Por: Ing. Ricardo De Carli (*)

En la actividad agropecuaria, hay productores endeudados como en todas las actividades productivas que trabajan formalizadas (en blanco) y la causa no son los insumos que utilizan y que cotizan en valor dólar. En nuestro país, toda la actividad productiva en general, así como la medicina tiene insumos en dólares. Por lo cual esto no es algo exclusivo de la producción agropecuaria sino la característica de una economía globalizada donde nuestro país participa.

Por otra parte, en el caso de los productos agropecuarios que exportan (granos, carnes y otros) el valor de esos productos está dado en dólares por el mercado internacional, con lo cual, que utilicen insumos a valor dólar no es la causa de su endeudamiento. El problema es más complejo.

Podemos enumerar las causas principales por las cuales se generan resultados negativos en la actividad productiva:

  1. a) Aproximadamente un 70 % de la superficie bajo cultivo extensivo (cultivos de cereales y oleaginosas) en Entre Ríos se realiza en tierras alquiladas o arrendadas, por lo cual el productor debe afrontar un costo muy alto por el valor de la tierra con un contrato muy desfavorable, ya que en general es un valor fijo de alquiler sin importar el resultado del cultivo y que se paga por adelantado.  El costo de la tierra puede representar hasta un 60 % o más del costo de los insumos y las labores. Ante la pregunta de porqué sigue alquilando, la respuesta es que la mayoría de los productores tiene en su empresa gastos fijos de estructura (amortización, impuestos, sueldos y demás) por lo cual se ve forzado a seguir alquilando para generar ingresos si no quiere salir de la actividad o achicar su empresa.
  2. b) La gran variabilidad climática que se ha acentuado en las últimas campañas. En 2016 llovió durante 3 semanas seguidas cuando la soja estaba lista para ser cosechada perdiéndose desde 100 a 70 % del cultivo. Luego en 2018 ocurrió una sequía histórica que determinó pérdidas totales en la producción de maíz, soja y forrajeras en la mayoría de los casos. Dado que el campo es el único sector que produce divisas genuinas para el resto de la economía, desde el Estado no se otorgó ningún paliativo a modo de subsidio, exención impositiva, créditos blandos u otros. En consecuencia, se generó un fuerte endeudamiento.

Sin embargo, las empresas que producen en campo propio (no pagan por el alquiler de la tierra) tuvieron resultados negativos parciales, pero no llegaron a un endeudamiento tan pronunciado ya que sus costos son sensiblemente menores.

  1. c) El productor debe afrontar mayores costos por el déficit de infraestructura productiva general, en especial el estado de los caminos rurales y las rutas y el alto costo de los fletes. Una alta carga impositiva con retenciones al valor de exportación de los granos y otros productos.

Por lo anterior, es una simplificación absurda adjudicar los problemas de endeudamiento al uso de insumos que se cotizan en dólares.

Estado de los suelos

En cuanto al estado actual de las tierras productivas, los suelos bajo cultivo en Siembra Directa se conservan con mejor fertilidad que décadas atrás cuando se roturaba y no se controlaba la erosión hídrica. Con la labranza se destruye la estructura del suelo y se acelera la pérdida del carbono orgánico aumentando la emisión de CO2 causa principal del calentamiento global. Actualmente con la Siembra Directa y las terrazas de evacuación se evita la erosión y la fuerte pérdida de carbono orgánico. Hay problemas de contaminación en algunos cursos de agua por causa de residuos provenientes de las zonas urbanas, de las industrias y la agroindustria, que no realizan los tratamientos adecuados de sus residuos.

Salud de la población

Entrando en temas de salud, se manifiesta una relación directa entre la producción agropecuaria y la salud de la población, en especial de los gurises. Esta es una afirmación general la cual debería ser explicada en su magnitud y sus causas verdaderas, por el sistema de salud oficial y no por la opinión de una persona o un grupo ambientalista. A priori, y entendiendo que como parte de estos grupos de opinión hay profesionales universitarios, llama mucho la atención que atribuyan enfermedades a un único factor y no cuestionen otras fuentes de riesgo existentes y documentadas en la bibliografía científica. La simplificación en la que se incurre deja ver una formación universitaria deficitaria o mucho ensañamiento hacia un sector específico.

Proponer que los problemas de salud que sufre la población, y en especial los niños, se deben a la producción agropecuaria, es poco serio. Especialmente cuando no hay registros oficiales que lo avalen.

La mayoría de la población que vive en las áreas urbanas y rurales, está expuesta a numerosos agentes contaminantes que pueden ser causa de enfermedades. Dentro de estos agentes están los insecticidas y otros venenos para control de plagas en hogares y comercios, diversas sustancias tóxicas de limpieza, el uso de medicamentos no recetados e incluso los recetados que plantean ciertas contraindicaciones, todos agentes que pueden dañar la salud.

Cambio climático

Respecto al problema del cambio climático, necesitamos entender que es un fenómeno complejo y no puede ser adjudicado al cultivo de la soja u otro vegetal como principal argumento. Es conocido que la causa fundamental del cambio climático es el aumento de la concentración del Dióxido de Carbono (CO2) en la atmósfera, lo cual genera el efecto invernadero. El mayor y significativo aporte de CO2 proviene del uso de combustibles fósiles por los motores de automóviles, camiones, micros, barcos y aviones. También por la industria que usa estos combustibles y por las usinas termoeléctricas (carbón o diésel). La labranza del suelo ha hecho su aporte, pero cuando producimos con Siembra Directa no solo evitamos liberar CO2 sino que secuestramos ese gas de la atmósfera gracias a la fotosíntesis.

Por otra parte, el desmonte, violando las leyes que prohíben esa práctica, es un factor que si contribuye al cambio climático. El cultivo de esas zonas ya desmontadas no afecta al cambio climático sino la eliminación del monte o selva natural con su biodiversidad es el problema. Hubiera sido oportuno protestar mientras el desmonte se hizo, bajo la complacencia de gobiernos de turno. Evitar el desmonte es responsabilidad del Estado. La utilización de las grandes praderas de nuestra región pampeana, que naturalmente no tenían monte como vegetación autóctona, no es causa del cambio climático.

Lamentable desinformación

Decir que con este sistema de producción se beneficia a muy pocos, denota una lamentable desinformación. Este sistema de producción de granos extensivo en Argentina es la única fuente legítima de divisas (dólares) para nuestra economía. Con esas divisas se importan la mayor parte de los artículos e insumos que utilizamos en la actualidad (informática, comunicaciones, medicamentos e instrumental médico, equipamiento industrial, entre otros rubros estratégicos).

Hay que entender que sin esos dólares provenientes de la exportación de granos, frutas y alimentos (carne, leche, miel) no podríamos importar todos esos otros artículos. Existe en general un desconocimiento en la gente que trabaja en el sector servicios y otras actividades de la producción destinadas al consumo interno, ya que no sabe que su consumo de artículos importados es posible gracias a la exportación agropecuaria; desde su celular hasta la anestesia que usa el odontólogo es gracias a la agricultura extensiva. Incluso la industria automotriz es subsidiada desde el campo en su balance comercial (se importa más que lo que se exporta).

También las retenciones al valor de las exportaciones que practica el Estado nacional además de los impuestos generales a la producción agropecuaria, constituyen la principal fuente de ingresos al erario público, Estos ingresos son los que vuelven a toda la población en los servicios que da el Estado (seguridad, salud, educación).

Se genera beneficio para todos los actores de la cadena agroindustrial y agroalimenticia. En forma directa tenemos: Productor primario, Comercio de agroinsumos, Comercio de maquinarias, Transporte, Agroindustria. En forma indirecta, toda la economía de nuestras ciudades donde se vuelcan los ingresos de productores y empleados del sector. Por eso decir que se benefician muy pocos de la actividad agropecuaria, es una falacia.

Otras contaminaciones

Existen problemas de contaminación del medio ambiente porque toda actividad de tipo industrial, agroindustrial y de síntesis, genera efluentes que deben ser tratados para evitar contaminación de las vías de agua y del aire.  Desde las empresas papeleras, de síntesis química, industrias varias, plantas frigoríficas, plantas de industrias lácteas, se generan ese tipo de efluentes. Depende de la efectividad del Estado en su fiscalización y de la responsabilidad social de esas empresas, que no exista contaminación. Lo mismo sucede con la producción agropecuaria, por lo cual, cuando se implementan las Buenas Prácticas Agrícolas, se puede asegurar que se está generando el mínimo impacto esperado por el uso de la tecnología.

Éxodo rural

Otro tema es la relación entre los sistemas de producción y la población rural. La migración del campo a la ciudad es un fenómeno universal originado por causas sociales, culturales y económicas. Este proceso está agravado cuando la infraestructura de comunicaciones es deficiente como ocurre en nuestra provincia y en otras regiones de nuestro país.

La gente en general no desea vivir aislada, vinculada a través de caminos con problemas de transitabilidad gran parte del año, sin señal telefónica, sin televisión, alejados de centros de salud y alejados de otros establecimientos rurales donde los chicos puedan sociabilizar con sus pares, por mencionar algunas de las razones elementales que limitan el acceso a los servicios generales y a la comunicación social familiar.

En la actualidad, con el fallo de la justicia que prohíbe la aplicación de fitosanitarios,  si se está propendiendo al desarraigo de esas familias de productores que tienen sus propiedades en las áreas con exclusión de uso de plaguicidas, en torno a las escuelas rurales. Prohibiendo inclusive la pulverización con productos orgánicos.

Estos son los productores que envían a sus hijos a esas escuelas rurales y de la noche a la mañana se les ha prohibido el uso de un sistema tecnológico instalado, legítimo y autorizado por las autoridades respectivas. Obviamente, no es posible cambiar un sistema de producción agropecuario instalado cómo si se cambiara el color de una casa. Las consecuencias son impensadas para estas familias que no pueden usar su principal capital, tierra, equipos y conocimiento profesional de productores para generar sus ingresos y así hacer frente a sus compromisos económicos y financieros contraídos antes de la restricción.

La gente que promovió esta prohibición está sufriendo una gran confusión de valores y de principios; dañar sin causa justa a personas que trabajan dentro del marco normativo institucional en pos de solucionar problemas magnificados y tergiversados, no es de ninguna ayuda en nuestra sociedad. Resulta paradójico que quieran combatir a empresas multinacionales, corporaciones extranjeras, perjudicando a nuestros productores familiares, dado que son los principales perjudicados.

Los pooles de siembra sojeros fueron alentados por dos causas fundamentales, entre otras; la primera es la política de retenciones que fue aplicada en la anterior administración nacional al trigo, al maíz y la leche, junto con la restricción de la exportación de carne vacuna. Esta política agropecuaria dejó como única actividad rentable a la producción de soja, por lo cual se liquidaron tambos, se eliminaron pasturas y se tendió fuertemente al monocultivo de soja.

La segunda causa tiene que ver con la ausencia de una política de Ordenamiento Territorial, la falta de prohibición efectiva del desmonte en áreas sensibles,  la falta de legislación sobre el uso productivo del suelo para su cuidado y el del medio ambiente.

En ese contexto, los pooles sojeros se desarrollaron fuertemente. En la actualidad, con la reversión del primer grupo de causas, su presencia ha disminuido fuertemente en nuestra provincia y el resto del país.

Agro y fuentes de trabajo

Producción agropecuaria y fuentes de trabajo. Se sigue demonizando a la soja como el origen de todos los males. En el campo entrerriano las empresas familiares, cultivan trigo, maíz, soja y en menor medida sorgo y girasol. Además tenemos las granjas con producciones animales de vacunos, de cerdos y aves que utilizan pasturas naturales y cultivadas y granos para la alimentación animal.

En forma indirecta, estos sistemas modernos de producción generan mucho empleo en todas las empresas que componen la cadena de producción. Semilleros, Maquinarias, Talleres, Agroinsumos, Agroindustria, Transporte, Comercialización. Miles de puestos de trabajo por cada hectárea de soja que se cultiva. La ganadería extensiva, de monte y pastos naturales, sí, emplea muy poca mano de obra.

Para que exista producción ganadera, tambera, avícola, ovina, porcina y equina, es necesario dar alimento a todos esos animales. Esos alimentos se obtienen de los cultivos de grano y forrajeros. Sin el uso de los plaguicidas para la protección de esos cultivos la productividad sería tan baja que deberíamos limitar la producción animal o importar los granos. Los sistemas productivos que se proponen como alternativa al actualmente utilizado, no pueden producir cultivos de verano con una mínima productividad, ya que las malezas y los insectos aprovechan la fertilidad del suelo y los cultivos como alimento. En este caso deberíamos importar soja y maíz para alimentar los animales.

Finalmente, debemos entender y aceptar que, revisar la tecnología que utilizamos en toda actividad humana, a la luz de la ciencia, debería ser una práctica habitual desde todos los sectores con el propósito de lograr sustentabilidad en la utilización de los recursos naturales. El rol del Estado, las empresas y las ONG trabajando mancomunadamente, son el camino para lograr esa sustentabilidad.

 

 

(*) Ingeniero Agrónomo Jefe INTA AER Crespo. Colaborador de Paralelo 32.

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