La política energética entrerriana es indiferente a la situación reinante
(Alejandro Di Palma – Para Paralelo 32) Si bien no es la primera vez que escribimos una columna sobre la inquietante frivolidad de las políticas energéticas de nuestra provincia, debemos señalar que por efecto del COVID 19 y su posterior cuarentena, ha quedado en descubierto una trama tarifaria aún más perversa, podríamos asegurar que esta inactividad económica dejó desnuda la tradición vernácula de nuestros funcionarios, de resolver sus problemas de “caja” cargándolos sobre las espaldas de la producción.
Efectivamente las Pymes son los “paganos” de todas las crisis. Sin importar lo que fabriquen, cultiven, críen o recolecten, son imprescindibles para conservar las señas de identidad de una sociedad más necesitada de raíces que nunca.
Propongo para entrar en tema, el análisis de una factura de un usuario de Grandes Demandas, vinculación en Baja Tensión, que corresponde a una estación de GNC de la ciudad de Paraná.
Podemos ver que el “promedio” de consumo sobre el caso en particular de los últimos 11 meses, sin cuarentena (marzo/2020 inclusive) es de 70.000 Kwh. En el periodo abril 2020 el consumo cayó a 25.360 Kwh, lo que representa el 36% del consumo promedio, es decir una caída del 64%.
Vemos que en términos estrictamente económicos, el monto de esta última factura representa el 67% sobre el promedio, es decir que habiéndose reducido el consumo un 64%, el valor de la factura se redujo solamente un 36%.
Asimismo, al analizar los componentes de esta factura vemos que el monto por consumo de energía representa solo el 19%, o sea que los cargos fijos, contratos de potencia e impuestos, resultan en un 81 % de total facturado.
En este punto podemos ver con claridad el desinterés del Estado Provincial por intentar suavizar el impacto de la crisis sobre el sector PYME, mas aun considerando que previamente a la redacción de este artículo, se ha planteado tanto a ENERSA como al EPRE la quita, durante este periodo crítico, de los cargos que refieren a la contratación de la Potencia, un ítem que explica en total casi el 42% de la factura sin representar consumo alguno.
Las respuestas de ambas entidades mencionadas y que resultan completar casi totalmente el mapa energético provincial, fue “pasarse la pelota de un lado hacia el otro”. Es decir, ambas respuestas fueron corteses pero flagrantemente esquivas, justificando la imposibilidad de materializar, muy a su pesar, ninguna reducción en estos ítems que “resultan de un cuadro tarifario….”, como si se tratara de cuestiones propias de un dogma religioso.
En este punto viene al caso analizar la actitud de Poncio Pilatos, quien se vio metido en un lio que ponía en riesgo los complejos equilibrios políticos de un país revoltoso y cuya cultura le resultaba bárbara e incomprensible… XXI siglos después vemos que en el medio de una crisis antológica, sin ningún antecedente en nuestra provincia, estos organismos públicos (ENERSA y EPRE) pretenden evitar compartir el costo del evento catastrófico “lavándose las manos” y proponiendo que: “cualquier parecido con la realidad (esa de hace XXI siglos), es pura coincidencia”.
Lo cómico es que, en un intento de reproducir la famosa escena que catapultó a Poncio Pilatos al estrellato, en nuestra provincia esta vez los ajusticiados en crucifixión van a ser la Producción y el Trabajo, que son en definitiva el eslabón más débil de una cadena que acostumbra romperse siempre por el mismo lugar, que es el nuestro.
“Mientras tanto, Barrabas (en este caso Enersa y Epre) tomaba vino, hablaba con amigos, hacia el amor con una mujer robusta y después, cansado, dormía. Así, mientras los seguidores de Cristo hacían parte de su credo los padecimientos, Barrabas disfrutaba de los placeres de la vida”.