La palabra pública, más desvalorizada que el peso
** Encendí el tele (hábito que ya había perdido) para ponerme en autos sobre cómo Putin hace su demostración de fuerza masacrando a Ucrania, ensombreciendo al mundo y poniéndolo al borde de una conflagración de grandes proporciones. De pronto preferí elegir una tristeza más propia, más nuestra, y busqué noticias sobre las cenizas que van quedando en Corrientes, donde se cumple el aterrador sueño de Hebe de Bonafini. En ese plan, me encontré con un movilero que estaba cubriendo la carga de camiones con mercaderías que llegaban a la Casa de Corrientes, en la CABA.
** El vocero de esa Casa le explica al movilero que esos productos van en un camión precintado (bien), en Corrientes se los descarga en una unidad del Ejército (bien) y allí los distribuirán personas “que no tienen que ver con el gobierno” (¡Uuuhhh!). El hombre repitió luego, para que la gente se quede tranquila, que intervendrán personas sin vinculación con el gobierno.
Le faltó decir tranqui, nadie va a robar nada. Está bien que lo aclare, para que no decaiga el ánimo de los donantes, aunque hubiésemos preferido que omitiera ese esfuerzo por mantener la confianza en el procedimiento. Una cosa es saberlo y otra es que te lo recuerden y confirmen desde el campo de los sospechados.
** Las encuestas confirman que los argentinos hemos dejado de creer en la honestidad de nuestros gobernantes y en toda palabra pública. Es injusto, por supuesto, porque significa desconfiar también de los honestos… pero a eso hemos llegado.
Sabiendo que son mayoría los honestos en la función pública y la militancia política, queremos evitar la dura opción de “creer (que son ladrones) o reventar”, pero ¿a quién le gusta reventar como sapo bajo el camión, no es cierto? Uno elige creer para no ser víctima de tan cruenta alternativa. Además, esto de seguir los dictados de la sentencia ‘piensa mal y acertarás’, es un método de autodefensa.
Ni un cuarto de bizcochos
** Lamentablemente el “piensa mal y acertarás” ha sido confirmado tantas veces por los hechos que, aunque no hubiera condenados y algunas veces ni siquiera denuncias, los argentinos elegimos no correr riesgos y desconfiamos. Descreemos para no reventar. Y ese descreimiento, por el descrédito de nuestros líderes, termina logrando que optemos por cuidar nuestra salud dejando de pensar en lo malo, y con el tiempo lo naturalizamos, en beneficio de los corruptos. La palabra pública ha perdido más valor que el peso. Hoy los cien mangos con los que llenábamos el changuito no alcanzan para un cuarto de bizcochos.
** Otra: Te dicen… es por la emergencia, y te dejan el clavo para toda la vida. Veamos: se calmó el “covi”, vuelve de a pasitos la normalidad pero hay situaciones peligrosas que no se normalizan. Los cientos de presos liberados no tuvieron que regresar a los penales, por ejemplo. Otra pregunta sin respuesta: Los delincuentes que quedaron adentro en 2020 y se les permitió el uso de celular para “comunicarse con la familia por si a alguno le pegaba el covi” y lo usaron para estafas telefónicas o para conducir desde allí a sus bandas narcos, ¿los seguirán teniendo para siempre? Otra excepción que se perpetúa.
** Creer o reventar es una vieja frase universal. Un modo propio que tenemos los argentinos, más contundente que el believe it or not (créase o no). Es una expresión muy conocida y muy usada, al menos entre nosotros. Significa algo así como que un determinado asunto es tan pero tan evidente que no queda otra que creerlo, aunque parezca imposible.
Reventar por elección
** Otra realidad es que hay fraudes y saqueos de las arcas públicas, probadas por la justicia, y sin embargo hay argentinos que prefieren reventar antes que admitirlos. Y acciones gubernamentales favorables a delincuentes, truhanes, vivillos y traficantes, tan evidentes que solo pueden ser negadas por amor o fidelidad partidaria con quienes las cometen. Supongo que eso es reventar. Es saber que algo es vergonzoso pero hay que comerla sin chistar.
** Parece ser, también, que en este país (que sigue siendo generoso aún cuando se le están acabando los recursos), ningún gobernante, ni funcionario, ni banquero, ni empresario, ni sindicalista… admite sus culpas. No se observa la actitud ejemplar del ‘mea culpa’ y en cambio abundan los que mean sobre su culpa como si no les importara. Y está el que todo el tiempo mea culpas de otros sin blanquear las propias.
** En fin… no abundemos. Es jueves después del mediodía, las notificaciones de los diarios a los que estoy suscripto me adelantan que las fuerzas especiales de Putin han tomado el control de la central nuclear de Chernobyl. Por ahora Biden solo le está escupiendo las botas al líder ruso, por lo que no parece haber riesgo de conflagración mundial, mientras las naciones del mundo, incluida Argentina, le piden a Putin que cese las acciones y retire sus tropas. El líder ruso no descongeló su cara en ningún momento ni lo hará ante advertencias y ruegos. Es un robot programado solo para acumular poder.
Si quieren venir que vengan…
** Corrientes en llamas, Cabandié tragando saliva, y el resto del mundo solo necesita que alguien cometa un error frente a la atropellada de Putin, para entrar en llamas. Mientras tanto nosotros aquí, hablando tan solo de la necesidad de que nuestros máximos dirigentes se esfuercen en recuperar la credibilidad pública, desde el Presidente hasta sus funcionarios y los líderes de la oposición. Pocas veces como ahora hemos necesitado de la virtud en la palabra pública, tan degradada a fuerza de mentir y mentir. “No lo conozco a Lázaro Báez, creo que lo he visto una sola vez”, y te pegan una foto donde estás en la casa de Báez, junto a él y dos de sus hijos. Afloje presi, que el maldito periodismo guarda archivos.
** Según publicaron portales europeos (DW, El País, BBC, etc) y recogieron medios locales, Alberto Fernández quiere que Argentina sea una «puerta de entrada» de Rusia a América Latina. Así se lo habría dicho al ex espía de la KGB y actual presidente Wladimiro Putin. Por favor, envíenle un radiograma urgente a Putin aclarando que la invitación es sin armas. Aquellos sitios también consignaron que Wladi le agradeció a Albert que Argentina haya sido «el primer país en registrar la Sputnik V en el hemisferio occidental» (glup, glup, y recontra glup). ¿Quién se atreve a decirle que nos devuelva la plata?