Nuestra historia
Los 35 años de Paralelo 32 en Victoria
Hoy lunes 23, se cumplen 35 años de la aparición del primer número de Paralelo 32 en Victoria. Pocos meses más tarde iniciaríamos una corresponsalía en Nogoyá. Como suele pasar con los emprendimientos que comienzan con poco más que un sueño y mucha voluntad, hemos recibido el bautismo del ¿cuánto podrán durar?, que algunos suelen pronunciar casi con la declinación de un deseo y sin embargo para los emprendedores son tizones que se arriman a la caldera.
Somos tan solo eso; o todo eso. Periodistas de vocación tozuda y emprendedora que creen poder alcanzar el cielo y no se detienen hasta arañarlo, o acariciarlo con manos agradecidas. En 35 años no habíamos cedido antes a la nostalgia, que siempre busca ocupar su lugar en la mesa del brindis. Nuestros editoriales por aniversarios referían solo a nuestras obligaciones, a nuestros principios, a un periodismo responsable. Y esto a pesar de haber escrito algunos con el corazón quebrado, porque las décadas trajeron consigo pérdidas que nos han dolido hasta el tuétano.
Como toda empresa hemos transcurrido duras crisis y aliviadas bonanzas de corto aliento, además de los cambios culturales profundos que exigen adaptación. La vida tiene sus cuatro estaciones que cíclicamente debemos atravesar y es mejor besar sus inviernos, reconciliarnos con ellos antes que maldecirlos. Así pensamos y en consecuencia así actuamos.
Todo cambió desde entonces. Ya no están ni son necesarias aquellas trasnochadas para salir a horario con la edición cada sábado; tampoco están todos los que por años trajinaron las horas cuando la ciudad dormía. Tampoco Yule Pirro a quien evocamos en cada aniversario. Y esa es nuestra querella contra el tiempo; que se ha llevado a seres queridos que le pusieron cuerpo y alma a este proyecto, como directivo, como empleados, como iguales, porque así lo sentíamos y lo sentimos porque siempre estuvimos a la par. Y todo a cuenta del tiempo.
Basta de nombres porque son demasiados e incluso podríamos ampliarlos a extramuros, porque esta actividad nos permitió conocer a victorienses que hoy les dan nombre a algunas calles, y si eso no está pasando es porque hay un error o una distracción. Varios de ellos duermen en las páginas de sus libros en los estantes de las bibliotecas. ¡Cuánto placer por haber tenido ese privilegio! Este trabajo nos trajo amigos entrañables también en Nogoyá, con un compromiso enorme con la marca, con el medio, con lo que se publicaba, con el aroma fresco a tinta de trasnoche, solo por el gusto de ver sus escritos impresos en letras de molde.
También nos llevarán a nosotros los vientos impredecibles de las cuatro estaciones, pero perdurará nuestro medio periodístico, nuestra marca, nuestro modo de informar y opinar. Y todo comenzó con un lanzamiento de la primera edición desde un stand en la 67ª Expo Victoria, en 1989.