Enfrentando el calor urbano
Estrategias sustentables para ciudades más frescas
Ante el incesante calor del verano, con temperaturas máximas por arriba de los 30 grados, las ciudades se ven en un desafío atravesado por las elevadas temperaturas que perjudican directamente nuestro bienestar día a día. El estrés térmico se convierte en una realidad tangible. Este término describe la acumulación de calor sumado a la baja posibilidad de aclimatación en áreas urbanas, donde las actividades humanas y las características del entorno construido contribuyen al aumento de las temperaturas, generando condiciones de estrés térmico.
Las áreas urbanas construidas a base de asfalto, ladrillos, materiales metálicos y con techos de colores oscuros absorben una gran cantidad de energía de la luz solar. Esta absorción de energía en exceso convierte a las ciudades en una “isla de calor urbano”, experimentando temperaturas por encima de lo normal en comparación con las áreas aledañas. Según Met Office, una “isla de calor urbano” es “un área construida por humanos que es significativamente más calurosa que zonas de alrededores, especialmente a la noche.”
Para tomar como referencia, la temperatura de una ciudad cuya población es mayor a 1 millón de habitantes puede tener de 1 a 3°C más que las áreas por fuera de zonas urbanas. A la noche, la diferencia puede ser de hasta 12°C.
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Estrategias para ciudades más frescas
1. Techos de colores claros: Los techos en las ciudades suelen oscuros debido al uso tradicional de tejas o chapas. Sin embargo, los colores oscuros absorben mucho calor solar, resultando en superficies más calientes. Para mitigar el problema del calor en las ciudades, se pueden instalar techos de colores más claros. Los techos blancos son más efectivos, reflejando hasta un 50% más de luz y disminuyendo la temperatura, lo que reduce la demanda y los costos de aire acondicionado.
2. Terrazas verdes: Las terrazas verdes son otra opción sustentable para reducir la temperatura en la ciudad. Esta práctica implica plantar vegetación en las terrazas que actúa como un perfecto aislante para el calor, mitigando los efectos de las altas temperaturas en el entorno urbano y reduciendo las demandas de aire acondicionado. Además, mejora la calidad del aire al absorber dióxido de carbono y producir aire puro.
3. Forestación: Plantar árboles en las ciudades y sus alrededores es una estrategia eficiente para reflejar la radiación solar, disminuyendo el efecto de “isla de calor urbano”. Los árboles caducifolios, que pierden sus hojas con el cambio de estación, son ideales para áreas urbanas, refrescando en verano y sin bloquear el calor en invierno. Proveen sombra, absorben dióxido de carbono y emiten oxígeno, contribuyendo al bienestar de la comunidad.
4. Concientización y regulaciones para la reducción del calor: Impulsar políticas y regulaciones para la conservación del medio ambiente, como normas de combustibles con bajas emisiones de carbono y el uso de energías renovables, puede mitigar significativamente los problemas de la “isla de calor urbano”. La educación es clave para concientizar a las comunidades sobre los beneficios sociales y económicos de prácticas sustentables como la forestación.
Las temperaturas elevadas pueden traer efectos adversos para el entorno de una comunidad y para la calidad de vida. Adoptar estrategias sustentables no solo reduce los costos de energía y mejora la salud, sino que también contribuye a la lucha contra el cambio climático y sus impactos negativos.