Farolitos de colores para ¡Terror do corso!
Victoria.- Esta semana recibimos una reflexión de Raúl Pedemonte sobre esta manifestación popular tan cara a los sentimientos de los victorienses llamada Terror Do Coro. Controversial a la vez que contestataria, sin otro instrumento que ese ritual casi tribal de ritmo, sudor, y una pisca de desenfreno. Pero mejor que lo diga él, la única voz que lograba enmudecer a esa masa que expectante se disponía a escuchar su inconfundible presentación:
“La historia de 55 años de Terror do Corso es más misteriosa de lo que se cree. Su presencia festiva y jubilosa está presente cada noche de corso, alentada por cientos de voces, cantos y bailes, y del emblemático estandarte en un desfile continuo, tenaz, febril y jocoso de los que no se tiene registro en los carnavales de Victoria”.
Más adelante añade: “Todo integrante de Terror sigue un hilo conductor ‘magnético’, penetrante, que está en el canto, en la música, en el ritmo, el modo de emitir la palabra y la alegría única de festejar el carnaval”.
Para Raúl Pedemonte: “Terror do Corso es la manifestación más clara de la forma en que la expresión espontánea de la juventud encuentra los cauces para perpetuarse en la cultura popular, desde aquel lejano comienzo de febrero 1967 alrededor de la Plaza San Martín”.
A través de los años Terror ha construido una «atracción carnavalesca, una provocación emocional, detonador de maravillas y sorpresas que siguen siendo la identidad pueblerina de nuestra Fiesta Mayor».
Aún quedan dos apreciaciones más para soltar en la tinta que cubrirá el papel: “Terror es una canción de triunfo ante cualquier apatía, desánimo, indiferencia, estado de soledad. Con Terror es posible sobrevivir siempre”.
Para finalizar expresando: “No hay existencia posible del Carnaval de Victoria sin la presencia bullanguera y jubilosa de Terror; que lo distingue, lo anima y le otorga una belleza estridente de fuerza, calor y sentimiento popular”.
Algunos piensan que ese carnaval, el del papel picado, con la arenga del zorzal y la calandria, de las frases emocionante por su connotación, porque quién no sabía que había una complicidad entre el público y el locutor al pronunciar: “Cuando las agujas de las torres centenarias (bicentenarias hoy) nos dan la hora…” para coronar a la soberana de cada año; además de otras tantas como: ‘Lindo gesto Tarasbulba’, para salvar situaciones por demás incómodas. Todas esas referencias cubren una nota al pie de alguien que sigue conectado a su pueblo y a su fiesta más emblemática, ¡Qué grande ha sido tu aporte Raúl, tan grande como tu voz! Esa impronta del decir también es un sello indeleble de identidad.