque los privados ya no quieren hacerlo (tienen miedo de que no se los paguen).
En realidad, nada de esto contribuye a solucionar el problema de fondo que les mencioné, si no que, por el contrario, podría hacer que en un año electoral el gobierno quiera gastar mucho más aún, y con este mecanismo lo podría hacer, más allá de las consecuencias que tenga en el futuro. Por otro lado, lo que ya se está mencionando es que estaría muy próximo a salir un nuevo valor del dólar, que en esta columna ya anunciamos también hace un buen tiempo. La diferencia es que dijimos que para marzo o abril aparecería un nuevo dólar soja III, pero por lo que se está mencionado sería un dólar mucho más extendido a todos los exportadores y también por un tiempo limitado. Es decir que sería un dólar parecido a los del soja I y soja II pero para mucha más cantidad de exportadores. Por supuesto que las condiciones ya no son las mismas que hace unos meses y en este caso, si bien mejoraría los ingresos de dólares, también es cierto que generaría y aseguraría una inflación mucho mayor en el futuro. Como decía en el título, “mi vieja mula ya no es lo que era”.