Kayakistas limpian el río mientras realizan sus destrezas
Conscientes de la importancia del cuidado del medioambiente y especialmente del río tan agobiado por el maltrato y la suciedad, un grupo de kayakistas de nuestra ciudad decidió en una de sus salidas recolectar los residuos que encuentran sobre el agua. Todos los fines de semana se reúnen a disfrutar de la naturaleza y a entrenar en el río, donde simulan caídas y prácticas de autorescate desde su kayak. “La iniciativa surgió hace rato, lo que pasa es que a las decisiones hay que tomarlas” – cuenta Daniel Schaab a Paralelo 32, luego de haber publicado fotos en su Facebook de un kayak repleto de basura recolectada en el río.
“Fuimos al Berduc, veníamos remando, contemplando el paisaje y nos pareció que podíamos tomar una linda fotografía. ‘Lástima esa botella’, largó alguien del grupo y así nació espontáneamente la necesidad de retirar toda la basura que encontraríamos en el trayecto”- relata el entrevistado. “Te contagias –agrega- y te molesta todo lo que ves ensuciando el río: tachos de suero, botellas plásticas, cajas de tetrabick, bolsas de nylon, mucha basura doméstica. Terminamos con un kayak hasta las manos y cuando llegamos a la zona de balneario, vino una chica guardavidas y nos ayudó a bajar y embolsar, agradecida con el gesto. Eso nos inspiró más todavía”.
En 8 km de recorrido, recolectaron un kayak repleto de basura. “Pero en el trayecto que hacemos entre 15 y 20 kg había posibilidades de completar dos kayak más”- grafica sobre la dimensión del problema que se observa desde arriba del bote plástico, mientras se recorre el río con ganas de disfrutar del paisaje.
El trabajo no es sencillo “no te bajás tan fácil del kayak para retirar basura, hay que hacerlo desde arriba”- explica Daniel. Estos kayakistas crespenses, en sus travesías y desde hace tiempo, venían cavilando sobre distintas alternativas para que se deje de ensuciar el río. “Pensamos en poner canastos, colgar carteles en los árboles invitando a los pescadores y a la gente que concurre a la costa a llevarse la basura. No queremos ofender a nadie. Creemos que si en una lancha te entró una botella, por qué no puede volver a entrar y llevarla a la casa. Tan simple es que embolsas los residuos y no tenés más nada que hacer que depositarlo frente a tu domicilio desde donde se recolecta todo”- reflexiona el entrevistado.
Siempre con el propósito de no atacar ni desagradar a nadie, desistieron de la idea de los carteles. En cambio “optamos por hacer el trabajo y mostrarlo, para que quien tenga la actitud desaprensiva de ensuciar se sienta avergonzado”-dice. La acción tiene como objetivo central crear conciencia para que la gente entienda que el río no es un basurero, el río es para disfrutarlo, pero también cuidarlo. “A muchos nos impacta ir a la cordillera, pero ni noción tenemos de la magnitud que tiene nuestro río Paraná y faltarle el respeto así, no nos parece correcto”- agrega.
“Hace poco anduvimos por el arroyo La Ensenada –agrega sobre las travesías del grupo-. Cuando salimos, hicimos un viraje frente a la playa con los kayaks con la basura que habíamos juntado para que se sienta avergonzado el que ensucia y callados subimos fotos en el Facebook. Muchos kayakistas amigos, del mundo, las compartieron y recibimos comentarios de todos lados. Strobel está a la vera de La Ensenada, hay muchas casas de cuyos patios se observa mucha basura acumulada. Que le pongan un contenedor a esa gente y si ven esos residuos en el río que los intimen o multen”-señala como parte de la educación que se necesita fomentar en los lugareños.
“Lo que juntamos en el río es basura doméstica- afirma-. Hay pañales, envases vacíos de desodorante de ambiente, potes de helado. Una cosa es el impacto visual, pero el principal y más dañino es la contaminación que esos elementos significan para las aves y los peces”.
“Fuimos a playas y encontramos siete u ocho latas de cerveza vacías, todas juntas. Da la pauta que paran la lancha, toman la cerveza, tiran las latas y se van. Lo mismo pasa con la carnada para la pesca. Se vende dentro de una caja tetrabrick envueltas en dos o tres bolsa encimadas, a eso lo arrojan al río, está cebado con grasa, el pez va en busca y termina muriendo porque come el nylon”- reflexiona el entrevistado, refiriéndose al poco discernimiento que se hace en relación a los residuos y la contaminación permanente del río. “Las mismas casas de venta de carnada podrían poner un cartelito en las cajas promoviendo que se traiga la basura a casa, al igual que se podrían hacer carteles invitando a tener esa actitud en las largadas de lanchas” –opina.
El kayakista señala que el pequeño gesto de haber retirado basura del río pretende ser simplemente una invitación a imitar la limpieza de esa corriente natural de agua, pero más aún que se evite arrojar los residuos. “Qué cuesta volver con la botella, llevarse los residuos del campamento. Uno no entiende que si se tiene lugar para llevarlo hasta la costa, por qué no se tiene el mismo espacio para traerlo de regreso, incluso residuos como las latas, se aplastan y ocupan el 10% del espacio que ocupaban antes. Parece que es mejor dejarlo ahí, dejar la marca, la huella”- comenta.
La propuesta es que más personas se sensibilicen y sumen a no arrojar sus residuos deliberadamente al río y si es posible contribuir con la tarea de limpieza, como regla de oro para empezar a solucionar el problema que ocasiona en el medio ambiente tirar basura al agua.