Facebook bloquea la señal del francés incurable que decidió retransmitir su muerte
Alain Cocq, con una enfermedad rara que afecta a la circulación sanguínea, sin nombre y muy dolorosa, había anunciado el viernes poco después de medianoche que dejaba de tratarse, alimentarse e hidratarse.
«El camino del alivio empieza y, créanme, estoy feliz», declaró este habitante de Dijon en su cuenta de Facebook. «Sé que los días que me esperan serán difíciles pero tomé mi decisión y estoy sereno», agregó este activista por una «muerte digna», que con este gesto pretendía denunciar las carencias de la ley sobre el final de la vida en Francia.
La red social bloqueó el sábado a mediodía la difusión del video. «Aunque respetamos su decisión de querer atraer la atención sobre esta compleja cuestión, en base a los consejos de expertos hemos tomado medidas para impedir la difusión en directo en la cuenta de Alain, pues nuestras normas no permiten la representación de intentos de suicidio», declaró el sábado a la AFP un portavoz de Facebook.
«Facebook me bloquea la difusión video hasta el 8 de septiembre», declaró Cocq en su cuenta. «Juzguen ustedes mismos», escribe este hombre, dirigiéndose a quienes le apoyan antes de dar la dirección de Facebook Francia en París para «hacer saber lo que piensan de sus métodos para impedir la libertad de expresión».
«Se activará un sistema alternativo en 24 horas» para difundir el video, aseguró.
Vida de activismo
Alain Cocq sufre desde los 23 años una enfermedad que no tiene nombre. Se la descubrieron cuando lo operaron tras resbalar y dislocarse una rodilla. Entonces los cirujanos vieron que no fluía ni una gota de sangre. Sufría de «isquemia»: «paro o insuficiencia de la circulación sanguínea en un tejido o un órgano». En los últimos años le han operado nueve veces y sus órganos están dejando de funcionar. Ya no puede ir ni en silla de ruedas y está postrado en su cama. El dolor que sufre con «descargas eléctricas cada dos o tres segundos» es insoportable, según explica.
«He decidido decir basta», confesaba recientemente a la agencia de noticias francesa AFP desde su casa en Dijon. «Ya no tengo una vida digna», se lamentaba.
Durante años militó por los derechos de las personas con discapacidad y por una muerte digna con giras por Francia y Europa, fue hasta el Tribunal europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo y la ONU en Ginebra. Insiste en que no pide el suicidio asistido ni la eutanasia, sino una sedación paliativa profunda. Pero la ley actual francesa, ley Leonetti de 2016, no lo permite, sólo autoriza este tipo de sedación a pocas horas de una muerte certera.
Cocq ha pedido ayuda incluso hasta al presidente Emmanuel Macron para que un médico le recete un barbitúrico, pero le respondió que los presidentes no están por encima de la ley. «No le puedo pedir a nadie que se salte la ley», le escribe en una carta.
La eutanasia es ilegal en Francia como en la mayoría del mundo. En Europa sólo es legal en Bélgica, Luxemburgo y Holanda, en otros países se regula como eutanasia pasiva o suicidio asistido como en Suiza o Alemania.
En las últimos años, enfermos incurables han mediatizado en Francia sus casos y el derecho a morir dignamente. Vincent Humbert, tetraplégico, ciego y mudo, pedía a Jacques Chirac en 2003 su derecho a morir. En 2017, la escritora Anne Bert, enferma de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), viajó a Bélgica antes de que su estado se deteriorara donde recibió una inyección letal.