Menos tolerancia
Por Juan Martin Garay (*).- Nuestras sociedades son cada vez más demandantes y con niveles muchos más bajos de tolerancia.
Con algunos actores políticos como protagonistas resistentes al cambio que las sociedades reclaman y que impiden la renovación necesaria de las instituciones, sumado a las promesas incumplidas, la pérdida del valor de la palabra dada y el incumplimiento de los compromisos asumidos, este momento en la historia de nuestro país está marcado por una sensación generalizada de abatimiento y desilusión política.
Los partidos políticos, aun siendo consagrados en nuestra reformada Constitución Nacional, han arribado a un punto en el que su existencia se ha ido desdibujando.
Lamentablemente muchos ya no son las escuelas de civismo que supieron ser para sus afiliados y tampoco aquellos que supieron escoger a sus mejores cuadros políticos para la
consecución de los diferentes cargos públicos.
Como hermana mayor de la política según Perón, desde la filosofía, dos siglos separan la conceptualización que hicieron de tolerancia John Stuart Mill y Victoria Camps entre el
liberalismo de época y la teoría de los derechos humanos. Para Mill el único límite a la
libertad de un individuo es la prevención del daño a otros, siendo la tolerancia componente fundamental de la teoría liberal. Para Camps la tolerancia es la virtud indiscutible de la democracia, valor fundamental de la democracia.
Asistimos en los tiempos que corren al embate propio de una sociedad en plena dinámica
política desde el retorno de la democracia en donde existe un quiebre de valores altamente perceptible, con más demandas y mucha menos tolerancia.
Se hace necesario que el Estado y las organizaciones libres del pueblo fortalezcan los lazos de pertenencia solidaria a la comunidad, donde la primacía de lo económico sin un marco de referencia a lo social y al bien común se termine.
Necesitamos a la Comunidad Organizada dijo el Padre “Pepe” Di Paola en su homilía cuando visitó Concepción del Uruguay. Esto representa un desafío y una nueva oportunidad para sembrar esperanza de la mano de acciones concretas que traigan como natural consecuencia la cosecha de un cambio real, es decir: el advenimiento de un nuevo comienzo. Una tarea que necesita de todos.
(*) Concejal del Partido Justicialista / Presidente del Bloque de Concejales (PJ/FPV) de Concepción del Uruguay.-