Lo que está en discusión sobre la Corte Suprema
El eje central del debate legislativo pasa por los pedidos que promueve el oficialismo contra todos los ministros de la Corte Suprema por las causas relacionadas con la coparticipación federal de impuestos y el Consejo de la Magistratura.
Más abajo que la superficie legal de los casos están las aguas profundas de la política. Para el oficialismo esta Corte avala la persecución judicial de peronistas desde la gestión de Mauricio Macri. Consideran que suplen la flojera de papeles con el circo mediático opositor. Desde Juntos por el Cambio se alega que hay un intento populista por avanzar sobre la división de poderes y la independencia del Poder Judicial para instalar una democracia autoritaria. O algo peor.
A la hora de la verdad sin tapujos, ambos bloques partidarios defienden modelos que consideran antagónicos para la organización futura que quieren darle al capitalismo argentino en crisis. Juntos por el Cambio y Frente de Todos, buscan ganar el Ejecutivo y el Congreso este año para dirimir con el voto popular ese futuro.
Además, saben perfectamente que van a necesitar una Corte Suprema en sintonía con sus proyectos estratégicos, para que falle a favor cada vez que un caso llegue a esa instancia y haya que aplicar doctrina disciplinadora sobre sectores molestos de la sociedad. También, para hacer persecución selectiva de adversarios. O lawfare, como se llama en ciertas circunstancias. Si es necesario.
Nadie lo va a decir, pero ese es el principio maquiavélico de base que rige el ‘equilibrio’ y la ‘independencia’ de los poderes del Estado. Cualquier otra cosa es Borgen y solo existe en el universo de Netflix.
El FdT sabe que esta Corte no le sirve para seguir mandando. JxC sabe que, para volver a mandar, es la mejor Corte que puede comprar en el bazar de la politiquería criolla. Todo lo demás es ideología.