Política
Francia: el sacrificio de Macron
Un ciudadano francés, profesor universitario él, me dice que el presidente prendió fuego la casa, y esa situación me llama la imagen de la película "El Sacrificio" (1986), donde el personaje, enfermo, se cura por participar en uno de ellos. La disyuntiva es saber si lo hizo por principio espiritual o para salvarse a él mismo. Sea la que sea, se participa de las dos maneras.
La acción de suprimir la Asamblea Nacional y anticipar las elecciones legislativas para el 9 de julio, genera una transformación de las que se ve el primer paso. La población francesa ha entrado en un estado de asamblea permanente; si bien no se ven asambleas populares en las calles, de hecho, no hay reunión social que no se vea interpelada: lugares de trabajo, espacio académicos, bares y reuniones festivas. En todas ellas hay un momento en donde se habla de las novedades en torno a lo que se llama la política real.
Una de ellas es la conformación del Nuevo Frente Popular, integrado por los ecologistas, la Francia Insumisa, el Partido Comunista Francés, el Partido Socialista, Plaza Pública, Generación-s, Izquierda Republicana y Socialista, el Nuevo Partido Anticapitalista y la Izquierda Ecosocialista. Esto representa, innegablemente, un amplio espectro de las opciones partidarias, que representan, al fin de cuentas y en intensión de votos, el arco de la izquierda social y militante, no solo del país, del continente y del mundo.
El Nuevo Frente Popular es celebrado como algo deseado. Es algo que ya se pedía en anteriores elecciones políticas. Una evidencia del apoyo a la alianza fue la masiva movilización ciudadana en pasado sábado 15, y también las repercusiones que ha tenido en el ámbito de la cultura y el deporte; influencer web, con millones de seguidores en las redes sociales, y deportistas profesionales, como el futbolista y capital de la selección gala, Kylian Mbappé, han dado declaraciones al respecto, tomando posición y firmando, como en este último caso, la declaración que señala que “la extrema derecha está en oposición profunda con la construcción de una sociedad democrática, tolerante y digna”.
¿Qué conviene hacer?
Otro de los históricos del futbol francés, Thierry Henry, instó a votar. Recordemos que las elecciones en Francia no son obligatorias. Por tal motivo, hay un caudal de electores que no lo hacen, y es allí a donde están apuntando ambos frentes de cara a las elecciones: convencer a los indecisos, quizás la máxima aspiración de un discurso político; además de tratar de reforzar a los ya convencidos, por un lado, y, por otro, diferenciarse del oponente.
Para tener una idea cuantitativa, en las elecciones presidenciales de 2022, que llevaron al actual presidente a su segundo mandato, de un total de alrededor de 68 millones de ciudadanos, menos de 49 millones son aptos para votar. Aquella vez, llegaron a la segunda vuelta el E. Macron, candidatura presentada como la opción de "centro", y M. Le Pen, históricamente representante de la derecha. Quien no llegó a tal instancia, quedando en tercer lugar, fue Mélenchon con el 21,95% de los votos válidos. Recordemos que, para el ganador de la presidencial, la puntuación debe representar al menos el 25% de las personas inscritas para votar.
En ese panorama, los votantes cautivos expresan un total de votos en blanco de 2.233.904 y de votos nulos de 805.249. A ellos están tratando de persuadir ambos frentes. Ahora bien, más allá de la capacidad de persuasión, el programa acordado por el NFP es claramente representativo de las necesidades actuales: emergencia social, que va desde la mejora de salarios para los trabajadores, atendiendo también a la protección de los alimentos básicos, elevando el subsidio para la vivienda, como así también a la protección de los jubilados; sumando, y aquí la cuestión más de época, un cambio en las agendas respecto a la mujer, la inmigración, el medio ambiente, la paz mundial, y el derecho político y económico a la independencia europea, esto último visto en relación con otras potencias internacionales.
¿Es esto útil?, o el efecto bumerán
“Todo está perdido, a menos que…", nos recuerda Jean Paul Sartre en el prólogo de "Los condenados de la tierra", libro de Frantz Fanón, y con razón decía que "este continente, pálido y gordo se termina por dar en lo que Fanón llama justamente “narcisismo”", y continua; "Cocteau se irritaba con París, “esta ciudad que habla todo el tiempo de sí misma”. ¿Y qué otra cosa hace Europa? ¿Y este monstruo super-europeo, Norteamérica?". Ahora bien, consciente de la tensión entre colonización y descolonización, como europeo, Sartre sabía que tenía que tomar un papel activo, participar también él del sacrificio, por eso decía "falta que las viejas “metrópolis” se metan, que comprometan todas sus fuerzas en una batalla de antemano perdida". La batalla es similar, pero no es la misma, lo común es que es traída por la misma partera de la historia. El Nuevo Frente Popular resucita el mito, mete una nueva discusión en las instituciones políticas partidarias y su vínculo con los movimientos políticos sociales.
Máxime si entendemos, ex post facto, que "las “Terceras Fuerzas” no existen o bien son las “burguesías-bidones” que el colonialismo ha puesto ya en el poder" (Sartre), y basta mirar la República Argentina. El hartazgo popular que ha generado la alternancia en el poder del bipartidismo genera las condiciones, al menos en una parte, para que Javier Milei llegué al poder político. No obstante, basándonos en declaraciones tipo "soy el topo que destruye el Estado desde adentro", es evidente que el Estado Argentino ha quedado en manos de personas que defienden el libre mercado. El Estado Argentino está sirviendo de plataforma de difusión, y Milei de vocero de las ideas del libre mercado en detrimento del proteccionismo, entendiendo esto último como el derecho a la autodeterminación y protección de la producción y el empleo de un país y/o de una región.
Claro que es útil, tan evidente como decir que Europa quiere protegerse, ahora bien, y parafraseando a Sartre, "¿qué indígena consciente iría a masacrar a los hermosos hijos de Europa con el único fin de llegar a ser europeo como ellos?". De lo que se trata no es de imitar, sino, más bien, de tomar estas ideas/iniciativas, que van y vienen como un bumerán, para pensar las realidades de todos los continentes, nuestras próximas contiendas electorales y las plataformas sudamericanas. La tendencia internacional es a la de un mundo multipolar.
El mito tiene todo de realidad, es un discurso que integra pasado, presente, futuro
En este contexto, 90 años después, retomar el mito del Frente Popular de 1936, es rememorar que fue el proyecto, sin ser revolucionario, quién puso freno en Francia al avance de la influencia de la Alemania nazi en el contexto de Europa. Y si en la actualidad, casi un siglo después, estamos viviendo un remake de aquel contexto, quiere decir que aquella tarea sigue vigente; como así también la tarea de la época, en esta etapa histórica de la humanidad: la de construir formas, criterios, mecanismos, en suma, maneras de organizar y distribuir que trasformen y superen las lógicas del capital, y de la sociedad de producción y consumo que se han llamado capitalistas.
No sabremos de Macron, pero sí de Alexandre, quien prende fuego la casa para participar del sacrificio que lo había curado, que él se debatía entre "una vida de un consumidor dependiente de los desarrollos tecnológicos o materiales en general, entregado ciegamente al supuesto progreso, o se reencuentra (mediante el sacrifico con) la propia responsabilidad interior, que se dirige no solo hacía un mismo, sino también hacia los demás" (A. Tarkovski). Hay un dicho tibetano que dice: quien no da ningún paso, se muere (o se quema, en este caso), porque no hay movimiento; quien das dos, puede trastrabillar, por eso es por lo que hay que ir paso a paso. En efecto, las izquierdas electorales lo han dado en Francia al crear el Nuevo Frente Popular.