Sociedad
Fallas en política de anticoncepción
El hábitat y la evolución natural de los seres vivos que ocupan el planeta -incluida la especie humana- han determinado que la vida debe sostenerse mediante la intervención de los propios miembros de cada especie. Para ello, está dispuesto por claro mandato evolutivo que las especies sexuadas, deben generar sus sucesores antes de morir y desaparecer de la tierra. El mecanismo para cumplir con este mandato evolutivo se denomina Reproducción y es misión obligatoria de los animales superiores, humanos y otras especies que habitan la tierra.
La reproducción está modelada por millones de años, del proceso evolutivo para asegurar que cada especie dé lugar a la siguiente, antes de morir. En humanos y animales superiores, el apareamiento asegura este proceso. Allí se pone en evidencia el valor de la sexualidad animal.
Los humanos somos a estos fines, un animal más. ¿Cómo se expresa en lo cotidiano, que la reproducción es el proceso obligatorio de animales y humanos para asegurar el desarrollo de la generación siguiente? La reproducción animal, y la humana, están mediadas por un complejo sistema hormonal y sensorial que induce al macho a acercarse a la hembra hasta conseguir tener sexo con ella. El macho líder de la manada garantiza la preñez y la aparición de una nueva camada de animales. Este proceso, en los animales es complejo y requiere toma de posesión de las hembras de la manada por parte del líder (el liderazgo está ligado a su efectividad en preñar la mayor cantidad de hembras). El macho desplaza a los demás candidatos por la fuerza y queda al frente de las hembras de por vida.
Cualquier observador es capaz de detectar que el apareamiento de animales en celo, genera efectos placenteros en ambos contertulios. Estos cruces, suelen ocurrir una o dos veces al año solamente (Celo). El resto del tiempo no muestra interés por aparearse. O sea, el apareamiento tiene dos efectos fuertemente asociados y buscados: el placer de la sexualidad y la reproducción ligada al celo. Los humanos tenemos una solo diferencia con estos procesos. Vivimos en celo permanente sin buscar reproducirnos cada vez que nos sumergimos en la sexualidad. O sea, para nosotros, los deseos por el sexo y por la reproducción no van juntos casi nunca… Más aún, se inventó la anticoncepción para no crear otra generación cada vez que tenemos sexo.
Los animales disponen de un sistema de anticoncepción automático que solo desaparece unos días al año, para dar lugar al celo. En humanos, aparecerá un “embarazo no deseado” y de reglamento, la solución será un aborto. Investigaciones internacionales han mostrado que se registran más de 208 millones de embarazos/año en el mundo (OMS) y un 46% de ellos, terminan con un aborto. La sexualidad humana conduce al embarazo más tarde o más temprano y casi sin excepción, es claro que serán EMBARAZOS NO DESEADOS.