La decisión de adoptar un sano estilo de vida
En la última década el darle prioridad al ejercicio, la comida saludable y los hábitos que mejoran la calidad de vida de las personas ha mostrado una tendencia más marcada entre adolescentes y jóvenes, quienes se vuelcan a la onda saludable adoptando el vegetarianismo o el veganismo.
Existen muchos motivos para adoptar esta dieta, para algunos es una manera de mitigar el daño al medio ambiente, al considerar que la ganadería causa gran parte de los gases de efecto invernadero. Para los defensores de los animales, el consumo de carne es un acto de salvajismo. Otro gran grupo de vegetarianos prefiere esta dieta para mejorar su calidad de vida.
Aunque sea una tendencia en crecimiento, aún hay muchas personas que consideran que llevar este estilo de vida es difícil, por la costumbre al consumo de carnes rojas y la oferta. Sin embargo, para Guillermina Stremel, quien comenzó hace siete años en el veganismo, “Una vez estaba en un casamiento comiendo un chorizo, le sentí gusto feo, y ahí me dejo de gustar, y pensé esta puede ser la última vez que coma esto, y ahí deje la carne de vaca primero”. Ailen Grünewald, hace ocho años que es vegetariana, y cuenta que “tuve una enfermedad en el 2015 que hizo que se me haga un poco más fácil dejar de comer carne, no es que dije no quiero comer carne, fue algo natural, el pescado nunca me gustó, las carnes rojas las había dejado, comía solo pollo, hasta que no comí ninguna más”.
Un proceso de adaptación
Ambas eligieron estos modos de alimentación y coinciden que es un proceso, no se da de un día para otro. Guillermina explica que “es un proceso, no fue forzado, me lo tomé bastante tranquila, sentía que mi cuerpo lo necesitaba, además siempre fui fiel creyente de que la tierra nos da todo lo que necesitamos para vivir”, a lo que agrega que “al no forzar ese proceso el cuerpo va adaptándose paulatinamente; es fundamental comprender que cada uno tiene su tiempo y hay que respetarse, sobre todo los tiempos de la cabeza”.
Las entrevistadas comentaron que cuando se dispusieron a dar un giro a su modo de alimentarse, no contaron con un profesional que las guiara en las etapas de adaptación para continuar dándole a su cuerpo los nutrientes necesarios; algo que es fundamental y esencial, el acompañamiento y guía de un profesional médico y nutricionista si se quiere incursionar en el proceso de cambio de alimentación orientándose al vegetarianismo primeramente para luego pasar al veganismo. “No me asesoré con nadie cuando empecé, en ese momento había muy poca información, entonces no comía bien, me alimentaba mal y reemplacé la carne por las masas creyendo que estaba bien. Es fundamental contar con alguien que te ayude a armar un plato completo y que aprendas a comer, saber de dónde vienen esos alimentos y que le aportan a tu salud”, indicó Guillermina, mientras Ailén agrega que en su caso “tampoco me asesoré en ese momento, fui guiada por nutricionistas para tratar mi enfermedad, pero no para ser vegetariana; entonces no me alimentaba bien y no tenía la suficiente energía para rendir en el día a día. Es súper importante conocer sobre los alimentos, sus combinaciones, nutrientes, y poder ingerir diariamente las calorías necesarias para tener la fuerza y energía que te permitan realizar las actividades del día”.
“La gente piensa que comer vegetariano es comer aburrido”, dice Ailen entre risas “y no, hay un montón de recetas y cosas que se pueden hacer, hay que encontrarle la vuelta, yo tuve que aprender a cocinar, a condimentar las verduras, para que no sean verduras cortadas tiradas en un plato. Ahora se hacer lasagna, tartas, y yo no te comía ni una verdura antes de ser vegetariana”. Guille aporta que “tuve que ampliar mucho el paladar, había muchas verduras que no conocía, que nunca había comido, cuando voy al supermercado me pongo a leer los ingredientes, antes era desgastante pero ahora ya estoy acostumbrada”.
La carta en restaurantes
La dificultad se presenta al momento en que se sale con amigos yendo a algún lugar para comer algo, y quienes son vegetarianos o veganos se encuentran que en los comedores, restaurantes, bares, no se tiene en consideración una opción para ellos, como tampoco existe carta para quienes son celíacos, por ejemplo
“Comida vegana en los comedores no hay, yo suelo comer papas fritas, es la verdad, hay lugares copados que me hacen pizza por ejemplo con rúcula, champiniones y salsas, o tacos sin carne, pero son contados, o a veces como en casa y después salgo a tomar algo” nos dice Guille.
Ailen concuerda “termino comiendo ensaladas o pastas, porque no hay comida vegetariana, yo les sugiero que lo incorporen, pero abriendo el abanico de comidas no siempre yendo a lo común; creo que no incorporan comida vegetariana o vegana porque creen que no van a vender como venden una milanesa con papas al plato”.
Ambas comentan que ser vegetariano o vegano no es tan costoso como algunos piensan, es como los alimentos en general, comprando comidas listas siempre es mayor el presupuesto a gastar que comprando los ingredientes y preparándolas uno mismo. “Es una elección que cada uno toma de acuerdo a la calidad de vida que quiere llevar”, expresan.
“Yo me siento perfecta, nunca me enfermo” dice Guillermina riéndose. “Te sentís siempre livianita, y tampoco nunca me enfermo” agrega Ailen.
El respeto por los demás
Al ser una elección de vida, y no consecuencia de una patología o enfermedad, Ailen y Guillermina promueven el respeto tanto hacia ellas, como hacia quienes no elijen ese modo de alimentación. “Ahora esta eso de que, si comes carne sos la peor persona del mundo, y no es así, cada uno come lo que realmente quiere, yo no soy nadie para cuestionar, es respetar al otro, mis amigos se pueden comer una vaca adelante mío y yo no les digo nada” dice Guille, a lo que agrega que “la mayoría de las veces la comida es el foco de la reunión, y es ahí cuando la reunión se desvirtúa, mientras nos respetemos mutuamente no hay problema”. Ailen coincide. “Yo no cuestiono a nadie por comer carne, entonces creo que merezco lo mismo. Mis abuelos siempre me preguntan ‘¿vas a comer eso solamente, no te vas a quedar con hambre?, comete un pedacito de carne’; y yo los entiendo, porque en un momento también comía un asado y era feliz, pero hoy elijo esto y me gustaría que me entiendan a mí también”.