Fue un gran médico y un ser humano excepcional
En el día de ayer, viernes 28, fue –parafraseando a uno de sus hijos- al encuentro de su compañera amada que lo estaba esperando, el doctor Vicente Osvaldo Aguirre, médico especialista en neumonología, quien eligió al pueblo de Seguí para vivir allí su vida, ejercer su profesión y criar con su esposa Fanny a sus hijos Osvaldo y Carlos Enrique; en suma, todo lo que amó intensamente.
Nunca abandonó ese lugar, aún cuando ocupó cargos relevantes en la atención de la salud en la capital provincial siendo director de los dos hospitales más emblemáticos de Paraná. Su especialidad le dio renombre en una amplia región, pero nunca dejó de ser el médico rural de familia, de los que tuvieron que resolver situaciones complejas sin más recursos que su pericia, y en ese marco también fue un sabio consejero.
Médico de alma, de tiempo completo, que al saludar a personas de su afecto no podía evitar preguntarles por su salud y si era necesario ofrecerles una advertencia amable o una recomendación.
Había nacido en junio de 1925 en un hogar humilde de Rosario y siempre recordó con agradecimiento a su madre, quien hizo el esfuerzo para que él y su hermano pudieran estudiar y los aconsejó para que fuesen hombres de bien.
En el pueblo de su adopción tuvo un sanatorio, el Lister, que entregó al Estado provincial bajo la promesa -que se cumplió- de convertirlo en un Hospital para que Seguí tuviera un servicio de salud de mayor jerarquía. Fue su director durante muchos años, además de cirujano y médico generalista.
Su existencia se apagó lentamente a los 93 años, cuando ya no pudo resistir el agobio de las enfermedades que esperan la senilidad para enseñorearse del ser humano sin excepción, aún de aquellos que fueron admirados por su lucidez, su energía, su vocación por servir al prójimo.
En sentidas palabras, su hijo Osvaldo lo recordó de esta forma: “Saliste a pasear para no volver después de enseñarnos con el ejemplo a ser honestos, a perseverar en la profesión, a respetar al prójimo, amar la vida”.
Que en paz descanse, querido doctor.