Victoria.- Más de una tía o abuela anduvo estas últimas semanas cortando ramitas de ruda para armar el brebaje, pero sí hay que hablar de un ícono de preparación en la ciudad debemos sacarnos el sombrero con un reconocido comerciante del barrio hospital, que cada 1º de agosto abre las puertas de su despensa frente al Salaberry para invitar a cuanto vecino se acerque.
En esta ocasión anticipó la jugada con algunas fotos que subió su hija en la red social facebook, donde se puede ver a Hugo Godoy junto a dos importantes tanques de 50 litros en los que depositó los ingredientes de la receta que “ahuyenta las pestes” y por lo visto ha cobrado en los últimos años una resignificación, combatiendo también las ‘malas ondas’. Si es cierto esto de que la mente enferma el cuerpo, quizás no sea tan errada esta afirmación ¿no?
“El año pasado quedé medio corto con la caña con ruda, porque varias personas me habían encargado con anticipación unos litros, así que este año me juego e hice 50 litros. Como todos los años la preparo con un mes de anticipación. Además, un par de días antes mi señora le hace un almíbar con azúcar y miel”, revela Hugo a Paralelo 32.
Este año tiene un agregado especial, ya que la ruda es de la huerta de Hugo, “Gracias al amigo Néstor Gaiolli que me regaló diez plantines para cultivarla.
La variable aquí no es hacer un poco para los más íntimos, sino que venga la mayor cantidad de vecinos, porque esta tradición con más de 15 años de vigencia parece no tener techo, “cuanto más gente venga a compartir unos sorbitos, mejor, y de paso honramos a la madre tierra… ¡todos serán bienvenidos!”, agrega Godoy.
La justa medida
“Tengo una copita de cincuenta centímetros cúbicos que no se las doy llena”, anticipa el comerciante, aunque reconoce que hay quienes repiten la medida (¿querrán asegurarse la salud o se habrán encariñado con el brebaje?). “Hay mucha gente que no es del barrio, es más, a algunos sólo los veo una vez al año, y que llegan asegurando no querer perderse los ¡tres sorbitos como cada año!”, y continuó: “pensar que empecé con un litro y medio aproximadamente, pero cada año quedaba corto con el brebaje y la gente se estaba acostumbrando”.
Cada año un poco más, y más… “espero que este sea el techo (ríe Hugo) con la certeza de que más de un lector se hará eco de su propuesta. ¡Ojalá alcance don Hugo!, porque con esto de difundir su brebaje ya me dieron ganas de ir a ‘probar’ suerte. No hay muchas opciones, es esto o vacunarse todos los años.