AMIA 30 años
“Las familias de la AMIA tuvimos que aprender a llorar de pie”
Hace 30 años, el 18 de julio de 1994, a las 9.53 de la mañana, Cristian Adrián Degtiar se convertía en una de las 85 víctimas fatales del atentado terrorista perpetrado sobre la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en calle Pasteur 633 de Capital Federal.
Con 21 años de edad, estudiaba Derecho y formaba parte del equipo de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), cuyas oficinas administrativas se ubicaban en el quinto piso del edificio que fuera acometido por un coche bomba.
Si bien cumplía horario en el turno tarde, en aquella ocasión lo hacía por única vez a la mañana, dado que estaba de vacaciones en la facultad y decidió concurrir temprano para ponerse al día con los asuntos pendientes que se habían acumulado en el despacho.
Antes de salir de casa, solía saludar a su mamá con un fuerte abrazo y un “te quiero mucho”, pero esa vez que era más temprano de lo habitual y Olga todavía estaba en la cama, optaron por despedirse levantando sus brazos para saludarse a la distancia.
Idealista, sensible y comprometido con la justicia, “Cris” encontraba en la escritura una forma de volcar sus ideas sobre el mundo que lo rodeaba al finalizar el siglo XX, incluso participando en concursos literarios en los que recibió premios por sus ensayos.
“La memoria y la conciencia colectiva serán la mejor defensa para que jamás volvamos a vivir el horror”, fue una frase de su autoría -extraída de un trabajo sobre el holocausto- que bien puede aplicarse a lo ocurrido con él hace tres décadas.