Mario Ventura ahora es acusado de golpeador
Ramírez- La situación conflictiva del sacerdote Mario Ventura con un grupo de feligreses que sigue solicitando su traslado volvió a tener un nuevo capítulo. La novela se remonta al año 2013. Empezó con una pelea entre vecinos y el sacerdote, a quien acusan de rechazar divorciados en sus misas.
Desde ese año existe un pleito con un grupo de católicos que lo resisten y le endilgan malos tratos y posturas extremas, como por ejemplo no bautizar a hijos de madres solteras. Ventura sostiene un pleito judicial con una mujer, y ahora se supo también –según informó el Diario- de una denuncia por violencia que tramita el Juzgado de Paz de Ramírez.
Según la acusación, consigna el matutino, el 16 de mayo de 2012 Ventura habría agredido a golpes a una feligresa. Al menos es lo que consta en la denuncia que se tramita ante el juez de Paz Elio Edmundo Hergert. La víctima, de quien se reservaron los datos personales, prefirió no contar pormenores de su padecimiento, pero tampoco negó lo que presuntamente ocurrió hace cuatro años. “Yo creo en Dios, nada más, no en la gente que está trabajando en la Iglesia; y si alguien me hizo mal, está perdonado”, le dijo a la revista “Análisis” ante la consulta sobre aquel dramático episodio.
Exposición, no denuncia
La mujer no denunció el hecho ante la justicia, pero realizó una exposición en la comisaría local, donde detalló el episodio. Ese documento, de todas formas, según detallan los medios paranaenses, parece haberse extraviado y es irrastreable. Tampoco el Juzgado de Paz, a cargo de Hergert, dio curso a la denuncia, según confirmó ante la consulta periodística.
Sin embargo, el 23 de noviembre del año pasado, el propio Hergert remitió un oficio al Hospital Nuestra Señora de Luján solicitando al director “que arbitre los medios que sean necesarios de modo que se le pueda expedir una certificación” a la mujer, “quien asegura que entre los días 10 y 17 de octubre del año 2012 concurrió a una consulta y fue atendida en la Guardia de esa institución a su cargo, luego de haber sufrido una agresión física por parte del padre Mario Ventura, cura párroco de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús”.
Efectivamente, el ingreso y la atención de la mujer en la guardia del hospital público quedaron asentados en los registros: “Siendo aproximadamente las 17.30 horas ingresa la señora (se consigna el nombre y demás datos) con crisis de llanto, refiriendo haber sido agredida, presentando traumatismo en brazo derecho, donde se observa un hematoma en región externa) de antebrazo, herida cortante en muñeca del mismo brazo y hematoma en antebrazo izquierdo”, plantea Análisis. El certificado lleva la firma de la médica que constató las lesiones.
También el arzobispo Juan Alberto Puiggari supo de este episodio.
La historia
La situación conflictiva del cura se remonta a 2013. Empezó en ese momento una pelea entre un grupo de vecinos y el cura, a quien acusan de rechazar divorciados en sus misas. Los díscolos que le han vuelto la cara en el templo y se han alejado de la Iglesia para no volver, le echan en cara sus modos y disposiciones inapelables en asuntos del alma y de la vida cotidiana.
Ventura llegó a General Ramírez para atender una vasta zona que incluye Estación Camps, Aranguren, Isletas, y es responsable también de la Escuela Privada Madre de Jesús. Pero es en General Ramírez donde un sector de la feligresía se ha levantado y ha pedido a la Curia, sin suerte, que sea relevado del puesto y trasladado a otro lugar.
Una de las más férreas opositoras al sacerdote es Graciela Todone, feligresa que ha llevado su disputa a los medios. No sólo eso: también llegó a la Justicia.
Todone dice que se sintió injuriada por algunos términos que usó el cura en su contra: se habló –dice- de prostitución y drogas. Pero primero acudió a una instancia de mediación en los Tribunales de Nogoyá.
Un mediador la sentó a ella, a sus abogados, Manuel Zaragoza y Esteban Cejas, y al cura Mario Ventura, y su abogado, Néstor Raúl Ostorero, de Aranguren. Pero no hubo forma de que se pusieran de acuerdo y la mediación pasó a un cuarto intermedio.
Dos semanas después, acudieron otra vez ante el mediador. Esa vez, incluso, asistió el vicario general de la diócesis, Eduardo Tanger. Otro fracaso. En consecuencia, el pleito sigue.