Martín Vivanco: El ‘Hombre de la Calle’
Victoria.- Martín Vivanco es como una tortuga que lleva como caparazón sus raíces a todos lados. “Soy de la Zanja de Joti, barrio que sufrió tragedias y discriminación, barrio de cabarets y prostitución desde el año 1900. La zanja fue hecha por los soldados de Urquiza, para que ahí fuera toda el agua. Tenemos una historia y una identidad muy importante. Si, yo sé quién soy, puedo saber a dónde voy. Hoy el barrio resucitó con otra cara”, dice.
Además de su trabajo solidario durante todo el año, Vivanco organizó un cierre con una cena solidaria. A este encuentro podía ir la gente que no tenía dinero, pero también las que no tenían otra gente. Es decir, estaban invitados todos, incluidos aquellos que estaban solos.
“La soledad en ser humano es lo peor que hay. No sé cuántos miles de millones somos y, sin embargo, hay gente que está sola. Entonces, quise organizar esto: una especie de restaurante gratuito. Me considero un transformador social y eso es lo que busco con el proyecto Hombre de la Calle”, expresa Vivanco.
“Los lugares a los que vamos se transforman. Nosotros somos pibes salidos de la drogadicción y la delincuencia. Soy hijo de un guardiacárcel y en mi adolescencia fui un delincuente. Con nuestro proyecto nosotros abrazamos a cualquier clase de persona, no discriminamos. A nosotros nos han discriminado y devolvemos amor y empatía”, narra.
El proyecto que encabeza Vivanco es cultural, social y solidario. Además de pintadas de murales, obras de títeres, música, ollas populares, roperos solidarios, el ‘Hombre de la Calle’ encara cualquier necesidad del momento como la limpieza de la zona puerto o, en el caso más reciente, una celebración de fin de año para cualquiera que lo necesite.
La maldita esquina
“Tuve una infancia marcada por la violencia de género. Mi padrastro golpeaba a mi vieja y a mí. A los doce años fui a parar a la esquina, a los trece empecé con el alcohol y luego con las drogas. Busqué un lugar de pertenencia en la esquina. Terminé en la cárcel de menores, yo iba a ser guardiacárcel, pero terminé preso”, cuenta.
—¿Qué aprendiste en la cárcel de menores?
—Si fuera por el sistema carcelario, nada. Nada. Sufrimos muchas injusticias. Por fortuna se me cruzó Dios en el camino. En el motín del año 1999, donde murieron tres personas, en medio de esa noche sanguinaria encontré a Dios. Dios no es ninguna religión. He llegado a pensar que Dios me llevó a la cárcel para hacerme libre, porque yo en la esquina era un esclavo de las drogas.
Año nuevo
Como ya se mencionó, el último proyecto de Vivanco fue la celebración de fin de año. Ésta se realizó en Congreso y Alem. “Agradecemos a Alcides Risso y a su familia, que nos prestaron el lugar. También, quiero agradecer a Daniel Colasso, rotisero del mercado municipal, quien fue muy importante para posibilitar esta movida”, agradece. Vivanco tiene una gran cantidad de proyectos en el tintero que espera viabilizar este año. El 2020, año marcado por la pandemia, no retuvo en la inacción al ‘Hombre de la Calle’ y el 2021 lo encuentra con muchas más ganas de seguir haciendo.