Luchas feministas en Francia: el Movimiento de Liberación de las Mujeres tiene 50 años
Por Lina Taghy.- París, 26 de agosto de 1970. Bajo el Arco del Triunfo, una decena de mujeres dejan una corona de flores «a la esposa del soldado desconocido». Sus pancartas leen: «Hay más desconocido que el soldado desconocido: su esposa» o «Un hombre de dos es una mujer». Esta primera acción mediática se solidariza con la huelga de las mujeres estadounidenses que celebran ese día el 50° aniversario del sufragio femenino en Estados Unidos, y marca el inicio de un movimiento que revolucionará a Francia.
Es a raíz del movimiento de mayo de 1968 –y en oposición a la invisibilidad de las mujeres en este– que nació el Movimiento de Liberación de las Mujeres (MLF), fundado por Antoinette Fouque, Monique Wittig y Josiane Chanel entre otras.
El MLF es el resultado de la agrupación de diferentes asociaciones feministas, y pronto se forman pequeños grupos pertenecientes a diferentes corrientes dentro del movimiento. Antoinette Fouque crea el colectivo «Psicoanálisis y Política» a través del cual reivindica una «libido uterina» en oposición a la teoría freudiana. Los grupos también emanan de disensiones: la homosexualidad y la condición de las mujeres lesbianas, por ejemplo, no son una prioridad dentro del MLF, por lo que en 1971 se forma el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria dentro del movimiento, en un intento de contrarrestar la invisibilidad de las mujeres lesbianas.
En este contexto nace la primera editorial de mujeres de Europa en 1973, y luego, en 1974, la primera librería de mujeres en París. Las activistas también comienzan a distribuir publicaciones colectivas para compartir sus ideas: “Le Torchon brûle”, periódico del movimiento, se publica entre 1971 y 1973.
Acciones fuertes y personalidades mediáticas
Los grupos que componen el MLF divergen sobre cuestiones estratégicas y políticas, pero se unen para realizar acciones comunes en torno al derecho al aborto, la liberación de los cuerpos o la violencia doméstica. Estas luchas son lideradas por personalidades públicas y políticas que dejaron su huella en la historia.
Una de las primeras acciones del MLF apoya la huelga de hambre iniciada por las residentes del hogar para adolescentes embarazadas en Plessis-Robinson, en los suburbios de París, en 1971. Simone de Beauvoir va a su encuentro, acompañada de periodistas, para denunciar las condiciones de vida de estas jóvenes de entre 13 y 17 años: exclusión de la escuela, marginación, abusos.
También en 1971, muchas activistas del MLF firman el «Manifiesto de las 343». Escrito por Simone de Beauvoir y publicado en Le Nouvel Observateur, este manifiesto reúne las firmas de 343 mujeres, entre las que se encuentran personalidades como Catherine Deneuve, que afirman haber abortado, exponiéndose así a un proceso penal que podía llevar a la cárcel.
Cuando el juicio de Bobigny estalla en 1972, el MLF milita junto a la abogada feminista Gisèle Halimi, recientemente fallecida, que defiende entonces a una adolescente juzgada por haber abortado tras una violación.
Finalmente, en 1974, la ley de despenalización del aborto, presentada por la ministra de Salud Simone Veil, es votada en la Asamblea Nacional por un período provisional de cinco años. El 6 de octubre de 1979, el MLF coorganiza una marcha por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo que reúne a decenas de miles de manifestantes en París. A raíz de este acontecimiento, la ley de Veil se vuelve definitiva.
Bajo la influencia del Movimiento de Liberación de las Mujeres, la sociedad francesa se transforma y revisa sus valores a lo largo de la segunda mitad del siglo 20. Los avances feministas en favor de los derechos de la mujer son alentados por el movimiento, como en 1974, cuando se crea en Francia la primera Secretaría de Estado para la Condición Femenina, dirigida por la periodista Françoise Giroud. El reembolso de la interrupción voluntaria del embarazo es autorizado en 1982 a instancias de Yvette Roudy, entonces ministra de los Derechos de las Mujeres. La ley Roudy votada en 1983 también impone la igualdad de hombres y mujeres en las instituciones políticas.
Divisiones
En 1979 se desata una polémica: Antoinette Fouque registra la sigla del movimiento y crea una asociación con el mismo nombre. Algunas activistas dicen que se trata de una apropiación del movimiento por un puñado de personas. Antoinette Fouque afirmará posteriormente que su intención era evitar que el MLF cayera en el olvido. En efecto, la institucionalización de la dinámica feminista provocada por la llegada de la izquierda al poder en 1981, con la elección de François Mitterrand, y la creación del Ministerio de Derechos de la Mujer, así como las crecientes divisiones en el seno del movimiento, socavan la influencia del MLF.
Hoy en día, el legado del MLF en las luchas feministas existe, pero no es tan fuerte como se pensaría. Las acciones y la historia del MLF no se enseñan en las escuelas, por lo que las nuevas generaciones a menudo tienen que construir su feminismo por su cuenta e informarse sobre las luchas actuales en las redes sociales, a través de cuentas educativas en Instagram, Twitter y Facebook, o a través de podcasts y artículos.
Aunque los lemas y el himno del MLF se retoman en las manifestaciones, las jóvenes feministas se distancian del movimiento, que a menudo se percibe como poco consciente de otras formas de discriminación contra la mujer, como el racismo o la homofobia. Pero en los métodos, el legado del Movimiento de Liberación de las Mujeres es más evidente. Sus acciones fuertes y mediáticas continúan en las luchas feministas de hoy, a través de movimientos como las Colleuses (que pegan afiches en todo París denunciando la violencia doméstica) o las Femen, que buscan ocupar el espacio público para llegar a todos.