¿Hay una edad para parar la moto?
** Disculpe, estoy apurado. En una edad cuando nos queda más pasado que futuro, aceleramos un poco en el intento de vivir con mayor intensidad lo que nos queda, y ahí nos topamos con los que nos quieren bien y también los que nos atienden en sus consultorios, aconsejando de diferentes maneras que bajemos uno, dos o tres cambios, según a la velocidad con que nos ven venir.
** Se nos manda a bajar las pretensiones, los proyectos, las urgencias, las preocupaciones… en fin… dejar que este tramo del camino fluya por sí mismo. Vos tranqui, ya laburaste lo suficiente, busca de hacer algo que siempre soñaste y no pudiste, te dicen, y suena como que te mandan a jugar a las bochas al club. ¡Brrrr!
Ok, ok, siempre quise tirarme desde un avión en paracaídas pero no sé si todavía quiero hacerlo.
** Se aconseja desentenderse de muchas cosas y caminar despacio, distendido, mirar al mundo y a la realidad cotidiana desde otra perspectiva más lejana y menos comprometida. “Pará un poco la moto”, te dicen los maestros del buen vivir; pero en la sociedad del nuevo siglo el que camina lerdo estorba en la procesión.
Haciendo willy en segunda
** Le recomiendan a uno que se vuelva un poco más hedonista y eso suena como a andar hediendo, a una edad cuando conviene ducharse dos veces al día para que los nietos no digan que tenemos olor a abuelo. Punto y aparte, “dejá de heder” supo tener otro significado ya olvidado; con esa expresión se les ponía freno, en serio o en broma, a los que fanfarroneaban…
** El primero es un término de la jerga tanguera que merece ser explicado: fanfarronear es hablar y comportarse con real o fingida arrogancia.
El hedonismo, es una doctrina que identifica el bien con el placer, especialmente con el placer sensorial e inmediato, tipo salir a bailar salsa, disfrazarse, correrse con el pomo en carnaval; en otras palabras, “apendejarse” un poco, lo cual nos acerca demasiado al papelón. El que no anduvo en moto en cuarenta años, mejor que no suba a una para hacer willy solo porque le dijeron que haga algo loco por el bien de su salud.
** Son las generales de la ley, que no excluyen a ningún género. Si hablamos por ejemplo de las mujeres, aunque no se les note, también les pasan los años (un secreto que se revela en este momento). ¿Qué deberían hacer a su edad más sosegada? Definitivamente lo mismo que su pareja, además hacerlo juntos.
Zapeando melodías
** Te dicen que la vida es como el jazz, mejor es improvisada, y otros creemos que si bien en materia musical es muy lindo escuchar a los buenos músicos que zapean, también ellos se mantienen en los tiempos de la partitura. Zapear es improvisar, no es zarparse.
Hay que romper la rutina, estamos de acuerdo, pero antes conviene definir qué es rutina en la vida de cada uno, porque la rutina puede estar en pequeñas cosas o en la estructura de horarios, lugares y formas establecidas. Pero también en esos lugares se puede hallar felicidad.
** Te ven con bolsitas bajo los ojos y ya te mandan a trabajar menos, aunque te guste hacerlo, y lo que necesitas es alguien que te enseñe a comer sin engordar.
Otros piensan que debería ser al revés; hacer rendir el doble el tiempo que eventualmente podría quedarnos. Otros piensan que solo hay que darle mejor calidad al tiempo. Esa me gustó.
Nos dejaron solos
** Seleccionar mejor el quehacer diario, saber decir no, evitar a los quejosos y negativos, cambiar de ruta, tocar la pandereta, comer higos robados en una tapera, sorprender y sorprendernos, hacer un viaje, bailar pegados como el primer día, compartir una copa de buen vino… ser menos exigentes con nosotros mismos.
** Otro consejo que rara vez nos dan y se hace cada vez más necesario, es ‘rajá cuanto antes de Facebook”, espacio donde, como alguien dijo y yo copio: “La gente te pide amistad y en la calle pasa sin saludarte. Donde las relaciones son perfectas, los infieles buscan pareja y las mentiras se convierten en realidad. Donde tus enemigos son los que más ven tu perfil, tus amigos y familiares te evitan o se contactan por Whatsapp, y aunque escribas lo que realmente piensas siempre hay alguien que lo malinterpreta. Donde toda la gente piensa que lo que publicas es acerca de ellos”.
** Los jóvenes, más perceptivos, han emigrado masivamente de Facebook, que ya ni siquiera protege nuestra identidad y los contenidos. Se agotó el ingenio que tanto nos divertía o estimulaba. Las reflexiones, que eran prestadas pero buenas, se han transformado en chicanas y mentiras editadas que se comparten como verdades reveladas. La amargura es una especie de reivindicación en esta red; perdí y debo desquitarme; gané y debo vengarme.
** Volvamos a pensar que se puede luchar con una sonrisa en los labios, igual que se puede ser feliz estando triste.