Los que no están en el Estado ni en la actividad privada
El Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (Renatep) entró en vigencia en julio de 2020 y ya tiene 3,5 millones de inscripciones, que incluyen a todos aquellos cuentapropistas que viven y sobreviven en los márgenes de la economía formal determinada por el trabajo privado y estatal. Son vendedores ambulantes, lustrabotas, cartoneros, cocineros de comedores populares, pescadores y un largo etcétera de laburantes de todo tipo y rubro. Se calcula que esta economía informal incluye a unos 8 millones de argentinos, lo que indicaría que el Renatep tiene registrados en sus radares al 44% de todas las personas involucradas.
Diez provincias
La última actualización de Renatep estableció que en 10 provincias hay más trabajadores y trabajadoras de la economía popular que asalariados privados registrados. Santiago del Estero, Chaco, Salta, Formosa, Jujuy, Misiones, Tucumán, Catamarca, Corrientes y La Rioja, todas en la Región del Norte Grande, son las provincias con mayor volumen de inscriptos en el Renatep, que asalariados privados en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Esto significa que en todo el norte del país, la economía informal supera a la economía formal privada en materia de personas ocupadas. El informe previo de febrero pasado tenía nueve provincias en esa situación, en seis meses se incorporó Corrientes a la lista.
En algunas provincias la economía popular emplea a alrededor de un cuarto de las personas de entre 18 y 65 años, como en Santiago del Estero (31%), Jujuy (26%), Formosa (25%) y Chaco (24,5%).
Quienes son
Desde una perspectiva social, en el Registro se incluyen personas que reúnen los siguientes perfiles:
• La mayoría son mujeres, alrededor del 60%;
• Hay una incidencia mucho más alta de jóvenes de hasta 24 años que en la economía formal (27,1% en Renatep versus 6,7% en SIPA), lo que indica que la experiencia del primer empleo en Argentina, predomina en la informalidad.
• La mayoría trabaja en servicios personales y otros oficios (35%): cocineros, bicicletas, jardineros, mecánicos, paseadores de perros, peluqueros, reparadores de electrodomésticos, etcétera.
• La segunda rama de actividad son los servicios socio comunitarios (27,7%), luego el comercio popular y los trabajos en espacios públicos (11,8%), la construcción y mejoramiento ambiental (8,4%), la agricultura familiar y campesina (8,2%), el reciclado (4,1%), la industria manufacturera (3,6%) y el transporte y almacenamiento (1,2%).
• Más de la mitad de las inscripciones se explican por trabajadores de comedores y merenderos, servicio de limpieza, agricultores, vendedores ambulantes y albañiles.
• Sólo el 10,6% está inscripto en alguna categoría tributaria, como monotributo social o régimen simplificado;
• Sólo el 28,3% recibe, como complemento de sus ingresos, el programa Potenciar Trabajo.
Un dato importante que surge del Registro es que el 60,4% de los inscriptos (una mayoría de tres de cada cinco personas) trabaja de manera individual, sin vinculación con organizaciones sociales, cooperativas u otros grupos productivos. Contra ciertos prejuicios e ideas preconcebidas sobre este sector de la sociedad argentina, el grueso de la economía popular no recibe asistencia económica del Estado ni tiene vinculación con movimientos políticos, que para atender a este segmento social, son peronistas o son de izquierda.
La situación en Entre Ríos
Entre Ríos tiene 79.713 inscriptos en Renatep y constituyen el 2,6% de todos los inscriptos en el registro, según el informe de abril pasado, cuando los trabajadores incluidos en el Registro llegaban a casi 3 millones 40 mil personas. En ese mismo informe se señalaba que los asalariados privados inscriptos en blanco eran 132.925 entrerrianos. Por lo que la diferencia, a favor del empleo privado registrado era de 53.212 personas. Según estos números, tres de cada cinco trabajadores son empleados privados en ‘blanco’. Entre Ríos sigue siendo uno de los catorce distritos con mayoría de trabajadores en blanco.
Buenos Aires es la provincia que a nivel nacional concentra la mayor cantidad de inscripciones en Renatep, sumando el 35,9% con casi un millón 100 mil inscriptos. Esto, fundamentalmente se debe a su peso demográfico concentrando alrededor del 40% de la población argentina.
La zona geográfica que sigue en cantidad de inscriptos es el Noroeste (23% y 700 mil trabajadores) y a continuación se ubican el Noreste (470 mil personas) y centro del país (457 mil, que además de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, incluye la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por la metodología especial de agrupamiento de Renatep), ambas regiones rondan el 15%.
Consecuencias
A través de sus sucesivos informes, el Renatep va mostrando que la denominada economía popular no es una economía de subsistencia que contiene excepcionalmente a los argentinos en momentos de crisis. Se ha transformado en un modo de producción que vino a quedarse por mucho tiempo, que incluye a alrededor de 8 millones de personas distribuidas por todo el país. En el norte constituye, luego del empleo estatal, el segundo sistema de empleo (y autoempleo), dejando al sistema privado registrado en tercer lugar. Con la salvedad que mucho trabajo privado en negro, por su misma informalidad, no está incorporado a las estadísticas, dato que, de todos modos, no ayuda a mejorar la calidad del trabajo en nuestro país.
Qué es Renatep
El Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (Renatep) depende de la Secretaría de Economía Social que conduce el líder del Movimiento Evita Emilio Pérsico. El área forma parte del organigrama del ministerio de Desarrollo Social, a cargo de Victoria Tolosa Paz. El Registro busca reconocer, formalizar y garantizar los derechos de los trabajadores de la economía popular para que accedan a herramientas que les permitan potenciar su trabajo; acceder a programas de trabajo, seguridad social y capacitación; participar de redes de comercialización y tener acceso a herramientas crediticias y de inclusión financiera.
En cierta manera, se puede decir que el Renatep es la cara opuesta del SIPA (registro del empleo privado en blanco) y muestra a lo largo de los sucesivos informes una preocupante realidad: la dinámica de la precarización laboral se va imponiendo sobre la formalidad.