** Lo que tienen las calles pueblerinas de saludable son sus veredas proveedoras de inagotables sitios de encuentros casuales. Se debe caminar más y, en lo posible, sin apuro y resueltos a detenerse en el punto de saludo. Es bueno parar el auto y hacer las diligencias a pata. Así fue como, en una de las escasas mañanas soleadas de este otoño del año en que terminaremos de comernos el primer cuarto del siglo 21, Mongo Aurelio y Mongoreto Flores se reencontraron después de años de no saber nada el uno del otro.

** ¿Se acuerdan de Mongoreto? ¿Y de Mongo? ¡Andá que te ayude Mongo! solíamos decir cuando nos enojábamos con alguien desagradecido al que le dimos una mano y nos trató mal. No me hará creer que usted jamás los mezcló en sus conversaciones, pero dejémoslo ahí y vayamos al punto. Acodados sobre un tapial bajo, los dos viejos personajes cada vez más olvidados, reposaron sus almas en el amable nidal de los recuerdos gratos. Pero al efímero momento de cordialidad le sobrevino una rencilla de egos en torno a cuál de ambos era el más nombrado de la historia, o el menos olvidado por las nuevas generaciones.

** --Mongo Aurelio. Pare la mano compañero, usted no es más que Mongoreto Flores, no se olvide que está hablando con Mongo Aurelio, ¿sabe lo que significa? Nací en 1942 de la ocurrencia de dos estudiantes de derecho, Rafael Meilán y Ricardo Mosquera Eastman, que me han puesto Mongo, nombre del planeta de Las Aventuras de Flash Gordon, y Aurelio, escuche bien, tomando el apellido del emperador Marco Aurelio.

** -Mongoreto Flores. ¿Quién los conoce a esos dos? Además, no busque alcurnia, a usted como a mí nos pusieron estos nombres igual que a Cadorna (se pronuncia con énfasis: Cadorrrna), Mengano, Sutano, Perengano, Magoya y tantos otros, como sinónimo de nadie o de cualquiera.

-MA. Pare la mano. Ricardo Mosquera Eastman terminó siendo embajador argentino en Indonesia (1962-63), ha sido poeta, periodista, autor de radioteatro y hombre de derecho. Y Meilán se perdió en las brumas del tiempo. En cambio usted tiene un origen oscuro, desconocido, podría decirse que es un NN.

--MF. Señor Flores, usted es un fanfarrón que además ignora que NN es mujer y yo soy bien machito. Oiga como suena mi nombre, ¡Mongoreto!, como ¡Bairoleto! ¿Se acuerda del radioteatro ‘Lo llamaban Bairoletto’?, bueno, fue un error de tipeo, se refería a mí, tenían que ponerle ‘Lo llamaban Mongoreto’.

Revelación de un código

** -MA. ¿Cómo es eso de que NN es una femenina?

--MF. En realidad son dos femeninas con el mismo nombre. Es una larga historia.

-MA. ¿Y? ¿Va a escupir o no va a escupir?

--MF. No me apure si me quiere sacar bueno. El asunto pasa por las comunicaciones y transmisión de datos de la policía, que utiliza un código en el que a cada letra del abecedario le corresponde una palabra que comienza con esa letra. Por ejemplo, Sara-Teresa-Ursula-Rosa-Zapato-Eva-Natalia-Eva-doble Guillermina-Eva-Rosa, no es más que el deletreo en código policial del apellido Sturzenegger. En ese código alfabético, como podrá notar, cuando dicen Alicia están diciendo A, cuando dicen Beatriz están diciendo B… y N es Natalia. Cuando el cana que informa a la base dice, por ejemplo, que el difunto es un masculino aún no identificado, dice que es un Natalia Natalia (NN)

-MA. ¡Pero mire usted! Sin ofender; se aprende hasta del más chambón. Humildemente confieso que no lo sabía.

** --MF. Usted de humilde tiene menos que Julia María.

-MA. Lo abarajé en el aire, es Javier Milei ¿no? ¿Y qué me dice de Lucía Petrona?

--MF. ¿Luca Prodan?

-MA. No. La Porota, que llegó a decir que solo hay que tenerle miedo a Dios y a ella, pero ahora se le dio vuelta el miedo y se candidateó como buscando un techo seguro. Pobre, últimamente la veo con una camperita de jean, una remera de La Salada, un reloj cuarzo con malla de cuero de sapo, y me enternece.

--MF. (Suspira) ¡Aiaiaiaiaiaiai! Qué quiere que le diga, en esto estoy de acuerdo con el tal Don Leoncio cuando dijo en 2003 que a Duhalde, él le cree solo la mitad. Por ejemplo, cuando dijo que Argentina estaba “condenada al éxito” él le creyó solo la primera mitad de la frase, ¿se entiende?, y no le está errando.

Andá a reclamarle a tu vieja

** --M.F. ¿Y cómo se siente íntimamente, Mongo Aurelio, estando en boca de todos?

-MA. Usado me siento, y la situación de usted creo que es la misma, somos apenas un espejismo, tres puntos suspensivos somos, fantasmas en boca de un pueblo que repite nuestros nombres para referirse a nadie, sinónimos de cualquiera.

--MF. Coincido, pero cuando uno bien lo piensa, peor le fue a Montoto. Aclaro que no me refiero a Mario, el montonero que fue apoderado legal y encargado de finanzas de Mario Firmenich y que ahora es un rico empresario. No. Le hablo de otra figura del imaginario popular; Montoto a secas, que está re podrido de que le vengan con reclamos con los que no tiene nada que ver. Ahora consiguió un buen abogado y va a demandar a todos los que manden a la gente a reclamarle a él.

** -MA. Me da como que le va a costar mucho encontrarlos.

--MF. Según me ha dicho él mismo, es fácil. Piensa poner soplones en las oficinas públicas, en comisarías, municipalidades, juzgados de Faltas, desde donde mandan a la gente a reclamarle a Montoto y le tocan el timbre a cualquier hora.

-M.A. Ni me lo cuente, a mí también me metieron en ese rubro y estoy cansado de esa rutina. No sé qué hacer.

--MF. ¿Cómo que no sabe, hombre!?... ¡Vaya a reclamarle a Mongo Aurelio!

No se olviden de Cadorna

** -MA. ¿Y qué me dice de Julia María y su entorno, con esto de las criptomonedas $Libra?

--MF. Joderse. Si Julia María se la pasa diciendo que es el que más sabe sobre economía en el continente y los demás son todos mandriles, no puede jugar a que fue ingenuo, que no se dio cuenta que podría ocurrir una estafa. No podés atropellar como genio y después defenderte como boludo que lo pasaron para el cuarto.

-MA. Después están los criptotimberos que apostaron y se la comieron con moño. ¡Joderse! Para esa timba no hay fiscal que te atienda. Perdiste y a llorar al campito.

--MF. ¡Shhhh!, que si se avivan nos van a tirar el problema. ¿Cómo dijo que se llamaba nuestro colega?

-MA. Montoto

--MF. Ese, ese, ese, haga correr la bola para que le reclamen a él o al tal Cadorna, o al flaco Magoya, que nosotros estamos retirados.